Cap 10: LOVE MAZE

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Jung Kook terminó de decir eso, y Lynda no podía creer lo que sus oídos escuchaban en ese momento...

Estaba hecha un mar de lágrimas, tenía millones de emociones en su cabeza y en su corazón. Cada palabra que había salido de la boca de JK, le produjo una sensación distinta. Se sentía eufórica, pero confundida, feliz, pero llena de temores; no lograba descifrar lo que su corazón intentaba decirle en ese preciso instante...

Por unos segundos, se había perdido profundamente en sus pensamientos, pero algo le hizo salir de su reflexión, y se dio cuenta de que había mucho silencio. Ya no percibía ninguna señal por parte de Jung Kook, así que decidió faltar a su promesa y abrir la puerta.

... Necesitaba mirarlo a los ojos, necesitaba abrazarlo. Con locura necesitaba sentirlo cerca de ella...

Así que abrió, así sin más, y al hacerlo, notó que JK ya no estaba.

***

Realmente el chico no quería escuchar un rechazo, por lo que, apenas terminó de decir esas palabras, decidió correr y abandonar el edificio lo más rápido posible.

Sabía que era un hombre, pero su temor, en ese momento, era digno del de un niño.

***

Al notar que JK no estaba, Lynda entendió que debía ir tras él lo más rápido posible. Sin meditarlo mucho, se puso sus zapatos y salió a su encuentro, tras cerrar la puerta de un golpe.

Bajó lo más rápido que pudo las escalares- por primera vez, detestó que su edificio no tuviera ascensor.

Corrió, corrió hasta que los pies ya no le respondieron, pero no pudo llegar al muchacho.

...A lo lejos, divisó a JK abordando el autobús...

***

Con Jung Kook siempre era lo mismo. Esa manía que tenía el chico, de arrancar y subirse al primer bus que pillase. Esa estrategia que tenía para no ser alcanzado, le resultaba eficaz, con lo veloz que era.

Actuar simple, caminar a grandes zancadas o correr rápidamente, y abordar el bus. Todo era efectivo, sabiendo que cada autobús le dejaría en alguna estación de metro, y ahí, una de las 9 líneas y su sinfín de intersecciones, le permitirían y ayudarían a llegar a su destino.

Entendía que vivía en una ciudad con un transporte público sumamente completo, por lo que su plan de retirada fugaz, era un acierto en un 100%.

***

Él comprendía que este método de escape era el mejor, pero a Lynda le molestaba y mucho. Desde su adolescencia había adoptado esa práctica, que a la chica, sacaba de sus casillas.

- ¡Cuánto odio que haga eso! Gruñó para sí, al verlo alejarse.

Pasado el enojo y en un intento desesperado por comunicarse con él, Lynda sacó su celular para llamarle, pero este no contestó.

A los segundos recibió un montón mensaje de parte del muchacho:

Noona, por favor no me llames, ni me busques, no estoy preparado para tu rechazo. Siento que, si hablamos ahora, sería capaz de hacer el mismo berrinche que hice a los 5.

Pasado un par de segundos, recibió otro.

Te lo pido, déjame asimilar esto que acabo de hacer; llevo casi 20 años sufriendo por un amor unilateral y no estoy listo para volver en la friendzone.

No quiero arrepentirme de mi decisión, no hoy.

Tras leer esto, Lynda no pudo evitar sentir gran frustración, pero gran felicidad, todo al unísono.

Por favor. Dame tiempo para prepararme y poder escuchar lo que me tengas que decir.

Perdóname, pero hoy, no estoy listo para mirarte a la cara.

Si bien Lynda sabía que tenía unas ganas terribles de explicarle a JK cuán equivocado estaba, que ella no lo rechazaría ni nada por el estilo. Conocía al muchacho como a nadie, y si él le estaba solicitando tiempo, ella se lo daría. No lo quería presionar, aun sabiendo que, lo que saldría de su boca, tal vez, lo pondría feliz.

Sabía a la perfección que, si lo buscaba, él encontraría la forma de escaparse.

Como no quería hacer que, el momento mágico que estaban a punto de vivir, se entorpeciera aún más, por un sinfín de malos entendidos, decidió volver a casa y no molestar más a Kookie.

Necesitaba estar sola y tranquila, tenía mucho que reflexionar, tenía mucho en que pensar. Tenía que encontrar, entre todas las alternativas, el mejor sendero a transitar, ese que le llevase a la felicidad de la forma más pacífica posible. No quería cometer algún error y terminar en medio de arenas movedizas, hundiéndose en el dolor, producto de las malas decisiones.

Volver a casa y no buscar más a Jung Kook, era lo mejor que podía hacer, en ese instante, por ambos.

***

Ya en casa, abrió la puerta, se sacó sus zapatos y los lanzó en algún lugar, caminó a la habitación y se tumbó en la cama boca arriba, tratando de encontrar en el techo, la respuesta a todas sus interrogantes.

Estaba dispuesta a recibir el amor que Jung Kook quería entregarle. Ella sabía que también le amaba, pero la idea de la diferencia de edad, seguía aterrándole, considerablemente. El qué dirán, lo que podían pensar sus amigos, su madre, la familia de JK -, a excepción de la señora Jeon, que lo más probable, saltaría en una pata de felicidad. - Todo le aterraba y mucho.

Decidir aceptar el amor de Kookie, y entregarle el suyo, le producía mucho miedo- ¿Y si no resultaba?

No estaba dispuesta a perder a su mejor amigo por intentar hacerle caso a su corazón. Pero- ¿Por qué no habría de funcionar si eran el uno para el otro?

Ahora, por fin, Jung Kook le había demostrado que se había convertido en un hombre. JK ya se veía como uno, y lo mejor de todo, es que ya se comportaba como uno, entonces - ¿Por qué seguir dudándolo? - se preguntó una y mil veces esa noche, antes de lograr conciliar el sueño...



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Funkysses

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