24 ▪︎ V U E L T A A L P A S A D O

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Isabella se había aferrado al cuerpo de Edward como una molesta garrapata, por lo que el cobrizo no había tenido la oportunidad de volver a acercarse a Casiopea, que en ese momento se encontraba caminando con el brazo de Alice alrededor del suyo.

Miraba a su alrededor con curiosidad, admirando secretamente el interior de aquel enorme edificio en el que Jane las había hecho entrar. Un grupo de turistas caminaba a su lado, siendo guiados por un chico que, por lo que la pelirroja intuyó, también debía ser un vampiro. Cuando el susodicho le lanzó una sonrisa maliciosa, Cassie se preguntó que iba a ser de esos turistas.

- Alice... - susurró entonces, a pesar de que sabía que Jane la escucharía perfectamente - ¿Por qué tiene los ojos rojos?

- Porque se alimentan de humanos - respondió la duendecillo sin apartar la mirada del frente.

- Vaya, qué bien. Directa a la boca del lobo - gruñó.

Por el rabillo del ojo le pareció ver a Jane esbozar una corta sonrisa que no tardó en ocultar, volviendo a cubrir su rostro con aquella seriedad que parecía caracterizarla.

Caminaron un par de minutos más hasta que se detuvieron frente a una gran puerta de caoba.

- Lo mejor será que Bella y Cass estén detrás de nosotros.

- Déjalo, Edward - replicó la última de ellas - Ya sabes que estamos aquí. No hagamos el ridículo con absurdos intentos por protegernos. Será mejor que afrontemos tus estupideces con algo de dignidad - masculló justo antes de que las puertas se abrieran ante ella.

Se encontró entonces frente a una sala de gran tamaño, de techos altos y luminosa, que tenía, justo al fondo, lo que parecían ser 3 tronos. Observó a la vampiro de ojos rojos avanzar, y no tardó en hacer lo mismo. Sintió la presencia de Alice situarse a su lado con rapidez. Podía notar, sin necesidad de mirarla, lo preocupada que estaba.

Tres eran los hombres que había sentados en el interior de la sala. Uno rubio, uno moreno, y una de intenso color negro. Los tres tenían los ojos rojos, brillantes. Estaba segura de que hacía poco que de habían dado un buen festín.

- ¿A quien tenemos el honor de conocer? - habló el que se encontraba en el centro, justo después de esbozar una amplia sonrisa en dirección a Cassie.

- No respondas - siseó el cobrizo en su dirección.

- Edward, haz el favor de no ser un maleducado, ¿si? - lo miró de soslayo - Somos sus invitados, tenemos que actuar con cortesía.

- Somos sus rehenes.

- A mi no me han tratado mal - replicó, clavando la mirada de nuevo en el frente - Y discúlpame, Eduardo, pero si amenazas con descubrir tu secreto ante los humanos, me parece que es bastante lógico que estén enfadados contigo. 

C A S I O P E A [Jasper Hale]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora