Hola, ya me conocen soy Beny, el gato amo de México. Últimamente he trabajado demasiado. Tuve que intervenir en asuntos de mi esclava, oh, en serio fue cansado cargar ese sobre. Vi al compañero de mi esclava saliendo con unas maletas, al parecer tenía que hacer un viaje urgente lejos. Él estaba renuente a irse, pero después de varias despedidas y besos entre ambos él por fin se fue.
Todo estaba tranquilo. Pero ella comenzó a salir desde temprano y llegar hasta tarde. Algo llamado trabajo. Antes de salir me llenaba mi tazón. Al llegar no dormía por estar en lo que llama laptop. Revisaba documentos, escribía y tomaba café.
Tres días duro eso. Al cuarto día ella llego.
-Hola be...-no termino su frase.
Estaba en el suelo.
¿Por qué tienes los ojos cerrados?
¿Por qué no te levantas y comienzas a acariciarme como siempre?
Tengo que admitirlo, estaba asustado. Asustado de que ella ya no me llamara por mi nombre, de que ya no me acostaría en ella mientras ve televisión o en los días fríos. Asustado que desapareciera como mamá.
Rompiendo las reglas me acerque a su oído y le hable.
-Por favor, despierta. No desaparezcas.
Comenzó a moverse y quejarse. Saco un teléfono. Marco una tecla.
-¿Hola?
-Cruz Roja, necesito ayuda.
Volvió a acostarse. Me coloque sobre ella para calentarla. Unos minutos después unos paramédicos llegaron.
-¡Ahh, mi señora, ¿Por qué insiste en matarse de este modo?- al tipo gritón se le remarcaba la vena de la cara.
-Lo lamento SEDENA.
-Ya déjala descansar. Duerme y come a tus tiempos, por favor. – la chica con una gran cruz roja en la cara le sonríe. Me mira y me acaricia. Se retira.
-SEDENA, gracias por cuidarme hasta que llego Cruz Roja.
-¿De qué habla? Yo llegue después.
-¿En serio? Entonces quien...
-¡Prianik, cariño!- por fin apareció el compañero.
-Tranqui Rusi. Solo se me olvido dormir y comer. Jeje.
Salí de la habitación. El alto gritón me siguió. Me miro de reojo. Saco una golosina de su pantalón.
-Gracias por cuidarla.-me acaricio y se fue.
¿Acaso supo algo? Nahh. Ah. Que cansado estoy.
