Cadaver

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Trabajaba en el morgue desde hace años, había visto todo tipo de cosas. Ya nada me sorprendía hasta este día.

Llegó un cuerpo como siempre solo que este no estaba como los otros, solo parecía un joven dormido sin signos vitales, aun conservaba un poco de color. Hice lo que haría con cualquier otro cuerpo, lo pase a la camilla y empece el procedimiento.

Desde que llegó note que tenía una erección post mortem, al descubrirlo note que tan bien dotado estaba ese chico. Una verga grande y gruesa, la acaricie e incluso deje un beso en la punta. Estaba loca y lo sabía ya lo había hecho con cadáveres antes.

Mientras lo observaba me fui quitando la bata y la ropa, camine para cerrar con seguro y volvi al lado de la camilla. Pellizque mis pezones siguiendo observando aquella venenosa polla, sentí un dolorcito allá abajo y un escalofrío recorrer todo mi cuerpo. Apenas había cumplido 29 y estos fetiches no se habían quitado como esperaba desde que comencé con este trabajo.

Me subi a la camilla a horcadas del hombre, mi mano envolvió su polla subiendo de arriba a abajo. Mi mente di vagaba que el estaba vivo y nada más era un polvo de discoteca. Lleve su polla a mi entrada y me deje caer de sopeton soltando un grito al sentirme tan llena. No me di tiempo de acostumbrarme y empece a moverme, lo saque y lo meti fuertemente.

Sentía ese falo abriendome, y descubriendo nuevos lugares, mi cara se corrompió de placer, mis pezones se endurecieron y mi intimidad se volvió un charco de fluidos.

Mis gemidos se escuchaban muy fuertes, me apoye en su pecho para saltar más fácil. Cada vez más cerca del orgamos mire su rostro y justo cuando iba a estallar paso lo inimaginable.

Abrió sus ojos.

Abrio sus malditos ojos.

Solté un grito de terror puro lanzándome de la camilla sin importar el golpe que me lleve. Me arrastre a la esquina del Salón cuando el se sentó y giro su rostro hasta mi. Volvi a soltar otro grito en lo que sonrió de lado.

Porque sonrió.

—No estabas asustada cuando saltabas con mi verga dentro de ti —Mencionó con vos ronca y le asuste más de lo que estaba.

—¿Por- porque estas vivo? —logre mencionar, el se levantó viéndose más intimidante de que lo ya era.

—Porque yo no muero niña —dijo y lo mire raro con los ojos aguados —Soy el maldito diablo y tu estas condenada al fuego eterno.

Se acercó y grite levantándome para correr lejos de el sin importar mi desnudes ni la suya. El se burló y prefirió recorrer mi cuerpo mientras su mano se instalaba en su miembro subiendo y bajando.

—Esto es una broma —susurre mirando al suelo, en menos de un parpadeo el estaba a mi lado tomando mi cuello.

Su mano me obligó arrodillarme en lo que la otra seguía masturbandose.

—Termina lo que empezaste zorra, que nos tenemos que ir —intente alejarme lo que hizo que tomara mi cabello y me metiera su miembro en la boca, subiendo y bajando, ahogandome y sacando unas cuantas lagrimas.

No me dio tregua de respirar porque siguió complaciendose. Lágrimas bajan por mis ojos, mi boca se sentía entumida y tenía hilos de Baba bajando por mi cuello.

—Tirate al suelo y abre las piernas —dijo entre gruñidos y me negue.

Eso lo enojo, salió bruscamente de mi boca dejándome respirar me tiro y abrió bruscamente las  piernas acomodandose entre ellas tomó mi rostro.

—¡Dejame demonio! —grite y el sonrió ajustando su agarre en mi cara en lo que su mano tomo mi pecho amasandolo duramente.

—A mi se me prometio tu existencia y hoy la reclamo —sin más entró en mi robándose un grito de mi parte, su boca tomo mi pecho y su mano juguetearon con mi clítoris.

Salió y volvió a entrar, cada vez más rápido y sin piedad. Sentía cada vena de ese miembro en mi entrada como me abría en desmedida. Se sentía caliente y abrasador.

Tomó mis caderas y me tomo con mas fuerza, una fuerza bruta que me saco quejidos. Lo quería lejos pero mi cuerpo no respondía a mi peticion de alejarlo. El me giro quedando en cuatro, me palmeo y se adentró llendo más fuerte y rápido.

Estaba soltando quejidos y a el no le importaba. El gruñia y en un punto dio en cierta parte que me hizo gemir de verdad, lo incito ya que empezó a dar en ese punto embestida tras embestida haciéndome gemir.

Estaba llegando al clímax cuando sentí su derrame en mi haciendo que yo llegará al mio y me acostara en el suelo del Salón.

—Lárgate no estas muerto —logre decir agotada y agitada.

—Si me voy es contigo y con mi hijo —Dijo y no entendí hasta que me volvió a ubicar en cuatro patas —Así aún no me voy.

Y entendí que el estaba haciendo a su hijo antes de irse.

(...)

Volví con algo no esperado. Espero les guste.

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