❝ 𝐀𝐝𝐢𝐨́𝐬

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A la mañana siguiente, Armin se había despertado envuelto en un cálido abrazo. No podía mirar bien a la persona, ya que su cara estaba enterrada en su pecho demasiado apretado para su comodidad. A pesar de que la mano descansaba sobre la parte posterior de su cabeza, se las arregló para levantar su cuello para ver quién era él que le había abrazado durante toda la noche. Lo primero que logró ver fue un par de labios ligeramente separados, demasiado cerca a los suyos. Un poco más y podría haberlos besado accidentalmente. Se alejó suavemente para obtener una visión más adecuada de quien era, y lo reconoció como nadie más que Eren. El movimiento parecía despertar al chico de tez morena, mientras esos ojos hipnóticos se abrían lentamente. Ese hermoso tono verde, como siempre, dejó a Armin sin aliento.

"Buenos días" sonrió Eren, con voz ronca y áspera. Bostezó y se frotó los ojos llorosos, "¿Qué hora es?"

Armin miró el reloj que colgaba de la pared de Jean, "diez para las ocho."

"Es muy temprano..." murmuró Eren y con sus dedos comenzó a cepillarse su desordenado pelo en un intento de librarlo de todos esos nudos y rizos. Aunque pronto se rindió, pensando que no sería capaz de hacer mucho con su cabello terriblemente enredado.

No muy lejos de Armin y Eren estaba Jean, que lentamente comenzó a moverse. Sus pesados párpados se levantaron y su mirada sombría se posó sobre los dos chicos sentados a su lado. Con un murmullo incoherente, Jean tomó asiento y se frotó el sueño de sus ojos. Estaba demasiado cansado como para saludar a alguno de sus amigos, y en vez de eso se puso de pie y vagamente se dirigió a la cocina. Encendiendo la tetera para hacerse un café.

"Buenos días", Armin camino por el frío suelo de baldosas con pasos ligeros y se sentó en la mesa de la cocina. Eren siguió sus pasos, dejándose caer pesadamente en una silla.

"¿Quieren café?" Jean gruño, sus ojos se posaron hacia el moreno y el rubio que se encontraban  sentados a la mesa. Eren respondió con un fuerte bostezo y un movimiento de cabeza, mientras que Armin continuamente se ofrecia a hacerse él mismo el café.

Armin nunca estaba acostumbrado a que la gente le ofreciera cosas, ya que él era el que solía hacerlo. "¿Estás seguro? Puedo hacerlo si eso te-"

"Armin, es sólo café. Lo tengo." interrumpió Jean.

"Yo- si, esta bien." Armin asintió con la cabeza. No estaba acostumbrado a que mostrara tanta amabilidad, ya que eso nunca sucedería en su casa. Le agradeció a Jean cuando una taza de café humeante fue colocada frente a él.

Los tres chicos habían decidido quedarse el resto del día. Habían jugado videojuegos, visto películas, se habían atrevido a hacer algunas cosas estúpidas, incluso tener una pelea de almohadas (Armin eligió quedarse fuera de esto).

El rubio sonrió viendo como Eren y Jean continuaron atacándose con las almohadas, haciendo que las plumas volaran a través de toda la habitación y cubrieran el piso. Sin embargo, las esquinas de sus labios se fruncieron en ceño cuando leyó el reloj que colgaba en la pared. Reiner volvería a casa pronto.

"Chicos, debería de regresar ahora", Armin se levantó del piso, dándoles a ambos una pequeña sonrisa. "Nos... ¿Nos veremos pronto?"

Eren y Jean, quienes estaban felices, ahora su humor se había convertido en uno de decepción. "Totalmente. Fue bueno verte de nuevo," Jean le devolvió la sonrisa a Armin, bajando su almohada.

"¿Quieres que te lleve a casa?" Eren se ofreció, también dejando a un lado su almohada ahora vacía.

"Eso estaría bien", Armin asintió. Eren se despidió de Jean, para llevar a su amigo rubio fuera de la casa a través de las calles de su pequeño barrio. Mientras caminaban, Eren no pudo evitar extender su mano y apretar ligeramente la mano de Armin.

Hubo un largo momento de silencio. Aunque, sorprendentemente, Armin fue el que lo rompió. "Eren, realmente aprecio todo esto. No he tenido la oportunidad de decirte gracias."

"No es nada. Te lo mereces." Eren se encogió de hombros, con sus ojos pegados al pavimento por el que caminaban.

"Cierto..." Armin se apartó un poco, comenzó a mirar a cualquier lado excepto al chico que se encontraba a su lado.

A pesar del incómodo silencio entre ellos, Eren se encontraba atesorando este momento. Casi nunca veía a Armin y estaba triste por verlo irse de nuevo. Caminaron por las escaleras del porche principal, deteniéndose frente a la puerta.

"Espero que podamos volver a hacer esto en otro momento." Eren sonrió felizmente, aunque en sus ojos era evidente que había algo más. Estaba preocupado por la seguridad de Armin.

"Sí, yo también... Fue genial salir de nuevo contigo", Armin le dio a su amigo una última sonrisa, para darse la vuelta y abrir la puerta de su casa. Antes de cerrar la puerta, conectó con los ojos de Eren una última vez, "Adiós."

"Adiós."

La puerta se cerró, separándolos una vez más. Armin suspiró mientras se apoyaba contra la pared, con una mano apretando suavemente su bufanda. ¿Cómo podría mentirle a Reiner de esta manera?

Armin intentó y trató de ignorar ese sentimiento de culpa de su pecho, pero desafortunadamente no lo logró. En su lugar, decidió que se podría ocupar con su libreta de dibujo y lápiz hasta que Reiner volviera a casa.

❝ dolor. | EREMINWhere stories live. Discover now