❝ 𝐑𝐞𝐜𝐮𝐞𝐫𝐝𝐨𝐬

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"Hey, Armin. Volvi." Reiner entró en la sala de estar, con las manos en la espalda mientras una sonrisa se formaba en sus labios. Armin levantó la vista de su libro y miró a su novio con una ceja arqueada.

"¿Qué estás escondiendo?" El rubio más pequeño se puso de pie, tratando de echar un vistazo rápido a lo que sea que Reiner estaba sosteniendo detrás de él.

"¡Ah ah-!" Reiner sacudió la cabeza, "cierra los ojos".

Armin resopló y siguió las órdenes de su novio. "Está bien, ¿ahora me puedes enseñar?" sintió que como el otro le tomaba suavemente una de sus manos y la levantaba antes de colocar algo bastante pesado allí.

"Está bien, abre los ojos."

Armin levantó lentamente los párpados, sin saber qué esperar de su novio. Sin embargo, cuando vio lo que realmente era, estuvo a punto de llorar. Un ramo de flores azules y amarillas, delicadamente atadas con una cinta rosa.

"¡Reiner, no debiste-!" Armin se llevó el ramo a la cara y respiró profundamente antes de envolver sus pequeños brazos alrededor de su novio en un abrazo.

"Mira, los azules combinan con tus ojos." Reiner señaló con esa voz suave y gentil que Armin adoraba tanto.

"Los amarillos combinan con los tuyos." Armin agregó, abrazándose cerca de su novio mientras se sentaban en el sofá.

"¿Sabes cómo se llaman estas flores?" Preguntó Reiner, luciendo la misma sonrisa que derretía el corazón de Armin como mantequilla.

"No, en realidad... ¿cómo se llaman?"

"... Claveles", la palabra salió de mi boca de repente, no esperaba decirla en voz alta.

"¿Qué dijiste?" Reiner acababa de arrancar todas las páginas de mis libros y tirarlas a la basura. Se dio la vuelta para enfrentar mi figura temblorosa y cubierta en carmesí.

Miré a mi novio, tratando de ignorar el sabor metálico de la sangre en mi boca y el ardor de mi ojo izquierdo. "Oh... N-nada, no es nada", dije apenas en susurro.

"Dijiste algo Armin, te escuché," Reiner se acercó a mí, agarrando nuevamente mi cuello y empujándome contra la pared. Me estremecí por el ardor que el toque dejó en mi piel, "¿qué dijiste?"

"D-dije..." La intensa mirada de Reiner me desconcertó por un segundo. ¿Cuándo alguien tan amable como él... Se convirtió en esto?

"¿Puedes decirlo ya?" Reiner bufó.

"Claveles", sonreí con nostalgia al recordarlo.

Solo un recuerdo. No volveré a vivir ese momento de mi vida. Las lágrimas comenzaron a punzar en las comisuras de mis ojos.

"Bebé..." comenzó Reiner, empujándome hacia el sofá, rodeando mi cintura con una pierna a cada lado. Encontré su peso encima del mío algo incómodo, "sabes que lo que estoy haciendo es lo mejor, ¿no? Leer es una pérdida de tiempo. Así como dibujar. Aún eres tan ingenuo, es lindo". Sentí como Reiner comenzaba a desabrocharme la camisa. Realmente no quería esto. No ahora.

"Deten-"

Reiner me interrumpió con un beso hambriento. Traté de retroceder cuando tiro nuestras ropas al suelo, pero ni siquiera podía sentir mis propias piernas debajo de su gran peso.

Reiner se detuvo por un momento, rompiendo el beso que estaba compartiendo apasionadamente con su novio. "¿Estás seguro de que quieres hacer esto?" La preocupación era evidente en su rostro y en su tono, "No quiero ponerte en una posición incómoda. Solo podemos hacer esto si estás cien por ciento seguro".

Armin sonrió, encontrando casi divertida la preocupación de su novio. "Reiner," extendió su mano pasando sus dedos por el cabello del otro, "Estoy seguro".

"... Está bien," Reiner sonrió suavemente antes de reclamar sus labios de nuevo.

Cuando Reiner terminó se duchó, cambió y se fue. No sabía a dónde se había ido, pero supuse que a un bar o a la casa de un amigo.

Me acurruqué en la cama y lloré en silencio. ¿Cuándo nuestra relación se volvió tan... Amarga?

Me levanté, cojeando hasta el baño. Me miré en el espejo y solo me sentí peor. Las cicatrices, los moretones, los cortes... Reiner nunca haría esto. Solía ​​ser tan delicado y gentil conmigo... Entonces, ¿qué había pasado para que se hiciera así?

Extendiendo mi mano, abro el botiquín. Agarré la cuchilla que pensé que nunca más volvería a usar. Miro hacia el pequeño objeto en mi temblorosa mano, sopesando* mis opciones. ¿Por qué Reiner seguía aquí de todos modos? ¿No estaba mejor con Bertholdt? ¿Incluso signifiqué algo para él? Quiero decir ¿signifique algo para... Alguien? Si muriera, ¿alguien se daría cuenta?

'eres la persona más maravillosa que ha entrado en mi vida'.

Mis ojos se abrieron y jadeé bruscamente. "Eren."

'No puedes castigarte así cuando significas mucho más de lo que crees'.

La más pequeña y débil de las sonrisas se dibujó en mis labios.

'No puedo perderte'.

Ha estado muy preocupado por mí.

'Siento mucho no haber estado allí para ti'.

Lo que dijo fue sincero. Había asumido que era lástima, pero en realidad siempre había sido su preocupación por mi.

Mi sonrisa creció y caminé hacia la ventana. La empujé para abrirla, permitiendo que la lluvia golpeara el suelo y mi cara. Miré una vez más la cuchilla, antes de mirar hacia al frente y lanzarla tan lejos como pude. Ya no la necesitaba.

Estaba siendo tan terco e ignorante. Pensé que nadie se daría cuenta si moría. Pero alguien se daría cuenta.

Eren se preocuparía.






























*Sopesando: Examinar con atención o considerar con prudencia las ventajas y los inconvenientes de algo.

❝ dolor. | EREMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora