Capítulo 33.

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Luego de que ambos le mostrarán su placa correspondiente al policía que los había frenado, recibieron la autorización de avanzar, y caminando los tres a la par el agente policial les iba comentando todo lo que habían encontrado al llegar a la escena, donde todos los que estaban ahí cumplían un rol fundamental.


—Michelle Warner, 13 años fue encontrada con signos de violación, golpes con objetos contundentes en todo el cuerpo, fue asesinada por estrangulación con su propio pañuelo y el cuerpo fue dejado aquí semidesnudo envuelto en una bolsa grande de color negro. —Comentó el policía con un auténtico pesar.
—¿Se tiene datos de quién podría ser el asesino? —Preguntó Olivia llegando hacía la escena, los policías forenses se estaban llevando el cuerpo como corresponde intentando no invadir demasiado el lugar.
—No, según testimonios que pudimos recolectar nadie vio nada. Excepto un joven que, pudo ver una camioneta tirar la bolsa aquí, ya fue citado a declarar como testigo.
—¿Se sabe si la mataron aquí?
—No, al parecer la mataron en otro lugar y se despojaron del cuerpo.


Cragen había salido de la oficina, y acercándose a Munch y a Elliot les ordenó que, desde el sistema recolectarán toda la información que sirviera para solucionar el caso, y que, estuvieran atentos por si Olivia y Fin necesitaban algo. Ambos detectives se pusieron a trabajar, por su parte, Elliot intentó recolectar todas las cámaras de seguridad teniendo como campo de selección las últimas veinticuatro horas. Por su parte Munch llamaba a varios lugares que podían ser de interés.

Con la ayuda de Fin, Elliot había entrado al sistema en busca de información del conductor, al tener el número de patente y bastantes datos de la camioneta todo sería más fácil. Anotó todo lo que fue apareciendo en la pantalla sin dejar ningún dato de lado.


—¿Le enviaste los datos a Elliot? —Preguntó Olivia acercándose a Fin, quién guardando su celular la miró.
—Sí, me dijo que cualquier información que tenga nos llamara.
—Bien, ahora debemos volver al recinto, según sé llevarán al testigo para poder interrogarlo.
—Perfecto, volvamos a la Unidad.


Elliot conversó algunos datos con Munch, y comenzaba a frustrarse por no poder obtener la verdadera identidad del conductor, los datos que figuraban en el sistema eran caducos y no servían para nada. Pensó durante unos segundos hasta que, se le ocurrió investigar más profundamente. Colocó los datos que Fin le había enviado y como si fuera la fotografía perfecta había obtenido todo lo que necesitaba, pero esa mirada, ese rostro que nunca olvidaría se hizo presente quebrándolo por completo, provocando que estallará de furia. Sus ojos se llenaron de lágrimas, y la mayor impotencia se instaló en su corazón nublando su vista.

Munch que, hasta ese entonces había prestado completa atención a su tarea levantó su mirada en dirección a su compañero cuando lo escuchó estrellar la lapicera contra la mesa. Y, aunque no lograba entender que ocurría se preocupó.


—Elliot ¿Estás bien? —Preguntó desde su lugar, intentando que su compañero lo oyera y respondiera.


Pero Elliot no podía escucharlo concentrado en el bombardeo de emociones que sentía dentro suyo, era como una llama que iba quemando todo a su paso, como un tornado que lo destrozaba todo sin importar absolutamente, era como si la vida se hubiera reído en su cara una vez más. Sin medir las consecuencias de sus actos se puso de pie y caminó rápidamente hacía la oficina de Cragen, sin golpear la puerta entró para sorpresa del hombre quién concentrado en unos papeles lo miró. Interrogó que ocurría, pero el detective agarrándolo de la camisa lo zamarreó sin compasión.


—¡Es tu culpa! ¡Todo esto es tu maldita culpa! —Gritó Elliot dejando caer sus lágrimas, clavando sus pupilas azules en el rostro confundido de Cragen— Si tú me hubieras escuchado, si tú hubieras confiado en mí esta adolescente estaría viva, pero tu maldito orgullo mató a esta adolescente.
—¿De qué hablas? ¡Suéltame Stabler! —Pronunció Cragen intentando zafar del agarre furioso de su detective, pero Elliot no obedeció.
—Hablo de que eres el mayor hijo de puta que he conocido en mi maldita vida. —Respondió Elliot visiblemente furioso e impotente.


Otra vez la ira se había apoderado de él, no había quiebre más definitivo que ese, cuando un recuerdo te golpea a punto de dejarte knockout, cuando sientes que todo ese tiempo no pudiste avanzar ni siquiera un paso, y que para la vida todo fue un estúpido y horrible chiste no hay forma de frenar lo inevitable. Por ende, levantó una de sus manos que estaba libre, con toda la intención de golpearlo, de desquitarse por todo lo que había ocurrido, pero alguien lo frenó.


—Ell. —Susurró una voz suave detrás suyo, que logró que Elliot soltara a Cragen y se diera vuelta.


Olivia junto a Munch y a Fin observaban toda la escena llenos de sorpresa, ninguno de ellos entendía nada, pero la mujer que cruzó sus pupilas con la mirada de su novio pudo entender que algo grave había ocurrido, y que tenía que ver seguramente con su pasado. El pecho agitado de Elliot denotaba lo agitado que estaba, y algo que no pudo evitar fue que los cortes de sus brazos comenzaran a sangrar manchando su camisa blanca. Liv suspiró profundamente, y ese hombre avergonzado se marchó de la oficina subiendo a la azotea.


—Voy con él. —Pronunció Olivia mirando a Fin, quién asintiendo con la cabeza le hizo lugar a la mujer para que se marchara.


La mujer se dirigió a la azotea del recinto lo más rápido que pudo, ni siquiera prestó atención a los escalones y el peligro que eso representaba, pero nada le importaba, tan solo le importaba el hombre de ojos azules que se encontraba allí, esperando por ella, esperando por el consuelo de la mujer de su vida, y Olivia estaría ahí para él cueste lo que cueste.  

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Se pico y no cebolla, en fin. ¡Espero que les guste! 

La metamorfosis de nuestro amor || Bensler.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora