Recordando buenos tiempos

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Estaba en una habitación oscura, sentado, amarrado a una silla eléctrica, frente a mi podía ver los recuerdos de mi relación con Alda, la primera vez que la vi, caminaba por el lugar como un fantasma, había algo en su presencia que le daba un aire de misterio, recuerdo la vez que la invité a salir, nuestra primera cita, el tiempo que pasamos juntos...

Alda se acerca a mi, pone una esponja húmeda sobre mi cabeza, ajusta la placa de metal, le ruego que pare pero ella me dice que no, que lo hace para fortalecerme, me da un beso antes de alejarse, saca un control remoto y presiona un botón, siento una descarga recorrer mi cuerpo, mis muscúlos tiembla, mis huesos chillan, siento mis ojos llenarse de sangre, todo es rojo, mi encuentro en medio de un circulo de personas, están murmurando un cantico extraño, intento levantarme pero no tengo fuerza, Alda me recuesta boca abajo y me ata al suelo, noto la debíl luz de unas velas, a mi alrededor, tengo miedo, siento que el corazón esta a punto de salir de mi pecho, alda se sienta sobre mi cadera, me besa apasionadamente, despues pone sus manos sobre mi pecho, veo el brillo de una hoja afilada cortar el aire y atravesar mi pecho, mi corazón deja de latir, ahora está en sus manos, ella lo sostiene mientras me sonrie, recuerdo la primera vez que vi esa sonrisa, era un día normal, jugaba futbol con mis amigos cuando la saludé, intenté anotar un gol pero estaba tan embelesado que en lugar de la red el balón golpeó la cabeza del profesor de educación fisíca,sus ojos blancos como perla brillaron cuando comenzó a reirse de mi estupidez.

Escucho las voces de mi familia llamandome, no se de donde provienen pero se oyen muy tristes, el llanto de mi madre y mi hermana, me encuentro en la ciudad, no parece haber ninguna fuente de luz pero no tengo problemas para ver, siento dolor en todo el cuerpo, no siento a mi corazón latir, miro mis manos, mis uñas son muy largas y afiladas, escucho un ruido extraño a mis espaldas, volteo y veo una horda de zombis gruñirme mientras esprintan a toda velocidad hacia a mi, huyó, corro hacia la dirección contraria mientras veo la ciudadvolverse un borrón, cada paso esta lleno de agonía pero logro escapar, me detengo, me desplomo jadeando, mi corazón aún no late en mi pecho, tengo frio.

-Gabriel, despierta, es hora de ir a clases- La voz de Alda me despierta, parece que todo fue un mal sueño, ella acaricia mi cabeza mientras me mira levantarme.

-¿Cuanto tiempo me dormí?- le pregunto mientras estiro los brazos y la abrazo.

-Bastante, deberíamos regresar con los demas- Siento sus manos en mi espalda, no quiero alejarme de mi novia en un rato.

-¿Podemos quedarnos un poco mas así? tuve un mal sueño-

-Podríamos quedarnos pero tendrías que darme toda tu sangre-

-Todo lo mío es tuyo mi amor, espera ¿Que?- Me alejo un poco de ella para ver su rostro palido y sus ojos rojo carmesí, me sonríe cin una mirada hambrienta, intento alejarme pero sus brazos no me soltarán, quiero gritar pero no puedo, siento sus colmillos cerrarse alrededor de mi cuello, sus garras arañan mi espalda, necesito escapar, reúno las pocas fuerzas que me quedan y empujo a mi depredadora mientras corro en la dirección contraria, estoy sangrando, una humedad pegajosa cobre mi garganta, debo encotrar ayuda, voy a la oficina del director pero al abrir la puerta ya no estoy en la escuela, me encuentro en una granja, frente a mí, una persona muy parecida a mi me mira, me acerco con cautela, su piel es muy pálida, sus ojos, del mismo tono que los de Alda, me doy cuenta que estoy viendo un espejoescucho gruñidos provenientes del exterior, salgo de la habitación, estoy en una granja, rodeado de muertos vivientes, intento correr pero el terreno absorbe mis pies, no puedo moverme y los muertos se acercan lentamente, comienzo a escarbar en el suelo, intento liberarme pero solo me hundo mas, manos comienzan a brotar del pantano en el que ahora me encuentro, el cielo es rojo, no hay escapatoria, mi corazón comienza a latir otra vez, lo siento acelerarse, mientras los monstruos se vuelven mas lentos, mis uñas, afiladas como cuchillos, cortan la carne de las crutauras que se acercan en camara lenta, me libero del pantano, mi visión se torna roja, siento que tengo una oportunidad de pelear, me sigo abriendo paso entre la horda, todo se mueve en camara lenta mientras mi vision se nubla, me comienzo a cansar, siento mi piel cubrirse de arañazos, pego un grito de frustración, el olor putrefacto inunda mis fosas nasales, sigo luchando a pesar de lo cansado que me siento, no puedo rendirme, los muertos se arrojan contra mi, me cubren completamente, intento luchar pero mis brazos ya no me responden, intento morder de regreso pero me siento agobiado, es como intentar nadar contra la corriente, mis brazos duelen siento mis huesos crecer de nuevo, mis manos se abren camino escarbando hacia arriba, no se cuantas horas han pasado desde que comencé a luchar contra estos monstruos, siento sus huesos cortar mi carne, su acido estomacal quema mi piel, su peso me aplasta, pero no me rindo, tengo que sobrevivir, no tengo idea de que es lo que pasa, pero tengo que sobrevivir, de mi brazo derecho solo queda un hueso afilado, lo arranco con mi mano izquierda, siento el dolor de regenerar una extremidad perdida pero ahora tengo un arma, una espada de hueso, sigo cortando, la horda sigue avanzando, los ruidos ya no son tan abundantes, es poco pero se que progreso, algunos son mas rapidos, otros parecen puercoespines de hueso, los mas grandes queman mi piel cuando los corto, no suelto mi espada, sigo luchando a pesar del cansancio, algunos lucen familiares, otros tienen el aspecto de mi familia, pero no importa, solo se que tengo que sobrevivir.

Al final, cuando soy el unico ser restante en el paramo muerto, me derrumbo entre la pila de cadaveres, escucho unos ligeros pasos aproximarse, mis parpados pesan pero logro abrirlos lo suficiente para ver a Alda, me mira con cariño mientras sostiene mi espada de hueso, atraviesa mi corazón mientras sonrie, la oscuridad me envuelve.

VcZ ReDonde viven las historias. Descúbrelo ahora