5. Su elocuencia

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Este nuevo mes de trabajo y nuestra relación cada vez más cercana y cómplice, nos llevaron a olvidarnos de que en esa oficina había dos escritorios, por lo que, sin la menor intención, terminamos trabajando los dos juntos en el suyo. Este hecho, sumado a la confianza que crecía considerablemente, me permitieron comenzar a tener demostraciones a través del contacto físico. Mi cuerpo necesitaba de vez en cuando sentirla, y ella, no manifestaba incomodidad con eso, de hecho, muchas veces era _______, quién iniciaba las interacciones. Así que se volvió costumbre tomarnos las manos, abrazarnos, o utilizar el hombro del otro como soporte, cuando nuestros cuellos se cansaban de tanto leer o escribir en los computadores.

***

En uno de esos días de trabajo, en el que ella se encontraba leyendo uno de los documentos, algo en mí entendió que ocultar lo que sentía, era absurdo, ya que era demasiado obvio. Por lo que, en un momento, en el que apoyé mi mentón en su hombro, dejé salir una pregunta que llevaba un buen tiempo escondida en mi cerebro.

- ¿Quieres ser mi novia? - dije libremente pero muy nervioso. Esperaba que ella reaccionara sorprendida, y a la vez, rogué que eso, no afectara lo que habíamos alcanzado.

- ¡¿Qué?! - respondió abriendo sus ojos de par en par, como lo esperaba.

- Eso es lo que te habría dicho hace mucho, si no existiera ese novio/ no-novio que vive en tu corazón. - dije para eludir el rechazo y apoyé mi cabeza completa en su hombro mirando hacia la pantalla, ya que no quería ver, en sus ojos, una negativa a mi intento de declaración.

- Es obvio que me gustas, ________, y hasta siento que también te gusto. Pero sé que sigues enamorada de ese chico, porque aún noto esa melancolía en tus ojos, ya menos que antes, mucho menos, pero aún sigue ahí.

- Perdóname Lay, eres un hombre increíble, y sí, me gustas y mucho, pero estoy enamorada de otro- dijo cabizbajamente acariciando mi rostro, lo que hizo que mi corazón se apretase.

- Lo sé, lo sé. - tomé su mano y la besé-. Pero de todas maneras, me gustaría intentarlo, quién sabe, tal vez y hasta logro ocupar su lugar en tu corazoncito- sonreí, aunque mi sonrisa no fue para nada sincera.

No podía evitar que me doliera que el fantasma de ese novio aún habitara en su cabeza, y lo peor de todo, en su corazón.

- Pero Yixing ¿Para qué quieres hacer eso? Si ambos sabemos que terminado tu contrato, la visa expira y debes volver a China, tu vida está allá y no aquí- dijo con un tono triste. Lo que me hizo sentir que ese pensamiento, le produjo dolor.

- Eso se puede solucionar fácilmente. Si Corea me regalara una linda novia, yo solicitaría trabajo aquí, y ambos sabemos que me contratarían de inmediato, porque la jefa me ama- solté una de mis carcajadas, tratando de distender el ambiente.

Me enderecé, giré su silla con la intención de dejarla frente a mí.

Esta vez, me armé de valor para recibir su rechazo, ya que de todos modos, necesitaba mirar sus ojos, y ver si en ellos, había alguna pequeña luz de esperanza.

- Lay, me encantaría aceptar tus sentimientos, decirte que sí y regalarte una "linda novia", pero ahora no puedo hacerlo. Perdón, pero no puedo hacerlo- dijo escapando de mis ojos, agachando su cabeza como de costumbre.

Como siempre, levanté su barbilla y la miré. Me acerqué y le hablé a pocos centímetros de distancia. Quería ver si mi cercanía producía algún efecto en ella. Así, sabría, a ciencia cierta, si su rechazo era rotundo o si aún tenía alguna chance.

- No me digas que sí, no es necesario, sólo déjame seguir siendo yo, déjame seguir conquistando tu corazón. Démosle tiempo al tiempo, y si al final del camino, la cosa cambia, bueno, ahí veremos qué pasa, mientras tanto, sólo déjame sentirte cerca como hasta ahora ¿Es mucho pedir? - la miré fija y penetrantemente.

