Rebusca

6 0 0
                                    

Antes de seguir haciendo preguntas salí del cubículo y me dediqué a limpiar la sangre en mis familiares, no fue difícil, según las instrucciones que Liebe me dio mientras salía podía usar mi sangre para limpiar la suya, use uno de mis recién descubiertos colmillos para hacer un corte en mi mano, el líquido amarillento brotó y creo una costra gruesa que cerró mi herida, la costra tenia el tamaño de una piedra pequeña y en cuanto la acerqué a la sangre seca del pequeño anciano esta se movió hacia la costra como si fuera un líquido magnético. Una vez que limpié a todos arrojé la costra ahora roja por el desagüe del cubículo.

-El que tu sangre se vea atraída por la mía me parece muy conveniente debo decir, conveniente y extraño- Liebe parecía estar un poco pálido.

-Eso se debe a que la sangre de un Masé Harad además de atraer la sangre diluida tiene un efecto debilitador en nosotros- Sentí un poco de pena al darme cuenta de que ser un diluido en la sociedad de los vampiros es peor que ser un esclavo en los tiempos antiguos.

-Respecto a mi familia ¿En cuanto tiempo tengo que dejarlos?- Sabía a lo que Liebe se refería cuando lo mencionó antes pero si mis sospechas eran ciertas no tendría que dejar a mis seres queridos de inmediato.

-Maravillosa pregunta amo Gabriel, vera los Masé Harad viven...- La puerta se abrió mientras el tío Luis entraba con el rifle en el hombro y la radio en la mano.

-¿Todos están bien? Intenté comunicarme por radio pero... ya veo se quedaron dormidos en medio de una plática, Gabriel se quedó dormido con un niño en la camilla, el debe ser quién estaba escondido en su habitación, ni siquiera apagaron la luz, bueno no los culpo el día fue muy agotador. Escuche los pasos de mi tío mientras caminaba hacia el interruptor de luz, después de oír el característico clic, sus pisadas se encaminaron hacía la puerta y se perdieron después de que salió de la habitación.

-Parece que ya se fue, Liebe muévete- Le susurré al pequeño mientras levantaba la banda de mis ojos pero parecía que se había quedado dormido, su pulso estaba estable, tal vez mi sangre realmente lo debilitaba mucho, examiné su bolsillo y encontré varios frascos como el que había usado hace unas horas, con mucho cuidado tome uno que aún estaba lleno y lo llevé a la zona del sótano donde mi padre guardaba las muestras, tomé un tubo de ensayo vacío y deposité el contenido del frasco en el, lo rotulé como LIEBE, tomé el frasco vacío, lo llené con agua y volví a ponerlo en el bolsillo de su dueño.

-Gabito, ¿Dónde estas? Mamá ha vuelto, sal de donde te escondas, te traje algo-

Alguien me llamaba desde la distancia, tenía miedo, me escondía en un cajón dentro de un armario, era muy pequeño.

-¡Niño de mierda, te he dicho que salgas, cuando tu madre te da una orden orden tienes que obedecer!-

Escuche los gritos de la mujer, el sonido de sus pasos me heló el corazón, el sonido de muebles cayendo, un huracán se acercaba a mi, me quedé lo mas callado posible, "eres un montón de ropa" pensé "que no me encuentre".

-¡Gabriel, sal en este mismo instante y no te haré nada! ¿Porqué te escondes, no te portaste bien, hiciste tu tarea y ejercicios?-

El huracán se acercaba, tacones que resonaban en la suela de madera, tac, tac, tac... el ruido se detuvo en la entrada de la habitación, los tacones se alejaron, después de un tiempo no los escuche, suspire de alivio.

El cajón se abrió de forma muy violenta, mis costillas chocaron contra el suelo, perdí el aliento. Una mujer de pelo verde me miraba con sus ojos del mismo color inyectados en sangre. Soltó los tacones que llevaba en sus manos y comencé a llorar cuando me levanto por los hombros para zarandearme.

-¡Aquí estas, te encontré Gabito, no llores mocoso, mi hijo no es ninguna nena para hacer berrinche! recuerda lo que te dije sobre mostrar debilidad, te voy a dar una razón para no llorar.

VcZ ReDonde viven las historias. Descúbrelo ahora