CINCO.

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𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐂𝐈𝐍𝐂𝐎.

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                     𝐋𝐎𝐒 𝐏𝐎𝐒𝐓𝐑𝐄𝐒 𝐐𝐔𝐄 𝐋𝐀 𝐌𝐔𝐉𝐄𝐑 𝐁𝐈𝐄𝐍 𝐕𝐄𝐒𝐓𝐈𝐃𝐀 𝐋𝐄𝐒 𝐇𝐀𝐁Í𝐀 𝐃𝐀𝐃𝐎 sabían deliciosos en la boca de ambos niños. Los saboreaban con lujuria y en verdad lo disfrutaban.

—Díganme, pequeños niños —ambos la vieron con restos de postre en sus comisuras— ¿No quieren presentarme a sus hermanos?

Madison fruncio el ceño notablemente.

¿Porqué quería ver si los hermanos "fastidiosos" de ambos niño?

—¿Porqué? No tienen nada de especial —dijo el pecoso sin importancia.

—Eso ya lo sé, seguro que no son tan especiales como ustedes, pero miren Edmund y Madison, yo nunca tuve hijos —los pequeños seguían devorando cada bocadillo del tazón de plata— y ustedes son tan apuestos, que me gustaría que algún día fueran príncipes, o reyes tal vez.

—¿En serio? —cuestionó Madison emocionada, creyéndose fácilmente las palabras de la mujer.

—Pero, eso significa que Peter también sería Rey —Edmund bajo la mirada con decepción.

—Y Elodie también reinaría, ella no puede ser reina, no se lo merece —dijo Madison con el enojo reflejado en sus ojos marrones.

—Oh no, por supuesto que no —negó la "reina"— pero un rey y reina —observó a la pequeña castaña— necesita sirvientes.

Madison reflejo una sonrisa en su rostro, la idea de aquella pálida mujer  le atraía bastante.

¿Sirvientes? Podría darle una lección a Elodie ¿verdad? ¿Reina? ¿Tener el control de una tierra entera? Lujos, coronas, diamantes, tronos.

Esos eran unos de los miles de pensamientos que Madison tenía en aquel momento.

Tan fácil fue engañar a unos simples niños, siempre ha sido fácil hacerlo, manipular a unos chiquitines es mucho más sencillo que a una persona adulta.

—¿Ven ese castillo entre las grandes montañas? —ambos asistieron viendo lo más profundo de Narnia— ahí lo espera una habitación llena de sus golosinas y postres favoritos.

—Debe ser un hermoso castillo —comentó la de cabello esponjado.

—Lo es —la mayor de ambos sonrió.

_¿Tiene más golosinas ahora? —preguntó el pelinegro relamiendose las comisuras

—¡No! —grito, haciendo que ambos retrocedieran por el miedo— no quiero arruinar su apetito, supongo que después irán a visitarme ¿no es así?

𝐁𝐑𝐀𝐕𝐄 -𝙴𝚍𝚖𝚞𝚗𝚍 𝙿𝚎𝚟𝚎𝚗𝚜𝚒𝚎- (Terminada) Onde histórias criam vida. Descubra agora