- No, no es mucho pedir, en lo absoluto- dijo tomando mi rostro con ambas manos-. De hecho, seré muy egoísta por decirte esto, pero de verdad no quiero que te alejes de mí, tu presencia me hace experimentar algo especial que no puedo describir con palabras, me gusta tenerte cerca y sentirte, pero me aterra pensar en hacer algo más allá de eso, perdón.

Escuchar eso me dio la luz verde que tanto esperaba.

- ¡Ey, no te preocupes! - levanté mis manos y las puse sobre las suyas que aún tomaban mi rostro. -. He decidido que serás mi novia, como en el jardín de infantes. De esas a las que les das la mano, le regalas una sonrisa, y de vez en cuando, le besas la mejilla y sales corriendo. - Sonreí convencido; realmente lo haría de esa manera. No sería mi novia con todo lo que ello significaba, pero no me privaría de demostrarle mis sentimientos, de manifestarle cuánto me gustaba, y sin lugar a dudas, ella me estaba dando permiso de hacerlo.

No pasaría a llevar sus decisiones, tampoco haría cosas que la hicieran sentir incómoda, pero si ella me lo permitía, yo seguiría manteniendo la proximidad. Ya que lo necesitaba, sentirla se había transformado en una extraña obsesión.

Respondió mi sonrisa con el mismo gesto. Nos quedamos ahí, mirándonos unos segundos...

Un deseo gigante por besarla se apoderó de mí, así que lo hice, y la sorprendí con un veloz beso en la mejilla. Rápidamente, me levanté, casi arrancando, intentando emular lo que le había dicho sobre lo del romance de "infantes", lo que la hizo soltar una entretenida carcajada. Mi acto había causado el efecto que yo esperaba, hacer de ese momento incómodo, una situación entretenida.

-Voy al baño, vuelvo en unos minutos, no me extrañes tanto, preciosa- solté una carcajada y salí.

Apenas llegué al baño, lavé mi cara buscando calmar mis nervios. De verdad no sabía de dónde había sacado valentía para hacer todo eso- Pero no me arrepentía de nada.-Si bien me "había rechazado" por culpa de ese maldito afortunado que, desde la distancia y en completa ausencia, seguía siendo el dueño de sus pensamientos. _______ me dio una luz de esperanza, al decidir jugar mi juego de jardín de infantes, y con eso, era suficiente para mí. Tenía su permiso para ser expresivo y cariñoso, y lo sería, hasta que dejase de ver ese semblante melancólico. Me encargaría de hacer lo que ese famoso "noviecito" no había hecho, devolverle la sonrisa que él le había quitado.

Después de reflexionar y clamar mis nervios, volví a la oficina, mostrándome confiado y muy relajado.

Me senté a su lado, nuestras sillas estaban una junto a la otra y nuevamente comenzó a leer en voz alta el texto. Otra vez, apoyé mi barbilla en su hombro, y comencé a leer junto a ella entre susurros, ya que mi boca quedó a centímetros de su oído.

Algo extraño le comenzó a suceder a ________, porque empezó a perder la concentración, y se trastabilló en varias palabras, que nada de complicado tenían, y rápidamente se puso de pie, sin darme tiempo de reaccionar.

- Necesito un café con urgencia- dijo y caminó hacia la puerta- ¿Quieres uno? Iré a la máquina a buscar un americano caliente, leer tanto me está dando un poco de sueño, y aún nos quedan unas cuantas horas- sonrió.

- ¡Sí, gracias! Un americano también, por favor ¿Necesitas que te acompañe? - intenté sonar cool, aun sabiendo que la máquina estaba afuera, a pasos de nuestra oficina.

- Lay, la máquina está aquí afuera- respondió entre risas.

- Lo sé, sólo quise parecer cool y caballeroso ¿Lo logré? - sonreí, y cambié la posición en la que estaba sentado, inclinándome hacia atrás, intentando imitar a los galanes de los dramas.

- La verdad, es que no- rio.

Su respuesta me hizo soltar una estruendosa carcajada. No esperaba escuchar tanta franqueza y me dio mucha risa.

Cerró la puerta, y yo me quedé ahí, aún más maravillado con esa chica, su elocuencia y sus reacciones inesperadas.

Eso de no saber qué saldría por su boca o cómo funcionaba su mente, me parecía ciertamente fascinante. Siempre lograba sorprenderme con cada palabra que emitía.


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Funkysses

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SEIS MESES [Lay Y Tú]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon