Caos Nocturno

1.3K 103 11
                                    

Todos se encontraban en sus camas, Sae y yo decidimos dormir juntas en una sola cama. Pensamos que así sería aunque sea un poco seguro.

La cuenta regresiva para que las luces se apagaron empezó. Lo único que teníamos para defendernos eran las navajas, nada más.

—Diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno—

Todas las luces se apagaron, quedando completamente a oscuras. Pará ser verdad si estaba asustada, estaba bastante asustada. Sentía como todos mis sentidos se agudizaban, cada uno de ellos.

Los nervios llegaban al cielo, y más cuando todos escuchamos el desgarrador y fuerte grito de una mujer. De inmediato todos se levantaron de sus camas y trataron de ver que pasaba, pero casi no se podía porque no había luz.

Las luces de apagaban y se prendían una y otra vez. Los estantes con las camas empezaron a caerse, incluido el nuestro.

Con los nervios de punta sacamos las navajas mientras mirábamos a nuestro alrededor.

Noe di cuenta cuando un hombre, uno de los del equipo de Douk-su empezó a ahorcar a Sae con un pedazo de tela.

Reaccioné lo más rápido que pude y por detrás clavé dos veces la navaja en su cuello, provocando que se desangrara. Sae se levantó con dificultad para respirar, así que le pregunté si estaba bien.

—¿Estas bie-- —

No pude terminar de hablar porque sentí como me jalaron el cabello fuertemente. Luego me tiraron al suelo y me patearon el estómago.

Traté de alcanzar la navaja que se me había caído, pero era imposible. Luego de eso alguien me quebró una botella de vidrio cerca del hombro, casi en el cuello, pero por suerte no fue así.

Cuando pude alcanzar la navaja, la clave en su pierna, provocando que me soltara. Había un gran tubo de metal en el suelo, lo tomé y luego lo pegué contra su cabeza, provocando que esta sangrara demasiado.

Pide ver a todo mundo corriendo, pero no la veía a ella, no veía a Sae-byeok. Saqué la navaja de la pierna del hombre y seguí defendiendome, tratando de que no me mataran.

De tanto correr choqué con alguien y me tiró al suelo. Era otro hombre, solo que no lo conocía. Ese trató de venir contra mí, pero clave la navaja en su cuello antes de que me atacara.

Podía sentir como la sangre caía de su cara hasta varias partes de mi cuerpo, por ejemplo la cara, cuello, y pecho.

Había matado a dos personas esta noche.

—!Por favor, detenganse! Tengo... Tengo mucho miedo. ¡A este paso, todos moriremos!— un anciano estaba gritando todo desde una cama. —Todos. Todos van a morir. Tengo miedo. ¡Basta! ¡Todos moriremos si continúan!—

Las luces se encendieron y varios soldados entraron. Uno de estos disparó repetidas veces al techo.

Nos ordenaron soltar las armas, así que lo hize. Nos registraron y verificaron que nadie tuviera armas.

Jugador 277, eliminado. Jugador 123, eliminado. Eso era lo que se escuchaba en el dormitorio. Gotas de sangre convinadas con sudor caían de mi frente, y me costaba respirar.

Estaba bastante preocupada por mi novia. No la veía por ninguna parte. ¿Y si había muerto? ¿Y si Douk-su la había matado? Trate de ignorar esos pensamientos, pero era inútil.

Cuando los soldados nos dejaron ir, recordé a Gi-hun. "Si pasa algo en la noche, nos reuniremos junto a mi cama. Piénsenlo".

Caminé rápidamente a donde se encontraba anteriormente la cama de Gi-hun. Y ahí la vi, sentada abrazando sus rodillas. Se notaba triste, bastante.

—¡Kang Sae-byeok!— llamé.

Ella levantó su mirada y me vió ahí parada frente a ella. Rápidamente bajó de la escalera en la que estaba sentada y se abalanzó sobre mí para abrazarme.

Podía sentir como mi hombro se empezaba a mojar, Sae estaba llorando, y yo no pude evitar hacerlo. Se separó de mi y empezó a dejar pequeños besos por toda mi cara.

—Lo siento mucho... — dijo sollozando.

—¿Que?—

—No debí alejarme de ti, no debí irme, lo siento—

—No digas esas cosas Kang Sae-byeok, no lo sientas. Estamos bien y eso es lo que importa—

—Me alegra que estés viva— dijo Gi-hun. —Siéntate aquí—

—Gracias— dije para luego sentarme junto a Sae.

—Oigan, porque no decimos nuestros nombres. Ni siqueira sabemos cómo nos llamamos —

—Yo sí sé su nombre, señor— dijo otro amigo de Gi-hun. —Ssangmun-dong—

—Ssangmun-dong es el nombre de ciudad— rió. —Mi nombre es Seong Gi-hun—

—Y tú ¿como te llamas?—

—Ali. Ali Abdul—

—¿De qué pais eres?—

—Pakistán—

—¿Pakistán? ¿Dónde es eso? —

—Por la India—

—Así es—

—Claro, por eso se graduó en administración de empresas—

—Soy Cho Sang-woo—

—¿Ustedes?— dijo Gi-hun mirándonos.

—¿Es obligatorio?— preguntó Sae.

—Ya estamos del mismo lado. Al menos necesitamos conocernos para generar un poco de confianza—

—Kang Sae-byeok—

—Jeon ____—

—Lindos nombres—

—¿Y usted señor? Díganos cómo se llama— le dijo Ali al anciano.

—¿Qué? ¿El mío? Yo... Mi... Yo... Me llamo... Creo que... Yo... Yo me llamo...—

—Esta beik señor, debe seguir muy asustado. Cuando estoy muy estresado, tiendo a olvidar hasta la dirección de mi casa. Estará mejor cuando descanse un poco—

𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋-𝐒𝐀𝐄𝐁𝐘𝐄𝐎𝐊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora