Capitulo I.
Habían transcurrido algunos días desde que la batalla que se efectuó en una pequeña ciudad humana en alguna parte del oriente en Japón.
En la cima de un inmenso árbol de fresno, se encontraba un pequeño cuerpo planetario plano que flotaba sobre la copa del inmenso árbol.
Así misma tenia usa superficie superior con una atracción gravitatoria, que servía para evitar que las superficies se erosionen u que sus corrientes de agua se desvíen del territorio.
En esta tierra de fantasía, se encontraban barcos armados que flotaban sobre el aire. Construcciones de piedra, un inmenso puente arcoíris que se extendía hasta los límites de ese mundo ... y un gran castillo dorado rodeado por una muralla incompleta.
Esto es Asgard.
Hogar de los Aesir, gobernado por Odín, dios principal de la mitología nórdica.
En este momento un grupo diverso de dioses y guardias se encontraban en uno de los lugares principales del castillo-fortaleza. Este es una sala especial que servía para realizar ceremonias y dar anuncios importantes al pueblo asgardiano.
Sentado en un gran trono de oro, se encontraba un hombre de edad avanzada. Con una larga cabellera y barba ambas de color rojizo claro, con algunas mechas de color nevado. Vistiendo túnicas ornamentales que demostraban su posición y una capa negra en sus hombros con grabados dorados. Llevaba un parche negro en su ojo izquierdo, mientras que el derecho se encontraba intacto en el resplandor de la esclerótica azul celeste y en su mano sostenía una gran lanza.
El hombre de apariencia seria se encontraba inmerso mirando cada detalle de la batalla que había transcurrido, mientras ignoraba las peticiones sin sentido de sus súbditos.
"Avenger" Hablo el querubín que perdió la gracia de Dios al guerrero que se acercaba lo suficiente para mantener su distancia.
"¿Avenger? Debes estar confundiéndome con alguien más... Soy Archer." Hablo en joven chico con un parche en su ojo derecho, parecía ser un mestizo oriental – europeo. Si... conforme madurara su cuerpo ganaría cada vez más facciones del este de Japón, pero la sangre asiática continuaba allí. El cabello blanco no era natural, eso fue claro para el viejo sabio... y tampoco explicaba su terrible parecido al hijo de ese Dios.
"Uso excesivo de magia sin duda... interesante" murmuro para sí mismo... aunque sabía que fue escuchado por la joven valquiria de cabellos plateados que acogió como su protegida desde el día de su nacimiento. Se sentía culpable de las tonterías de sus hijos... la muerte de los padres de la niña, fue su error.
"¿Qué cosa su majestad?" Pregunto la seria chica que se negaba a continuar prestando atención a los intentos de sus iguales a secuestrar al chico y se uniera a ellos.
"... Nada Ross. Solo recordaba cosas de mi pasado... el cómo estuvo ruidosamente feliz cuando nació" el viejo dios ni siquiera la vio, no podía porque en ese momento estaba frente a sus leales, mostrar debilidad hacia alguien lo convertía en un objetivo vulnerable. Por lo que momentos como estos, se limitaba solamente a contestar preguntas sencillas o no decir nada.
La mujer entendería, es demasiado inteligente y seria para su propio bien.
En días escandalosos como estos, en verdad sentía envidia de su joven amigo que había estirado la pata tiempo atrás. Este mundo era un campo de juegos para ellos dos, y Urano.
Ahora solo quedaba él.
Y el estar sin sus compañeros de bebida lo habían hecho madurar, el loco dios de la guerra y las bromas quedo atrás. Ahora es en palabras de los demás un viejo y cansado que solo quería mantener la paz.
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Fate DxD: El Regreso De Un Héroe
HumorLa vida continua tras fin de la Guerra del Santo Grial. Emiya Shirou ha perdido su fe en la humanidad, dejando sus armas y un sueño que solo le trajo dolor y sufrimiento atrás. Intentará vivir una vida normal, si es que alguna vez fue normal, pero...