Hola, para quienes no me conozcan soy un gato salvaje. Provengo de un largo linaje de gatos que han sobrevivido gracias a su instinto e inteligencia. Mi nombre gatuno no les puedo decir, pues el lenguaje gatuno es milenario y está prohibido revelarlo a otro ser que no sea felino (corro el riesgo de ser maldecido por mis ancestros y dioses gato) pero mi esclava me llama Beny. El nombre de mi esclava creo que es México.
Mi vida es buena. De cachorro mi mamá me llevaba de aquí para allá buscando alimento. En una ocasión me dejo al lado de una pared mientras ella iba por comida, jamás regreso. Mientras le llamaba alguien escucho mi llamado.
-¡Miren lo que me encontré!-ella me alzaba como si fuera un trofeo [pero quien se cree]
-Mi señora, no creo que deba de cargar a ese gato, se ve callejero, debe ser proveedor de enfermedades.- un hombre alto me analiza sin tocarme.
-Vamos SEDENA. Pero señorita, tal vez deberíamos llevarlo a un refugio.
-Pero me lo quiero quedar, esta solito.
-Usted viaja mucho, no podrá cuidarlo.
-¿Y si lo dejamos aquí? España y UK tienen mascotas, hasta USA. ¿Por qué yo no?
-ok, ok. Que se quede aquí.
Y así decidí que ella sería mi esclava.
Voy de aquí para allá, aunque en ocasiones dejo que ella me alimente. Suelo cuidar de ella. Como cuando uno de los hombres grandes la había lastimado [intente advertirles a otros, pero los torpes no me comprendieron] y cuando por alguna razón estaba triste. Después de todo es mi esclava y me agrada.
Últimamente ha venido otro a la casa de mi esclava. Me cae bien. Me acaricia la barbilla y me deja estar en sus piernas. Aunque debo de admitir que estoy un poco celoso de él, ya que mi esclava se la pasa mucho tiempo a su lado. Por ello me encargo de marcarla haciéndole ver que ella es de mi propiedad.
Sí, tengo que cuidar de ella, para que ella pueda cuidar de mí.
