32. DORIAN

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Estaba escribiendo sobre la segunda servilleta con una especie de emoción única, cuando una doblada por la mitad llegó a su regazo.

Él levantó la cabeza al instante, pero ella ya había sellado sus labios con la taza, casi sonriendo, pero al tiempo ocultando la vergüenza de que la servilleta hubiese llegado a ese punto como "un accidente".

"Dicen que si las robas, ganas un pañuelo..."

Pronto una sonrisa muy atípica se dibujó en sus labios. Fue todo un acontecimiento personal, mucho más cuando se quedó sopesando las que habían sido sus reacciones en los últimos años y se dio cuenta que eran muy pocas las veces en las que sonreía.

¿Qué tanto podía costar la felicidad?

Encontrar la respuesta a esa pregunta sería todo un delirio, pero primer debía rescatar a la chica que robaba galletas, porque cuando apenas se dio cuenta de que un par de voces se alzaban un poco, no tuvo que decidirlo dos veces cuando se levantó de su asiento y se paró a su lado, mirando al hombre que intentaba jalarla. 

El último atardecer ✔Onde histórias criam vida. Descubra agora