—Louis, eso es todo, nos estás asustando—, dijo su madre con el ceño ligeramente preocupado.

El omega respiró hondo y miró directamente a los ojos de su madre. Le sudaban las palmas de las manos, sus piernas seguían moviéndose hacia arriba y hacia abajo y su postura determinada comenzó a tambalearse.

Abrió la boca para hablar pero no salió nada, no pensó que sería tan difícil decirle a su madre que se mudaría a otro lugar. Podía hacerlo, después de todo ya tiene dieciocho años lo que significaba que era mayor de edad y podía irse cuando quisiera.

—Yo...bueno— resopló exasperado por no poder decirle, apretó los puños dándose fuerza —me iré de la casa — perfecto, tantas frases y palabras que juntó en su cabeza pare darle la noticia a Kate y lo que acababa de salir de su boca sonaba tan mal.

—¡¿qué?!—pregunta su madre, sorpresa y molestia claras en su voz.

La cosa es así: Ayer, después de que Louis llegó a casa y tomó una siesta, pensó mucho en lo que haría o diría para que su madre no se volviera loca o no lo dejara mudarse como lo había planeado el día anterior con su maestra, así que tan pronto como se levanto a desayunar le dijo a la omega que queria hablar con ella antes de que se fuera a trabajar. Su madre confundida por el nerviosismo de su hijo aceptó y Louis agradeció porque tenía que decírselo antes de que Harry llegara porque no quería que él estuviera presente si su madre explotaba.

Una parte de él le decía que su madre se lo tomaría a mal y la otra parte le decía que estuviera tranquilo, que su madre lo apoyaría y estaría de acuerdo.

Ahora su madre y Patrick están sentados frente a él en la sala de estar, como la última vez, la única diferencia es que él no les dirá que está esperando un cachorro.

—Me voy de casa, mamá—, repitió las palabras tratando de ser más claro. Miró el reloj que colgaba de la pared frente a él y se dio cuenta de que no pasaría mucho tiempo antes de que llegara Harry.

—¿Porqué? ¿A dónde vas?— Parecía genuinamente confundida y angustiada, lo que tranquilizó al omega porque ya no sonaba molesta. Punto para él.

—Porque Patrick tendrá que venir aquí o tendremos que ir con él—. Ella lo miró con incredulidad y Patrick sonrió con cinismo (ni siquiera sabía porque estaba el ahí). Fue entonces cuando se dio cuenta de que no debería haber dicho eso —n-no me malinterpretes, lo que quiero decir es que ahora con el bebé probablemente quieran más privacidad— vio a su madre negar con la cabeza y continuó —si tú no quieras privacidad ahora, la querrás cuando estés casada y Patrick también debe querer privacidad, mamá—dirigió su mirada al alfa y continuó con la misma expresión burlona.

Puso los ojos en blanco sin que su madre lo viera. Si pudiera golpearlo, ya lo habría hecho.

—No digas tonterías, Louis. Eres mi hijo, no necesito que me des privacidad, cariño—.

—lo necesitarás, mamá. Ambos. Y está bien, tengo que ser independiente algún día, cuanto antes mejor—.

—¿A dónde vas?— volvió a hacer la pregunta que había sido ignorada.

—Oh...bueno, ahora tengo un lugar donde quedarme, de hecho voy a ver el apartamento hoy— su madre frunció el ceño y asintió asimilando todo.

—Louis, no quiero ser un aguafiestas y arruinar tus hermosos planes como un chico independiente...— el alfa que no había hablado decidió abrir la boca con una carcajada, —...pero tú no tienes trabajo, sin trabajo no hay dinero y sin dinero no hay independencia—, se encogió de hombros y se recostó apoyando su espalda contra el sofá.

QUIERO ESTAR CONTIGO (L.S.)Where stories live. Discover now