Arco VI (Remasterizado)

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¡Hao! Soy Doggo, Y bienvenidos a la fusión de la fantasía que reúne lo mejor y lo peor de los relatos homéricos, históricos, mitólogos, bíblicos pre bíblicos y ante diluvianos por un Autor por diversión.

Arco VI: Un Diablo Que Reina en el Universo

XX

Prologo.

XX

El aire arrastra el llanto de los niños, de las desamparadas viudas en sus inquietantes vientos.

Alli estaban de pie,  en medio de grandes y redondas antorchas de barro y piedra; tejidas de palos, cañas  y hierbas secas. Sus murallas verdes calientes como un horno, y lo que una vez fue el poderoso motor de su supervivencia, lleno de llamas revoloteando desde las colmenas, arrastrando carbón y hollín en las bases areniscas de su territorio, y volviendo nada mas que un abismo negro lo que alguna vez fueron sus cosechas de cereal.

El terreno irregular de una batalla, una conquista y una purga.

Alli, en ese lugar donde uno se atreve a imaginar rebosante de vida en su clima cálido y húmedo, aunque quiza un poco mas árido.

En la parte norocentral de África, entre valles y cavernas, se encuentra un lugar mas parecido a otro planeta. De un cuadro interior entre 90 y 120 metros y un campo exterior de trescientos metros. Llena de columnas pétreas esculpidas por el viento, barrancos angostos, riscos cubiertos de orín y tierras yermas y polvorientas. Y mas adelante se elevan picos imponentes de un algo muy puntiagudo y brillante: Dientes.

Dientes de la longitud de espadas. Dientes que sobresalían por arriba y por abajo de un cráneo, columna y esqueleto de un animal muy grande, que aun mas allá se extiende la mayor parte bordeando un lago e imaginaba su fuerte energía mágica en los huesos producía la hierba jade brillante con la que las vacas pastan y enriquece su carne que un día alimentara a los lugareños.

 Dientes que sobresalían por arriba y por abajo de un cráneo, columna y esqueleto de un animal muy grande, que aun mas allá se extiende la mayor parte bordeando un lago e imaginaba su fuerte energía mágica en los huesos producía la hierba jade bri...

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Xenovia estaba atónita, y Asia le brillaban los ojos al ver el cadáver huesudo del dragón. Que jura ella, hay un  sobrenatural punta azul entre los dos espacios en el cráneo donde una vez habitaron los ojos de la criatura.

Y aunque Shirou mirara hacia adelante, no había imágenes que lo saludaran, ni una sonrisa o un gesto de bienvenida tangible. Shirou se acerco, y detrás de el su grupo de no mas de dos, exigiendo atencion con sus llamativos rasgos sobrenaturales, y piel clara.

Sus ojos se dirigieron a un hombre anciano que gruñía apoyado en los brazos de un hombre joven. Usando su pecho para amortiguar sus lagrimas y agotadores gritos de angustia.  Sus pies calzados con sandalias de madera y barro. Cada centímetro de sus cuerpo estaba débil y cansado.  

“….Cao Cao se esta volviendo cada día mas extremista”  Dijo Xenovia, sin bajar la mirada de lo que esta pintado frente sus ojos. Sin hacer un solo comentario sobre los hombres, mujeres y niños atados con frías cadenas que ataban sus muñecas, sus sucios mechones de su pelo lanudo. Todo quemado. Carbonizado. Y la palabra Msaliti en grande en medio de sus pechos.

Fate DxD: El Regreso De Un HéroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora