Cap 7: HOUSE OF CARDS

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Esa noche, pasada de copas, producto de la botella de vino que sola se había bebido; Lynda se fue a acostar bastante tarde, por lo que el sábado, a eso de las 12:30, ella seguía durmiendo plácidamente.

Despertó después de las 13:00 hr, se metió a la ducha e intentó limpiar sus labios morados, manchados por el licor. No logró conseguirlo del todo, pero como se quedaría en casa el día completo, no le molestaba mucho la situación.

Apenas salió de la bañera, escuchó sonar el timbre del departamento y caminó al pasillo para pedirle a la persona que llamaba, que la esperase un segundo. No alcanzó a emitir ninguna palabra, cuando se abrió la puerta y entró Jung Kook; pillándola ahí, con el pelo mojado y cubierta sólo con una pequeña bata blanca, que le llegaba a la altura del muslo.

- ¿Cuántas veces debo decirte que no tienes permiso de apretar mi contraseña y entrar así? - gritó Lynda, mientras corría avergonzada hacia la habitación.

- ¡Noona, lo siento! Te prometo que no vi nada- dijo fuertemente JK-. Lamentablemente, no vi nada- dijo en susurro y para sí.

-¡Perdón!- gritó el chico-, es que te demoraste mucho y pensé que podías estar muerta o algo por el estilo, por eso entré rápidamente. - dijo esto último, se dirigió al sillón y tomó asiento ahí.

- ¿Por qué estaría muerta ridículo? - dijo Lynda sonriendo, mientras salía completamente vestida de la habitación.

- ¡No lo sé! - se encogió de hombros-. En las películas y las series, siempre que alguien demora en atender, cuando abren la puerta, se encuentran con el cadáver de la persona ¡Y me asusté! - puso sus manos a los costados de su rostro, emulando cara de susto, pero con una sonrisa en los labios, que dejaba al descubierto la infantil mentira.

- ¿De verdad esperas que te crea eso? - dijo Lynda parándose delante del chico.

- ¡No!- dijo Jung Kook tomándola de una mano y acercándola hacia él.

Lynda quedó de pie frente al muchacho, este rodeo su cintura con sus manos y la apretó con fuerza en un abrazo sorpresivo. Se quedó ahí, en esa posición bastante tiempo. Enterrando su mejilla en el abdomen de Lynda, apretándola cada segundo más hacia él. La tenía literalmente, amarrada en un abrazo, e inhalaba y exhalaba lentamente, como si la estuviese respirando.

- Noona, tú sabes que te adoro ¿Verdad? - preguntó y volvió a guardar silencio-. No pude dormir tranquilo, en toda la noche, pensando en la posibilidad de que me saques de tu vida por culpa de Young Mi ¡Por favor no me hagas esto, sí! Nunca más vuelvas a pedirme que no te vea ni te llame, sólo de pensarlo se me ponen las orejas rojas, y sabes a la perfección lo que eso significa- sonrió.

- No quiero que te pongas a llorar aquí- dijo Lynda riendo, aunque por dentro, el dolor era insoportable-. Sabes muy bien que yo también te adoro, bebecito, pero no quiero causarte problemas- dijo acariciando su cabello.

- Sabes muy bien que esa chica me detesta. Ayer me dijo muchas cosas desagradables, sin yo haberle hecho absolutamente nada. Yo no quiero problemas con ella, ni con nadie, y menos si es en forma completamente gratuita. Nunca dejaré que alguien me vuelva a insultar de esa manera, y mucho menos, una desconocida - dijo llena de convicción.

- ¿Qué te dijo? - preguntó Jung Kook sacando su cabeza de la posición en la que estaba, levantando la vista para encontrarse con el rostro de Lynda.

- Eso no me corresponde a mí decírtelo, creo que deberías preguntárselo a ella- dijo tomando sus mejillas­ y mirándole fijamente.

Se quedó un largo rato así, hasta que se llenó de valentía para decir lo que cruzaba por su mente. Pero antes de hacerlo, Lynda besó la frente de Kookie, necesitaba sentir su piel a través de sus labios, aunque fuese por una milésima de segundos.

Jung Kook recibió el beso tiernamente, pero a la vez, sintió angustia. Esa demostración de afecto que le había dado recién su Noona, le produjo un sentimiento extraño, amargo por así decirlo.

Después de besarle la frente, fue Lynda quien, en esta oportunidad, envolvió a JK en un abrazo profundo, posando su barbilla en la cabeza del muchacho. Lo apretó hasta dejarlo casi sin aliento, pero este, no manifestó incomodidad. El chico recibió el abrazo y lo respondió de la misma manera en la que Lynda se lo estaba dando.

Estuvieron varios minutos así, aferrándose uno al otro. Lynda, sabía lo que estaba a punto de decir. Y Jung Kook, no tenía deseos de escucharlo, porque conocía tanto a su mejor amiga, que ya se estaba preparando para lo peor.

-Creo que es momento que te vayas- expresó Lynda, con el corazón casi en la mano- Perdón, pero insisto... No voy a volver a pasar por algo así, por culpa de los celos de tu tóxica novia- dijo besando su frente una vez más y soltándose de su agarre.

- ¿Lo dices en serio? ¿De verdad quieres que me vaya? - preguntó JK con la mirada triste y la voz melancólica. Casi suplicando con sus ojos que se retractara de inmediato.

- ¡Sí, lo digo en serio! No imaginas cuánto me duele decirte esto.

Jung Kook escuchó esa afirmación, y escondió su cara entre sus manos, mientras apoyaba sus codos en las rodillas.

-No quiero que esa loca golpee mi puerta, te encuentre aquí a solas conmigo e invente un sinfín de estupideces en su cabeza, y luego decida insultarme otra vez. Así que por favor, no vuelvas- dijo Lynda, tajantemente, y sin quitar sus ojos de él.

La chica quería gritarle que se quedara, quería decirle cuánto lo amaba, cuánto quemaba todo lo que salía por su boca. Pero simplemente guardó silencio, se tragó el dolor anidado en su garganta, y se quedó ahí, de pie e inmóvil frente a este chico, quien escondía su cabeza entre sus manos.

- ¡Está bien! Te entiendo... Y perdón- dijo Jung Kook.

Después de un prolongado silencio, levantó la mirada. Para posarla en los ojos de la muchacha. - No volveré a venir sin tu permiso - juntó sus manos y se quedó mirándolas un buen rato-. Tampoco me manifestaré por ningún medio - exclamó mientras se ponía de pie-. Voy a respetar tu decisión, aunque eso me duela increíblemente. - inconscientemente, se tomó el pecho al pronunciar esa palabra.

- Perdón por todo, no te mereces pasar por cosas así, y menos, por mi culpa. - dijo Jung Kook, completamente avergonzado.

Lentamente, caminó hacia Lynda, la miró una vez más y con los ojos humedecidos, le pasó el pulgar por los labios. - Veo que no fui el único que estuvo bebiendo. - le regaló una triste sonrisa. En ese instante, Lynda sintió que sus rodillas flaqueaban, pero hizo todo lo posible por mantener la compostura.

Jung Kook la miró una vez más, y se dirigió a la puerta. Ahí se detuvo, sin poder mover la manilla, por el temor que le producía salir y no volver a entrar más.

Sin saber cómo, juntó la fuerza de voluntad necesaria y la abrió, sin voltear su mirada hacia Lynda. Sabía que si lo hacía, quedaría en evidencia. Sabía que si la miraba, ya no podría seguir protegiéndose con su escudo, y quedaría al descubierto. Por lo que salió del departamento sin mirar atrás. Entendía que su mejor amiga hablaba en serio, y él, no tenía más remedio que respetarla.

Lynda miró atentamente la escena. Por más que lo intentase, sus ojos no soltaban a Jung Kook, pero su boca no decía nada, y su cuerpo no se movía. Simplemente, no hizo nada para evitar que, ese chico y sus orejas rojas, atravesaran el umbral, el cual materializaba y confirmaba, la despedida.

~♡~
Funkysses

Díganme que no soy la única que quedó triste después de esto...
ㅠㅠ

Pd: House of Cards se va directo a mi playlist de baladas...

LA EDAD ES SÓLO UN NÚMERO Where stories live. Discover now