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La música alegre de mi playlist pasa a una más calmada y melancólica haciendo que me enoje por ello.

Dejo el lápiz sobre el escritorio y voy hacia donde está mi celular y termino por eliminar esa canción de la lista.

Vuelvo al escritorio y sigo con mi trabajo de seguir dibujando.

Ha pasado casi un mes desde que mi cómic se posicionó primero y se consagró ganador. El premio llegó hace exactamente una semana y tanto yo como mi hermano y mi amiga estamos muy contentos con el.

Somos un equipo y tener los aparatos necesarios para facilitar nuestro trabajo realmente se siente como un regalo del cielo.

Algo sucede fuera y yo me distraigo un momento para ver por la ventana sin darme cuenta de que con un mal toque del lápiz digital he borrado lo que ya tenía hecho.

Me doy cuenta de ello y me abstengo de maldecir, dejo el lápiz de lado y dejo caer mi cabeza sobre el escritorio.

Dos horas trabajando en eso para que de un toque desaparezca, realmente este no es mi día de suerte.

— Si quieres puedo replicar la pose.

Levanto mi cabeza casi al instante al escuchar esa desconocida voz y me quedo helada por unos minutos.

— ¿Sucede algo?. —pregunta el ladeando un poco su cabeza y mirándome con curiosidad.

— Tengo que estar volviendome loca. —digo y vuelvo a fijar la vista en la pantalla del monitor.

Tomó de nuevo el lápiz y vuelvo a comenzar el dibujo desde cero.

— No te está quedando igual. —vuelvo a oír su voz y dejo de dibujar al instante— estás muy estresada, deberías tomarte un descanso. 

Su voz es gruesa, pero no al extremo, tiene un timbre atractivo y resulta bastante cautivadora.

Su altura es promedio, ni tan alto, ni tan bajo. Su piel es clara, más clara de la que yo se la di.

— Sabes quién soy, ¿Verdad?. —pregunta y yo lo miro con curiosidad— soy Lee Jeno, hablaste mucho de mi en esa novela electrónica, así que supuse que ya me conoces.

— Eres producto de mi imaginación. —digo y el me mira por un par de segundos antes de reír.

— No soy producto de tu imaginación. —dice y lo veo sentarse en el suelo— de verdad existo.

Lo observo y luego miro a mi alrededor.

— Eres Kang Hyerim, ¿Verdad?. —asiento y el sonríe— estuve en lo correcto. —dice y veo como se cruza de brazos— tienes dieciséis años, ¿Verdad?. —vuelvo a asentir— también estuve en lo correcto. —vuelve a ponerse de pie y se acerca un poco más hacía donde estoy yo— ¿Sabes mi edad?.

Lo pienso un par de segundos, no le di una edad, solo una profesión. Asumo que al ser un estudiante de primer año psicología su edad rondaría entre los dieciocho o diecinueve.

— Ninguna es correcta. —dice el y yo me asusto ante eso— tengo veintiun años.

— ¿Cómo supiste lo que estaba pensando?. —pregunto y el vuelve a sonreír.

— Fácil. —responde y yo lo observo— yo también pensé que tu eras producto de mi imaginación.

Me le quedo viendo y a los segundos acerco una de mis manos hacia el intentando tocarlo, pero al momento de hacerlo este desaparece.

Me quedo estática unos segundos y luego suspiro.

— Kang Hyerim, es hora de tomarte un descanso, tanto estrés está haciendo que alucines. —me digo a mi misma y apago el monitor antes de tirarme en mi cama.








 —me digo a mi misma y apago el monitor antes de tirarme en mi cama

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another dimension | lee jenoDove le storie prendono vita. Scoprilo ora