Prólogo.

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Los viñedos estaban listos para deleitar con su mejor cosecha, los vinos habían sido embotellados y etiquetados, las invitaciones enviadas y los preparativos para la gran fiesta terminados. Al buzón de todas las familias aristócratas llegó la invitación de la gran velada, como una fiesta de presentación todos los omegas salieron de compras para conseguir su mejor atuendo y tener las alhajas más brillantes.

Como era la tradición, muchas rosas fueron compradas y cortadas. Rojas, blancas y amarillas, las flores fueron posadas en la oreja izquierda de los omegas sin pareja. Como todos los años y con cada cosecha; Jimin colocó en su oreja izquierda una rosa blanca esperando que esta vez algún alfa le concediera una pieza en el vals.

Era una tradición de la clase alta esmerarse en la fiesta de la cosecha, siempre era el mismo revuelo con los preparativos y las costumbres durante el festejo; desde las flores en las orejas, hasta el precioso vals final. Y como cada año, Jimin esperaba que su cuento de hadas se cumpliera.

Sus padres se habían enamorado durante la fiesta del viñedo, sus padres bailaron el vals final y cayeron enamorados; vivieron una historia de amor desde aquel día. Y como el romántico que suspira por palomas blancas, Jimin esperaba que aquello se replicará.

Porque el reloj ya marcaba el final, su papá le exigía que se casará para tener protección, su mamá le presentaba a distintos alfas para comenzar una relación y su hermano hacía insinuaciones sobre meterlo a algún convento; para que siquiera fuera algo de su vida. Eran muy conservadores, su tiempo se terminaba.

Para la velada se puso sus mejores joyas, usó poco maquillaje y compro la ropa mas linda que pudo encontrar, tenía fe de que esa noche encontraría a su alma gemela.

Y tal vez algo que le ponía en desventaja era su timidez, no podía compararse con sus amigos que sabían cómo desenvolverse con alfas, no podía compararse con las omegas que sonreían y se sonrojaban de una forma adorable. Todo lo que hacía era torpe, cuando algún guapo empresario le hablaba se ponía tan nervioso que comenzaba a sudar por las palmas, cuando alguien le invitaba a bailar le pisaba los pies de la timidez que le provocaba verle a los ojos.

Era un desastre, ¿y así quería conocer a su alma gemela? No podría, no siendo este desastre de nerviosismo y sonrojos incómodos.

Tal vez su hermano tenía razón y él había sido traído para ser el omega que se una a un convento para entregarle su vida a Dios. Y no era tan mala idea, era un fiel creyente, pero...

Anhelaba tanto enamorarse, pedía ser amado. Más de una vez se había puesto su velo de iglesia y había ido a su capilla para pedirle a Dios por su alma gemela.

No quería creer que Dios le había dado la espalda, no podía ser. Había rezado con fé.

Su fé era grande, las ganas de tener a su alma gemela a su lado carcomía sus huesos, tanto, que llegó él.

El hermano menor de la familia más importante de su país había puesto sus ojos en él desde que llegó, un alfa importante y bueno, todo lo que su familia había esperado para él caminaba hacia su dirección.

Jimin juraba que su corazón se detenía por los ojos redondos que le miraban con fervor, pero su corazón seguía latiendo con cada paso dado por el alfa.

"Buenas noches." Le saludo sonriéndole, era encantador. Un príncipe.

Su apariencia y su carisma lo hacían lucir ante los ojos de Jimin como el príncipe que había leído en los cuentos, con su traje militar y su sonrisa de ensueños.

"Buenas noches." No podía creer que este momento estaba sucediendo, temía arruinar todo con su timidez y torpeza.

"Lo veo muy solo, ¿no me quiere acompañar?" Ofreció su brazo, quería que Jimin se colgará de su lado.

Las rosas hurtadas ; km omegaverseTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang