Pistas

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—¡Oigan, necesito ir al baño! ¡Abre la puerta idiota! ¿Acaso tu no vas al baño? ¡Dejame usar el maldito baño! Esque realmente necesito usar ese maldito baño—

La mujer que quería unirse al equipo de Douk-su necesitaba ir al baño, y en los últimos 5 minutos no oraba de gritar.

—Entonces orino en el suelo ¿eso te parece? ¡Abre la pita puerta! Oye triangulito, no te necesito. Trae a tu superior. Tu superior el cuadrado, pero ya—

—No puede salir de la instalación fuera del horario asignado—

—¿Que? Piensa que vamos a seguir sus horarios de mierda ¿he?— la pequeña puerta por la que estaba hablando de cerró. —¿Pero que...? Maldito bastado. ¡Abre! Me voy a orinar aquí ¿eso quieres? Voy a orinar, que disfrutes lo que estás por escuchar—

—Sígueme— dijo uno de los soldados abriendo la puerta.

—_____, levántate, corre— me susurró Sae.

Salimos de nuestras camas y caminamos rápidamente a la puerta.

—También tenemos que ir— dije.

—¿Como? Yo me gané esta ida al baño y ¿creen que se pueden aprovechar?—

—Si—

—Son muy molestas. ¿Lo sabían?—

Sae y yo la ignoramos y seguimos al triángulo.

—Mocosas mal educadas—

Llegamos hasta al baño y casa una se encerró en uno por unos segundos. Luego Sae y yo salimos y le abrimos la puerta a la mujer.

—¡Hay me asustaste!— dijo mientras se quitaba en cigarro de la boca. —¿Que?—

Sae sacó su navaja dejándola al frente de la mujer. Esta se empezó a ahogar con el propio humo de su cigarro.

—¿Les voy a dar si quieren— dijo ofreciendo su cigarro.

—No nos importa lo que hagas, puedes seguir fumando. Sube ____—

Puse un pié en la tapa del inodoro y empezé a girar los tornillos de la ventilación con la navaja.

—¿Que haces? ¿Vas a entrar ahí?—

—Yo no, ella si—

—Iré a ver que puedo averiguar. Has más tiempo, y te diré si encuentro algo ahí.—

—Echo, súbete—

Sae puso su pie en el hombro de la mujer mientras está soltaba unos divertidos quejidos.

—¡Dios! ¡Mi estreñimiento me está matando!— dijo la mujer. ¡Auch! ¡Creo que sería pas fácil parir! ¡Duele muchooooooo! ¡Me muero! ¿Porque no sale?—

—Se terminó su tiempo— dijo el soldado golpeando la puerta.

—Ya casi salgo—

—Si, yo también— apoyé.

—¡Ya sal por favor! Ya no puedes tardar. ¡Date prisa, por favor ya sal—

—Deben volver—

—Ya casi—

—Salgan ya, o entraré—

—Espera. ¡Esque, ya no hay papel higiénico! Mierda, oye, voy a lavarme.— salió corriendo y abrió el tubo. —No vallas a entrar, ni se te ocurra ¿escuchaste? Si llegas a entrar, voy a tener mi trasero al aire. ¡Ay, que rico es enjuagarse!—

—Sae, regresa ya— le dije en un tono en el que pudiera escuchar.

—Ahí voy— dijo bajando

—Iré al otro baño— salí rápidamente y me encerré en el del frente.

—Salgan ahora—

—¡Pero no hay papel higiénico!—

—Si no salen, entraré yo—

—Tengo que limpiarme— pero él entró. —Oye, no entres. Trae al cuadrado, debo presentar una queja.— se escuchaba en el otro baño. —¿Que demonios estas mirando? Idiota—

—Terminé— dije saliendo

—Oye pervertido, no te dije que no podías entrar. ¡Esto es a so sexual! Oye, te voy a demandar cuando salga maldito asqueroso—

Las tres salimos del baño y volvimos a la "habitación". En todo el camino la mujer quería saber que fue lo que Sae vió.

—Oye ¿que viste? ¿Que fue lo que viste?—

—Te lo diré mañana—

—¿Porque mañana? Dímelo ahora. Oye ¿que viste? ¿Por qué hasta mañana? Dime ya...—

(...)

Al día siguiente la mujer se encontraba a primera hora preguntando por lo que vió Sae ayer en na noche.

Ella ya me lo había dicho, había oído azúcar derretido y vió como cosinaban algo.

—Jugadores, es hora del desayuno. Por favor hagan una fila al centro— dijo la voz por los megáfonos.

—Oye ¿que viste? Ya es mañana. Dijiste que me lo dirías hoy, estuviste mucho tiempo ahí— insistió.

—Los enmascarados estaban derritiendo algo en ollas grandes— respondió mi novia.

—¿Como qué?—

—No s emuy bien— mintió.

—Maldición. Hice ese gran espectáculo para salvar tu vida ¿y no estás segura?—

—Olía muy fuerte—

—¿Como ha que?—

—Azúcar, tal vez—

—¿Azucar tal vez? ¿Entonces estaban, derritiendo azúcar en ollas?—

—Creo que si—

—¿Y ya, eso es todo? —

—Si, ahora déjanos en paz— dije.

—Escucha... Si no me estás contando todo te quemaré los ojos con cigarrillos— Sae la vió con una cara bien seria. —Ya me dió hambre. Quiero algo dulce. Ay mierda... Tengo mucha hambre—

—Deberíamos ir por nuestra comida— le dije a Sae.

—Si—

Fuimos por nuestra comida, que consistía en una botella de leche y algo que aprecia un tipo de bizcocho o tal vez pan.

Para ser sincera no sabía tan mal. Nos daban bastante poco para comer, así que si sabía bien o mal, tendrías que comerlo para no morir de hambre.

—¿Por qué no comes?— le pregunté a Sae, quien sólo miraba su comida.

—No tengo hambre, tal vez lo coma luego—

—Oh entiendo, esta bien, solo asegúrate de estar fuerte—

—El segundo juego está apunto de comenzar— dijo la voz. —Por favor, es necesario que sigan las instrucciones del personal—

𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋-𝐒𝐀𝐄𝐁𝐘𝐄𝐎𝐊Where stories live. Discover now