Prólogo

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Fue en ese preciso momento cuando me di cuenta del lío en el que estábamos metidos. Éramos dos contra unos cien, por lo menos, y esta vez ninguno de los dos tenía la fuerza necesaria para salvar al otro.

—Vete —me ordenó mirándome fijamente a los ojos—, yo lo haré por los dos. Por favor, huye.

Podía notar la desesperación en su rostro, en la forma de mirarme y en como se tensaba todo su cuerpo. Él quería salvarme, pero yo ya había decidido que esta vez sería diferente. No pensaba moverme de allí, no ahora. No iba a irme. Sabía que no podría encontrarlo si yo era la que huía. Pero si me quedaba, él podría buscarme, y sabía que lo haría.

—No voy a irme —dije con tono firme—, hoy no. Ahora me toca a mí salvarte.

Él sabía por qué lo decía, sabía exactamente lo que pensaba en cada instante. Me miró, observó mi collar durante unos instantes —su mente analizaba mil cosas— y se fue, dejándome allí sola, sin ninguna forma de ganar.

A PRUEBA DE BALAS (en proceso)Where stories live. Discover now