III

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Al salir de la habitación había cambiado a zafiro de ropa ya estaba sucia su ropa, también aproveche de cambiarme yo me coloque un chándal holgado color gris con un suéter del mismo color.

Ellos estaban al parecer divirtiéndose, Damon se le había unido a Axel y estaban jugando.

—Mamá ven a jugar— dice Axel, pero niego con la cabeza y él se acerca a mí—

—¿Por qué no?— dice él haciendo esos ojitos llorosos que tienen un alto poder de convencimiento—

Este niño sí que cambia de humor tan rápidamente ¿Manipulador? Para nada.

—No llores lo que pasa es que me duele aquí y no puedo jugar mucho— le digo tomando su mejilla—

—Ya no te quiero— dice el de un momento a otro molesto—

—Yo te quiero y mucho más de lo que te imaginas—le digo besando mucho sus mejillas—

Y noto que sus ojos ya no eran de ese azul tan claro y peculiar que me encantaba se estaban oscureciendo. Una gran tormenta se estaba formando en ellos necesitaba hablar con el médico.

—Yo jugaré con ustedes— dice Andara saliendo de la puesta corrediza—

El rostro de mi pequeño se iluminó y me sentí muy mal de no complacerlo, a la vez, celos de Andara, ya que, mi príncipe le regalo una hermosa sonrisa, en ese mismo instante vi la cara de su padre, claro solo un recuerdo que me vino de las escasas veces que me sonrió.

No pude evitar que una lágrima saliera, la limpie rápidamente y entre a mi habitación.

Saque de mi maleta el cofre y me dio por leer la última carta que me envió y nunca la leí, nunca tuve la fortaleza que se necesitaba para abrirla.

Esta es mi última carta, ya es suficiente ¿Para qué tanto dar y no recibir? Pensé... qué podríamos llegar a ser mucho más que esto, te quiero, pero sé que a lo mejor ya tu amor por mí pasó, perdón, pero tengo que dejar ir... por siempre tú Aron Ivanov.

Las lágrimas salían sin control, soy el tipo de persona que acumula todo, que reprime sus sentimientos, tengo un punto de quiebre y este lo fue, muy pocas veces suele suceder, está prohibido llorar, está prohibido romperse, esas son mis dos reglas... Cuando se trata de Arón todo se desmorona. De la nada por la puerta entra Damon a pasos firmes, con un papel o una tarjeta en las manos, podría ser cualquiera de esas dos cosas, no podía observar bien, veía borroso, mis ojos no paraban de botar lágrimas.

—¿Qué...— él no termina de hablar, ya que ve el papel en mis manos, me estructura con la mirada dura y fría... Como con odio—

—¿Qué haces aquí?—digo tratando de recobrar la compostura—

—¿Quién te dio eso?—pregunta el papel que había dejado en la cama—

Trate de tomarlo y guardarlo de nuevo con los demás, pero él lo tomo primero, trate de quitársela, pero lo impidió y empezó a leer.

—¿Aleska?—pregunta él y siento que el corazón se me va a salir por la boca—

—¿Arón? O quiero decir Damon— digo con rencor molestia y desagrado—

¿Cómo no pude notarlo antes? La familiaridad, el parecido entre él y Axel.

Me puse a detallarlo completamente, su cuerpo más formado de lo que ya lo tenía ese cabello negro que tanto me encantaba.

Nadie decía nada.

Silencio.

Silencio.

En mis oídos escuchaban solo como un TIC TAC de un reloj.

Esmeralda (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora