Prólogo

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Para Stiles su vida era perfecta, o bueno todo lo perfecta que podía ser luego de todo lo que había vivido en el pasado.

A sus 28 años recién cumplidos Stiles podría decir que era feliz, tenía casi todo aquello con lo que había soñado. Se había recibido con honores como agente del FBI, lo que le había permitido trabajar en aquello que siempre había deseado desde niño. Estaba trabajando a la par de su padre en la oficina de la ciudad y debido a sus habilidades e inteligencia era llamado en algunas ocasiones para casos mayores que podían desarrollarse en cualquier parte del país por algunos días. Esto le permitía seguir viviendo en Beacon Hills, donde aún vivía su padre con el que tenía una excelente y cercana relación. Allí también se encontraba la manada, aquella a la que estaba orgulloso de pertenecer, la cual a pesar de los años y los retos que habían pasado seguía junta, siendo más fuertes y unidos que nunca.

Por último, el motivo más importante para Stiles, en Beacon se encontraba su adorado y amado Sour Wolf con quien, luego de tanto tiempo de amenazas y peleas, de situaciones de tire y afloje, había dejado sus diferencias a un lado para dejar salir sus sentimientos e iniciar una relación. La que había terminado con ellos dándose cuenta que en realidad se amaban con locura y que estaban destinados a ser el uno para el otro. Esos sentimientos tan intensos los habían llevado a no querer separarse nunca, por lo que luego de que Stiles terminara sus estudios se habían mudado juntos. Aún no estaban casados, o bueno no en las leyes humanas, pero la unión que habían llevado a cabo mediante la leyes lupinas eran tan o más  valederas para ellos que las humanas. A pesar de esto, estaban comprometidos, tenían unos bellos anillos de promesa desde hace un año y uno de sus planes a corto plazo era casarse.

Los dos años de "casados" que llevaban habían sido tan plenos y felices que no tenían nada más que pedir. Habían pasado por tantas cosas, conocían cada detalle del otro, sus mejores caras y sus peores demonios, pero no importaba cuantos hubieran porque los combatirán juntos, se amaban con locura y devoción sin importar qué.

Era ese amor, lo que lo habían llevado a soñar con formar una familia, la manada ya era su familia, una grande y a la que amaban, pero ambos anhelaban niños correteando por la casa. Por ello se habían dispuesto a investigar todas las posibilidades que estaba en sus manos, la más fuerte hasta el momento era la adopción, y según lo que habían averiguado hasta la fecha todo apuntaba a que podrían adoptar un niño sin demasiados inconvenientes. Entonces si, la vida de Stiles era feliz y tan perfecta como podía ser.

Una tarde su mente en continuo funcionamiento, alimentando su sed de investigar lo habían llevado al hospital para estudiar las posibilidades de embarazos asistidos y vientres de alquiler. Su inusual plan era conocer lo que se ofrecía para decírselo a Derek y decidir juntos en base a las alternativas, pero estando allí le habían ofrecido realizarse análisis para estudiar la posibilidad más adecuadas para él, alegando que así sería más fácil decidir sus opciones.

Ansioso como era y sin encontrarle nada contraproducente a realizar un par de estudios preliminares, aceptó sin dudarlo demasiado, después de todo si Derek no estaba de acuerdo no había perdido nada. Le explicaron que con su sistema rápido podían tomar las muestras y que mientras le explicarán las alternativas y sus procedimientos se realizarían los análisis obteniendo los resultados antes de ir a casa. Esto fue algo que lo incentivo para dar una respuesta afirmativa rápidamente.

Estaba en un consultorio junto a una médica que le comentaba los últimos detalles de uno de los procedimientos, cuando una enfermera entró con sus análisis y se los entregó en mano a la doctora antes de salir nuevamente. La doctora abrió el sobre y comenzó a leerlo, Stiles notó la seriedad que adopta su rostro, pero le restó importancia alegando que la mujer estaba analizando los datos detalladamente.

Ella dejó los papeles a un lado y lo miró con seriedad, procediendo a comunicarle que los análisis habían revelado algunos resultados inesperados. Entonces con una cara seria, similar a la que había visto en los médicos de su madre tantos años atrás, la doctora le informó que habían descubierto una extraña enfermedad autodegenerativa en su sangre, y con esta noticia su mundo comenzó a desmoronarse.

Lo que no quiero perder (PAUSADA)Where stories live. Discover now