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en donde kamado sumiyoshi, un omega divorciado y con un hijo, conoce a tsugikuni yoriichi, un alfa que parece de lo más aterrador pero en realidad es... un poco torpe.
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♡. fanfic bl de kimetsu no yaiba ! cré...
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sábado en la mañana, casi mediodía. escuchaba a uno que otro niño jugar en los parques que pasaban.
el viento hacía que su cabello recogido se moviera, la música del radio ocultaba el silencio que había entre los dos (porque tanjirou estaba dormido en su asiento de bebé).
no había caos.
pero aun así, sumiyoshi sentía que se le iba el alma.
¡voy a conocer a sus padres! apenas han pasado dos semanas, ¿cómo llegamos a esta situación? sé que no somos nada, pero no quisiera darles una impresión errónea, ¡no quiero que piensen mal de mí!
—sumiyoshi, no te pongas nervioso —escucha a su lado.
la mano de yoriichi viaja de la palanca de cambios hacía él, dejándola ahí para que sumiyoshi la tome.
y él lo hace, sujeta la mano contra su pecho, respirando profundamente y tratando de relajar su mente y dejar sus ideas.
yoriichi lo mira con detenimiento en un alto, siente su corazón latir fuertemente al ver cómo el omega sostiene su mano, cerrando sus ojos y tomando aire. con su propia mano percibe los latidos de sumiyoshi, la manera en que pasa de latidos incontrolables a un ritmo normal y más relajado.
además, las feromonas del omega pasan de sentirse con temor y miedo a tranquilidad y calma.
qué belleza.
—¿mejor? —pregunta acelerando una vez la luz cambia a verde.
—mejor, muchas gracias —le contesta mirándolo. aún sostiene la mano de yoriichi, pero la mira y la suelta.
ello extraña a yoriichi, quien lo mira confundido.
—¿qué pasa?
—¿no quieres sostener mi mano?
un tomate podía competir con su rostro.
—uhm, uh... —comenzó tartamudeando, bajando la mirada y viendo la mano del alfa cerca de él. tomar la mano de yoriichi... le había gustado mucho—. sí quiero...
detrás, tanjirou los veía después de haber despertado. no hacía ningún ruido, pero sonreía al ver la cercanía que los adultos tenían.
después de varias charlas y risas, los tres habían arribado al hogar tsugikuni.
yoriichi se estacionó, sin salir del auto ni quitar su cinturón. sumiyoshi mantenía la frente en alto, listo y preparado para dar lo mejor de sí aunque fuera por menos de media hora.
—si no quieres entrar está bien, sumiyoshi. recuerda, no te voy a obligar a nada que no quieras hacer —dice suavemente, haciéndole entender que sus palabras no tenían nada más que verdad absoluta.
