CAPÍTULO 43

43 6 1
                                    

Le miré a los ojos y al hacerlo me apacigüé, no sabría explicar porqué, pero verme reflejada en esos ojos, que brillaban con cariño, me ayudó a calmarme.

Ian lo notó y vino a darme un beso.

—¿Empiezo?—me preguntó asegurándose de que estaba preparada.

Yo asentí y le acaricié las mejillas para que no dejase de mirarme a los ojos mientras lo hacía.

Sentí la punta de su erección contra mí y noté como poco a poco Ian me penetraba, lentamente.

Cerré los ojos y me mordí el labio aguantando un grito, dolía, no era algo inaguantable, más bien una intensa molestia.

De pronto mi profesor se detuvo y yo abrí los ojos jadeando.

—¿Vas bien?—me preguntó al verme.

Asentí y me acerqué más a él notando como se hundía un poco más.

Él me sonrió y agachó la cabeza hasta que comenzó a besar mi cuello.

Jadeé llevando mis manos a su espalda, necesitaba sentirle cerca de mí en estos momentos. Sabía que iba con cuidado y lo estaba haciendo lo más delicado posible.

Abrí los ojos al notar que se separaba de mí y salía de mi interior.

Él me miró dulcemente y volvió a introducirse lentamente.

Abrí la boca al sentir que se había hundido más que antes.

— ¿Todo bien? — insistió.

— S..sí..— tartamudeé.

— Dame las manos... — yo le hice caso y él las llevó por encima de mi cabeza, a ambos lados, y entrelazó sus dedos con los míos — aprieta todo lo que necesites, bicho.

Asentí y él vino a besarme mientras terminaba de hundirse completamente en mi cuerpo.

Esta vez no me contuve y gemí, él sonrió y fue a mi cuello a besarlo mientras comenzaba a moverse lentamente.

Apreté sus manos, notando mi respiración más agitada, y como el dolor aún presente iba disminuyendo progresivamente debido al placer.

—Dios...—jadeé.

Sentí una oleada de calor cuando Ian comenzó a besarme de nuevo el cuello, una sensación arropadora y agradable mientras volvía a salir de mí.

Él gruñó, casi imperceptiblemente, calentando la piel de mi cuello, no lo sabía con total certeza, pero a mis ojos, parecía gustarle lo que estaba pasando.

Volvió a arremeter, con cautela, temiendo ir demasiado rápido y lastimarme.

—Estás tan caliente, Lya...—suspiró—tan apretada...

Un tono rojizo invadió mis mejillas al escucharle, pero no respondí, y no lo hice porque al notarle entero dentro no impedí abrir la boca y gemir más alto. Quitando aquella molestia, estar con él así era lo más placentero que había hecho hasta ahora.

—¿Te gusta?—me preguntó Ian con la voz entrecortada.

Asentí y busqué sus labios levantando la cabeza, aunque mis hombros, inmovilizados por su agarré, me lo dificultasen.

—Mucho—jadeé

Él dibujó una media sonrisa y gimió en bajo al volver a moverse.

— Me alegro mucho... Bicho— dijo entre jadeos antes de volver a besarme. — ¿te duele menos?

— Sí... Ya casi no se nota... —. Musité.

— Y... Lya... Esto... — masculló, pero no volvió a hablar.

Por si me ves, estamos destinados  -Contigo soy-Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