Capítulo 10

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Hacía ya una semana y media que todos los integrantes de la manada estaban enterados de la enfermedad de Stiles y de la partida del alfa. Algunos aún no podían creer que todo aquello fuera real, que su querido y apreciado Stiles estaba pasando por aquello, y que para empeorar las cosas, Derek parecía haber entrado en un ataque de locura y había decidido marcharse. Esto último a pesar de ser algo que afectaba el estado de ánimo y el comportamiento de la manada, había sido algo que la mayoría había dejado en un segundo plano, para concentrarse en ayudar a Stiles. Siendo su prioridad que el castaño se recuperara y volviera a ser aquel centro magnético que mantiene a la manada unida y fuerte.

Con este objetivo en mente, se habían organizado de forma fácil, natural y sin mayores complicaciones de logística, para que el castaño estuviera siempre acompañado de uno o dos de los hombres lobos de la manada, absorbiendo parte del dolor. Buscando de esta forma reducir todo lo que fuera posible el malestar que ahora sabían que Stiles estaba sintiendo. Siendo siempre sutiles y sigilosos con su organización y con los momentos en los que cada uno absorbía parte del dolor, ya que sabían lo testarudo que podía ser Stiles y que si se daba cuenta de la rutina que cada uno estaba cumpliendo no les permitiría seguir con ella. Ya que el castaño estaba convencido de que si absorben demasiado de su dolor podrían ocasionar daños irreversibles a pesar de su capacidad curativa, Stiles siempre se preocupaba mucho por el bienestar de todos y esa había sido una de las arduas investigaciones que aún tenía en curso.

Les conmovía que se preocupara de esa forma por su salud, por lo que a lo largo de los años habían decidido seguir las indicaciones del humano de no sobrepasarse en la absorción de dolor de otras personas. Pero esta vez la situación era distinta y si Stiles podía ser testarudo, la manda lo era más cuando se trataba del bienestar de una de las personas más importantes de su familia. Por lo que llevaban la rutina firmemente a pesar de las negaciones que el humano pudiera tener, eso si aun se mantienen buscando llevar la mayor discreción posible.

Pero a pesar de todo el esfuerzo y empeño que todos estaban poniendo en aquel plan, con la intervención constante de cada integrante de la manada en cada momento que implica un esfuerzo para Stiles, de los turnos que cada uno había estado tomando para quitarle el dolor, nada de lo que hacían estaba teniendo el efecto que esperaban. Si lograban que mediante la absorción de dolor el castaño se sintiera mejor y pareciera más relajado, por lo que el castaño se sentía gratificado y hacía sentir mejor a los betas ya que estaban ayudando a aquel ser que siempre había estado para ellos. Pero ese bienestar se trataba de algo momentáneo y efímero, funcionaba como un placebo, Stiles se siente mejor físicamente en un instante, pero en cuanto quería ser más activo todos se daban cuenta que el cuerpo y su alma parecían pesarle cada vez más. Porque a pesar de sus esfuerzos y del empeño que cada uno estaba poniendo en combatir la situación, estaban lejos de hacer que el castaño se curará.

Ver esto estaba derrumbando las esperanzas de cada uno poco a poco, nadie se atrevía a decirlo pero se les estaban agotando las alternativas, lo que hacía que se sintieran cada vez más desesperados y tristes por el claro deterioro del humano de su manada. El dolor de ver aquella persona tan especial apagándose poco a poco estaba dejando un vacío en sus almas.

Todos querían hacer algo, y ponían su mayor empeño en ello, pero lo que no se estaban dando cuenta era que no importaba todo lo que dieran de ellos para curar a Stiles, al único dolor que estaban llegando, el único que lograban reducir momentáneamente era el físico, y el dolor que estaba matando a Stiles estaba en su corazón. En su alma y en la pérdida de la persona que más amaba, aquella por la cual se sentía rechazado y la cual sin ser consciente había roto más que su lazo. Ya que aquel lazo era a lo que Stiles se había aferrado para mantenerse cuerdo y estable, al recibir aquella noticia que estaba cambiando su vida y que la estaba desmoronando segundo a segundo.

