Qin Shi Huang!¡ <scenarios>

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En los años olvidados de la humanidad, en la lejana historia de la tierra, en la tierra oriental de China, se vivían tiempos y aires de cambio, demasiado, de hecho.

En la historia quemada y olvidada, en algún momento, China había estado dividida en 2, disputándose durante más de un periodo de 50 años entre guerras y batallas sangrientas, llegando la paz cuando los 2 jovenes emperadores recién asumidos habían hecho la paz, unificando a la gran tierra de China, pero, mientras el pueblo estaba jovial conociéndose con la nueva parte y celebrando el ceso de las guerras, dentro del gran palacio se vivían situaciones... Peculiares.

Para empezar con el choque de personalidades de los anteriores separados mandatarios que ahora debían compartir lecho.

El emperador Qin y la emperatriz Gòu eran totalmente distintos.

Para empezar, Qin era más del tipo de hombre juguetón a uno serio, siempre con una sonrisa, siempre con una mano alrededor de la emperatriz, no estaban casados, pero quería tratarla como una esposa cercana siempre, en cambio, Gòu estaba constantemente alrededor de los asuntos reales sin descanso, sin ser fanática del contacto físico, se había tenido que acostumbrar y muchas veces dejarse tocar y abrazar por el emperador, aunque a veces no evitaba querer tirarlo del piso más alto, pero no lo hacía por el simple hecho de que a veces estaba a gusto con su compañía.

Y ahí estaban otra vez, en el salón real, cada uno en sus tronos respectivos, ella revisaba algunos pergaminos que un consejero le pasaba para que atendiera, mientras que el hombre la observaba bajo su venda, esperando que terminara para así poder hablar con ella.

No tenía nada serio que hablar realmente, solo le gustaba hablarle.

Al llegar su punto más alto de paciencia, había tomado delicadamente el pergamino que tenía en la mano, devuelto al consejero y echado de la sala.

-¿Qué se supone que haces, Qin?

-Lo que tengo que hacer para que me des atención, belleza. -sonríe otra vez, pasando sus brazos por su espalda y abrazandola contra su cuerpo- ahora, ¿En que estábamos?

-En que estaba atendiendo unos asuntos, porfavor, comportate.

-¿Cómo tú esposo? ¡Claro que si, belleza! ¿Aquí es donde puedo besar a al novia?

Una de las cosas especiales que tenían era que jamás, pero jamás, se habían besado, aunque Qin lo hubiera intentado múltiples veces, siempre se desviaban a su mejilla, o eran bloqueados con objetos como su mano, libros, o inclusive una almohada, no lo había dejado besarla jamás, y jamás lo dejaría.

-No, gracias. -le sonríe forzadamente para levantarse y retirarse de la sala, con él detrás.

-Vamos~ algún día deberás hacerlo, soy irresistible~ -de un ágil movimiento, la había tomado de la cintura y acercado a él.

-Nunca, emperador Qin, jamás.

-Nunca digas nunca, emperatriz Gòa~ -sonriente, le deja un beso en la mejilla y se retira por otro lado, habiendo cumplido su prometido del día.

El emperador Qin Shi Huang era un coqueto en todo su esplendor, y si quería algo, aunque fuera la emperatriz más difícil de tratar, claro que lo conseguiría, tarde o temprano.
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Mr. Loverman (shuumatsu no valkyrie/RoR one shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora