Mr. Loverman (shuumatsu no valkyrie/RoR one shots)

Odín¡Young!

El Dios de la guerra, de la poesía, la sabiduría y la muerte, el temido Odín, pilar principal de la junta de los Nórdicos y el Varhalla, está de más mencionar la importancia de la figura imponente del hombre de cabellos color noche, Odín, el dios más temido...era padre primerizo de su niño Thor, su lindo niño de ojos totalmente negros y con orbes amarillas y de su sobrino, Loki, un poco mayor y travieso, y necesitaba ayuda para criarlos a ambos.

No tenía idea como habían siquiera sobrevivido esos primeros meses bajo su tutela aún,siendo que no era experto en criar ni ver crecer a niños, había leído muchos libros e enciclopedias, cuentos y novelas sobre padres y madres, pero leerlo era distinto que serlo, demasiado distinto.

Necesitaba ayuda para poder criar y aguantar a los dos niños sin morir en el intento, o que ellos murieran en ese intento.

Y por eso mismo, su fiel confidente y amiga, Roma, diosa del silencio y de los mudos, de los que nunca dijeron palabra, de los que nisiquiera el viento había escuchado, estaba ahí para ayudar al joven padre y a sus 2 pequeños, los cuales en poco tiempo había adorado.

Uno de esos días, en donde cualquiera que conociera el panteón nórdico y en específico el de Odin, esperaría un silencio casi fúnebre (si no estabas acostumbrado) y un orden ejemplar, sin embargo, cuando la diosa estaba llegando al panteón nórdico de la Familia de Odin, esperando que estuviera tan tranquilo como siempre, solamente encuentra un desastre total, comida por el piso junto a juguetes varios, grandes y pequeños, mantas de animales y personajes infantiles por cualquier lugar, polvo de colores en las paredes, y el llanto del pequeño Thor a la lejanía desde un cuarto, se había salido de control y era notorio, ¿Cuánto desastre podían hacer un bebé y un niño de 4 años?

Mucho.

-¡Craa! ¡Roma! ¡Que suerte que llegas, esto es un territorio de guerra! -el pájaro blanco de Odín se había acercado a ella a penas la había visto entrar, guiándolo rápidamente al cuarto dónde el dios luchaba con calmar a su sangre, quien tenía el pelo todo enredado y con juguetes que no habían podido salir, llorando por la sensación incómoda, las primeras bromas de su primo, Loki, era...algo pesadas.

En silencio, la diosa camina por el lugar, viendo el desastre que yacia en el lugar, su amigo debía estar desesperado a ese punto, o muerto.

Caminando al cuarto del pequeño Thor, un llanto se hacía cada vez más fuerte, pensaba en cómo aún no se había roto una cuerda vocal en el llanto.

Al entrar a la linda habitación, solo encuentran más polvos de colores por las paredes y suelo, junto a una figura con una capa negra y cabello corto, con su hijo en brazos, quien lloraba desesperadamente por ayuda, solo que, al no poder hablar, lo comunicaba a través de lágrimas y llanto, al verla, el ojo sin parche la mira con clemencia, no sabía que hacer ni como sacarle lo que su sobrino le había puesto en el pelo.

Sabiendo identificar la mirada que le había dado, la diosa del silencio vestida de blanco, casi igual que Odin solo que cambiando de color, había tomado al bebé en brazos y empezado a calmarlo lentamente, en silencio, hasta que el pequeño dios del rayo había empezado a chupar su propio dedo, ahí, y con cuidado, había empezado a quitarle cada juguete que tenía en sus rojos cabellos, con suavidad y agilidad.

Al terminar de hacerlo, se había sentado en el piso para peinarlo bien y que su corto pelo volviera a tener la suavidad y el lacio natural con el que había nacido, Thor era un bebé muy bonito y tierno, esa escena para Odín era bonita y tierna, hablando de él, ya se había sentado, cansado, en la silla mecedora del cuarto.

Su sobrino había descubierto los polvos de colores mientras hacía una visita a la humanidad, y había estado jugando con ellos por todo los lugares donde podía, incluido el clóset de Afrodita y la habitación de su primo, en donde, Además de ensuciarlo con los polvos de color rojo, había enredado sin querer pequeños juguetes en su pelo, dándose a la fuga cuando había empezado a llorar y al ver que, en vez de sacarlos, solo los había enredado más.