Ni siquiera el propio Stiles era consciente de en qué momento su vida había comenzado a escaparse de sus manos, de que la verdadera pérdida para Stiles, el hueco por el que su vida comenzó a escaparse era en su alma. Lo que se había dañado y lo que necesitaba ser sanado urgentemente era el alma de Stiles. Porque su vida no había comenzado a desmoronarse en el hospital cuando le dieron la noticia de la enfermedad, sino que en el momento en que Derek le había dado la espalda y salido de su hogar sin mirar atrás.

Esa pérdida, ese dolor era lo que realmente lo estaba matando, de adentro hacia afuera y sin que nadie se percatara de ello, los estaba afectado a todos un poco, porque aquel vacío que estaban comenzando a sentir en el pecho no era solo por la situación del castaño, sino que en gran medida se estaba dando por la ausencia de uno de sus alfas que estaba dejando un hueco en su vínculo de manada.

A finales de la segunda semana, la desesperación de Noah era mayor que la de cualquier, el hombre no podía seguir tolerando ver como la vida de su hijos se escapaba lentamente de sus manos. Nunca había estudiado tanto como Stiles todo lo que el mundo sobre natural podía hacer, pero no era tonto, el sabia que a su hijo le pasaba algo mas que una enfermedad puramente humana. Así como sabía que detrás del estado de su hijo tenía que haber algo que solo se pudiera explicar de forma sobrenatural, aún tenía las esperanzas de que fuera este mismo mundo sobrenatural, al que se había visto incluido precisamente por su hijo hacía años, tuviera la solución al estado de Stiles.

No tenía idea cual, pero debía existir una solución y si su hijo no la sabía y no estaba en condiciones para investigar, él lo haría. Porque no sabía leer aquellos libros antiguos escritos en idiomas milenarios en los que su pequeña travesura pasaba horas metido desde su adolescencia, pero si conocía a un lobo nacido, con los suficientes años en este mundo para tener más información que cualquier otro miembro de la manda. Además de tratarse de la única persona lo suficiente astuto como para burlarse de la muerte más de una vez, sin contar todas las deudas que aquel hombre que se había vuelto un gran amigo para él aún le debía.

También estaba Deaton, el hombre más misterioso y extraño que había conocido, con el que nunca había tenido ningún tipo de vínculo, pero el cual sabía que apreciaba a su hijos sobre cualquiera otro miembro de la manda. Lo que aún luego de tantos años le parecía extraño, pero Stiles le había dicho algo de que era su aprendiz y que por detrás de aquel hombre enigmático había una persona que les había salvado la vida más de una vez, y él confiaba en su hijo. Stiles por más alegre que fuera no confiaba fácilmente en nadie, y a lo largo de los años había demostrado que no solo confiaba en Alan Deaton sino que también le tenía un gran respeto. Solo eso podía bastar para el Sheriff, pero además Melissa si lo conocía y le había dicho que junto con él no había parado de buscar cualquier tipo de medicinas alternativas para ayudar a su hijo.

Así que si Noah tenía un plan, el primer paso de aquel plan era buscar a Peter quien había desaparecido cuando Scott les dio la noticia, pero que él había visto escabullirse por las noches en la habitación de Stiles para apartar a todos y absorber únicamente el todo el dolor de Stiles, que su cuerpo le permitía. Así que no podía estar muy lejos, y ya de paso le preguntaría si sabía algo del bastardo de su sobrino, y le exigiría que le diera algo de información para poder dar con el mismo y regalarle aquella bala de acónito que tenía guardada con su nombre. Pensar en eso le hizo hervir la sangre al Sheriff, pero rápido despejó su mente, eso no era lo principal en ese instante, dejaría eso para cuando Stiles se recuperara, ahora tenía que concentrarse en la salud de su hijo.

Porque si creía que la noche que se había planteado convertirse en un hombre lobo había sido una de las más largas y reflexivas de su vida; la pasada noche luego de ver a como la única forma en que su hijo podía dormir era acurrucado entre Isaac, Liam y Scott quitando su dolor, había sido mucho más larga y reflexiva que cualquiera en su vida. En las penumbras de la noche, sin poder dormir, había tomado las decisiones más importantes de su vida. Se lo había prometido a sí mismo, iba a encontrar una solución y salvar a Stiles, por que se lo debía a Claudia, pero sobre todo a Stiles... a Mieczyslaw... como su madre lo había nombrado, a su pequeña travesura como lo habían apodado cuando era un niño revoltosos, aquel que había crecido muy rápido y desde pequeño había dado todo por él y su bienestar.

Lo que no quiero perder (PAUSADA)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora