Soy tu único Dios, dirás mi nombre o no pronuncies nada.
(Múltiples historias -one shots eróticos- dónde Sukuna Ryomen es tu pareja)
(Todos los personajes tienes son mayores de edad +18 años)
NSFW
18+
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Advertencia: -Escenas sexuales narradas de forma explícita. -Lenguaje vulgar, DirtyTalk, Odaxelagnia, Amokoscisia, Astenolagnia, Duololagnia, Salirofilia, Agorafilia, Asfixiofilia, Masturbación, Fingering, Sexo oral.
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-Odio esto.
Sukuna tomaba la mano de la bonita pelinegra que no había parado de quejarse desde que salieron de la cabaña, hacía ya, más de un kilómetro.
-Ya me lo has dicho, amor, ¿puedes intentar disfrutar el bonito paisaje?
Soltó el pelirosa con una sonrisa torcida, intentando que su chica dejara el mal humor de lado al menos por unos minutos.
-Pero Sukuna, ¡es horrible!
La muchacha soltó un lloriqueo ligero.
Si había algo que la bonita ___ odiaba, era la naturaleza.
-Es preciosa por foto y todo, pero en persona está lleno de insectos, sol, viento, olor extraño, me duelen los pies, y.-
El tatuado de musculosa blanca frenó el paso de ambos por el sendero de tierra, y tiró de la mano de ___ para quedar frente a frente.
Agachó su mirada ligeramente, ya que, era bastante más alto que la pálida muchacha, y llevó sus brazos por debajo de las axílas de ésta para levantar sus pies del suelo y dejarla suspendida en el aire, sin quitarle la mirada.
-Escúchame ____.- sus pupilas penetraban las de la menor- Te amo, demasiado, pero has estado jodiendo todo el puto camino.- su tono era sumamente serio- Para con este berrinche tan sólo cinco minutos, prometo que todo será más lindo en unos minutos, pero deja de quejarte, ¿si?
La chica frunció su ceño ligeramente e hizo un puchero inconsciente, Sukuna la dejó en el suelo una vez más y se adelantó un par de pasos.
-Sube.
Hizo una semisentadilla, dejando a la vista su musculosa y ancha espalda.
La chica dió un brinquito, y enredó sus piernas en la cintura de su chico, mientras éste sentía los delgados brazos acunar su cuello sin apretarlo.
-Discúlpame, pero tú sabías más que bien que odio la jodida naturaleza.
El vocabulario de Sukuna ya formaba parte de la chica.
-A mi tampoco me agrada visitar a tu hermana y sin embargo lo hacemos.
El silencio reinó por un par de segundos.
-Lo siento.
___ brindó un pequeño beso en la nuca de su chico, y éste le dió un par de golpecitos suaves en su pierna, para girar levemente su cabeza buscando la boca de la muchacha.
La pelinegra inclinó levemente su cabeza, y le brindó aquel beso que el tatuado exigía.
-No me gusta cuando haces tus berrinches de jodida infante.
