Lo que no quiero perder (PAUSADA)

Capítulo 11

Por su parte Cora no había parado de buscar a su hermano en las últimas dos semanas, sin saber por dónde empezar los primeros lugares donde se le ocurrió buscarlo fueron aquellos a los que Derek solía ir frecuentemente para esconderse del mundo. La vieja estación abandonada donde había montado su primera guardia, el edificio de la usina eléctrica donde había tenido su loft, la antigua cabaña de sus padres junto al río, la cascada a donde iban de niños y las ruinas incendiadas de lo que fue la mansión Hale. Esta última tuvo que descartarla enseguida, porque ahora allí se encontraban los jardines de la nueva casa que compartía con Stiles.

Esta idea de comenzar por los antiguos lugares de escondite frecuente de su hermano no tardó en caerse a pedazos, ya que al igual que el último, la mayoría de estos ya no existían como tal. Lo más frustrante de aceptar esto fue había sido que tuvo que darle la razón a su tío Peter, ya que desde un comienzo este le repitió que era imposible que Derek estuviera en alguno de aquellos sitios, lo que como buena Hale, honrando su característica terquedad, no quiso escuchar. Pero rápido se dio cuenta que tenía razón, porque no solo se trataba de que aquellos lugares ya no eran lo mismo hace años, sino que Derek ya no era el mismo joven huraño y enojado con el mundo que solía ser.

Había dejado de utilizar esos lugares como escape hace años, porque había dejado de huir tan fervientemente de las personas, lo que sucedió gracias a Stiles y la manda, pero principalmente gracias a la persistente presencia de Stiles. Con quien siempre estaría agradecida por sacar a su hermano del poso melancólico en el que se encontraba, lo había ayudado a dejar de esconderse del mundo, enseñándole a confiar en las personas y en sí mismo nuevamente.

Aquel castaño ruidoso siempre estaba presente unos pasos al costado, y de esta forma había ayudado a Derek a salir adelante, permitiéndole fortalecer la manda que ahora lograba salir vencedora ante las amenazas que enfrentaban. Pero sobre todo, la constante presencia de Stiles había permitido que Derek derribara aquellos muros que lo separaban del mundo, comenzando a creer en sí mismo como alfa y como hombre. De esta forma su hermano se permitió crear un vínculo con otras personas, con las cuales sabía que podía confiar y contra, para las cuales él también estaba presente. En otras palabras Stiles le había dado a Derek nuevamente una manada como la de su infancia, una que estaba en cada momento y no solo cuando se necesitaban por una emergencia, en la cual había un vínculo afectivo, se querían y se protegían unos a otros, como una familia. El castaño le había dado la posibilidad de tener una familia, una poco convencional pero con una unión lo suficientemente fuerte como para arriesgar sus vidas protegiéndose entre ellos. Protegiendo a sus seres queridos, a aquellos a quienes amaban, y era aquello lo que había generado el gran cambio, amar. Stiles había logrado que Derek se permitiera volver a amar, no solo a otras personas sino que también a sí mismo. Aunque ella sabía que su hermano amaba a Stiles por encima de todos y todo, incluso de sí mismo, por ello aun no entendía qué era lo que le ha sucedido para actuar de aquella manera tan impropia en él hace tanto tiempo.

Teniendo la ferviente convicción que a Derek debió afectar algo más para tomar aquella decisión de huir de su familia, se había prometido no dejar de buscarlo así le llevará todo su tiempo, estaba convencida que existía una explicación. Por ello a pesar de la frustración de tener que descartar aquellos únicos lugares donde se le ocurrió que su hermano podía estar, no se limitó decidiéndose a rastrear cada rincón de la ciudad y las inmediaciones si aquello era necesario. Sabía que no debía perder el tiempo buscándolo demasiado lejos de la ciudad, Derek no podía estar muy lejos, si bien el lazo que tenía con la manada no le impedía tomar algo de distancia cuando era necesario, este mismo no le permitiría alejarse demasiado. Pero Derek tenía además otro lazo, uno que no lo dejaría alejarse tanto, del cual era uno de los dos extremos y que por más que quisiera estirarlo lo mantendrá a pocos kilómetros del extremo opuesto. Y ese lazo más fuerte y brillante que el resto era el que lo unía con Stiles, por lo que a pesar de todo y teniendo en cuenta la actual situación del castaño Derek no podía estar muy lejos.