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-Riddle... Riddle!- gritó la voz de la chica despertando al azabache quien decidió darse la vuelta para seguir descansando.

Daila simplemente no sabía como es que se encontraba en una cama matrimonial desnuda con Tom a su lado.
-Mierda.- soltó de repente.

-Justo lo que gritaste ayer.- le recordó el chico con la mayor tranquilidad.- Buenos días, por cierto.
-Buenos días!? Te das cuenta de... lo que está pasando? Es que no ves que... oh cielos.- dijo ella buscando su ropa muy preocupada.

El azabache la miró de reojo recordando como la chica había gritado su nombre y había suplicado por más. Sin embargo había algo que le parecía demasiado extraño.
-Espera, como es posible?- le preguntó.

-Verdad? No puedo creer que tú y yo...- empezó a decir ella mientras se colocaba sus botas.
-No, eso no. Como es que puedes caminar?- le preguntó algo frustrado.- No te duele nada? Las piernas... ni un poquito?

Daila levantó la ceja mientras miraba como el azabache la observaba con descaro.
-Para tu información, soy más fuerte de lo que piensas, y si, me duelen.- dijo mientras buscaba algo con preocupación.

Al mirarse en uno de los espejos, abrió los ojos al ver marcas al rededor de su cuello. Pasó su mano y entonces se dio cuenta de que no tenía su collar.
-Mi collar.- soltó ella.- No está.

Tom no dijo nada, miraba como la chica cambiaba algo apresurada buscando su dichoso collar e ignoraba el hecho de que habían tenido relaciones íntimas, bastante comprometedoras de las que no le hablaría a nadie.

-Te arrepientes, verdad?- le preguntó finalmente con un tono algo molesto, en el fondo dolido.

Ella no contestaba, solo buscaba el collar que tanto significaba para ella.
-Contéstame, te arrepientes de lo de anoche?- le preguntó mientras se colocaba su ropa con algo de brusquedad.

-Primero ayúdame a encontrar mi collar.- le dijo esta ahora más nerviosa que preocupada.
-Por qué no puedes contestar? Si o no, te arrepientes o no?- le dijo este buscando su mirada.

-Por que... por que no es solo no o si, es un tema algo delicado. Ahora me preocupa mi collar.- volvió a insistir ella mientras miraba debajo de las sábanas y debajo de la cama.

-No puedo creerlo! Te pregunté si estabas segura! Tu me dijiste que si. Por qué te arrepientes!?- le gritó ahora ofendido, dolido, furioso.

Daila miró algo extrañada al azabache.
-Y yo no te he dicho nada de eso, por que asumes que estoy arrepentida?- le preguntó ahora mirando como Tom se sentaba en la cama.
-Crees que soy idiota? Crees que no te he leído tus pensamientos? Crees que puedes simplemente entrar en mi vida y desordenarla!? Has destrozado todos mis planes! Debería haberte matado cuando tuve oportunidad!- dijo mas bien para si mismo.

-Genial, ya empezarás con eso. No tienes algo mejor? Me cansa escuchar lo mismo siempre. Ambos sabemos que eres incapaz de hacerlo.- dijo ella.

Tom frunció el ceño.
-Puede, pero si puedo hacerte sufrir.- le dijo mientras le enseñaba la joya que tanto había estado buscando.- Que me dices de esto?

Y sin dejar responder a la chica, el azabache la tiró al suelo y pisó el collar, rompiéndolo en pedazos.

Daila sintió como una parte de ella se rompía, sentía un nudo que cada segundo que pasaba creía más y más dentro de ella. Y así hasta que no aguantó más y se dejó caer al suelo.

-Daila?- le preguntó este mirando como ella ahora llevaba sus manos a su pecho, como si no pudiera respirar.
-Por qué lo has hecho?- le preguntó o ella sin mirarlo, viendo como los pedazos de su collar yacían en el suelo.- Por qué lo has hecho!?

El azabache no supo que decir cuando vio como ella se tapaba las orejas y empezaba a gritar. Gritar...

Rápidamente tomó su varita y pronunció "Protego maxima!" al rededor suyo para no salir impactado ni herido por su grito. El grito de una verdadera banshee.

Tenía nada más que una banshee ante sus ojos, por todo Salazar. Podría tener más suerte?
-Wow.- soltó casi en un suspiro cuando Daila simplemente paró de gritar quedándose totalmente en silencio.

-Que ha sido eso?- preguntó ella en shock. Parecía asustada... y es que de ahora en adelante todos deberían estarlo, pensó el azabache.

La chica miró a Tom al ver que este no respondía. Se extrañó en la manera en que la estaba observando. Admiración? Asombro?
-Tom, que ha sido eso?- preguntó ella de nuevo ahora levantándose.

Cuando quiso acercarse al azabache este simplemente se apartó por sí acaso.
-Eres... eres una maldita banshee.- dijo este.- Es... increíble. Tú... eres increíble.
-Qué?- preguntó ella más confundida aún.

-Banshee? No te suena? Son espíritus femeninos que, según la leyenda, se aparecen a una persona para anunciar con sus llantos o gritos la muerte de un pariente cercano. Son consideradas hadas y mensajeras del otro mundo....- dijo este fascinado.

Ella simplemente frunció el ceño.
-Como es eso posible, nunca lo había hecho antes.- dijo mientras miraba al suelo algo asustada.

Oh no.
-El collar.- dijo de repente Tom.- Desde cuando tienes ese collar?- le preguntó mientras intentaba no acercarse mucho a ella.
-No me acuerdo. Mi padre me lo dio...- respondió ella mientras recogía todos los pedazos del suelo de manera algo brusca.

Entonces... ese collar era su amuleto. Ese amuleto que la protegía. Y él lo acababa de romper. Genial.
-Yo...- empezó a decir algo avergonzado.

-Tu qué? Tú qué!? Me has roto lo único que conservaba de mi padre! Te odio demasiado Tom Riddle!- empezó a gritarle mientras se acercaba peligrosamente.

El azabache por otro lado solo retrocedía con algo de... respeto. Una banshee salida de control nunca era bueno.
-No... no grites.- le pidió este.

-Que no grite? Que no grite!? Eres la persona más mmm!- gritó ella hasta que este solo pronunció un "Silencio" dejándola sin habla.

Tom suspiró algo más aliviado pero fue cuando sintió como ella le daba una patada en la entrepierna. Y solo tenía algo que decir...

Que Daila no mentía cuando decía que era muy fuerte... demasiado diría.
-Serás desgraciada... me vas a matar algún día de estos!- le gritó mientras veía como ella se sentaba de mala gana en la cama con los brazos cruzados.

Ella solo levantó la ceja conforme estaba demasiado molesta.
-Oye, no te quejes, si? Se de un lugar... alguien que puede reparar tu estúpido collar.- le dijo este levantándose a duras penas.

La chica se crujió los nudillos haciendo que el azabache alzara sus manos en forma de rendición.
-Entonces... vienes o no?- preguntó esperando que dijera que si... aunque en verdad no tenía más opción que aquella.

"Como quieres que responda, idiota?" leyó su pensamiento haciendo rodar los ojos del chico. "más te vale que esa persona pueda arreglar mi collar, si no, usaré tus propios dientes y órganos para pagar otro."

Encantadora, pensó Tom antes de abandonar la casa junto Daila para ir rumbo un sitio de lo más conocido para él.

Solo esperaba ser... bien recibido.

our perfect crime (Tom Riddle)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora