Epílogo

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—Entonces... ¿qué piensas? —pregunta Hannah a Jane.

—No lo sé...

—¡¿Cómo no vas a saber?! —estalla levantando ambas palmas al cielo.

Pensó que su compañera de trabajo tendría buen gusto; después de todo, son vendedoras en una tienda de instrumentos musicales.

—Era bastante lindo, eso sí—comenta Jane mirando la fotografía del vocalista del grupo.

—¿Solo en eso te fijas? No puedo contigo... —Hannah niega con la cabeza y decide alejarse.

Pro Destiny es una de sus bandas favoritas, desconocer su música es como nunca haber escuchado a Queen. Por eso le desespera que su compañera únicamente se fije en lo guapo que era Raúl García, detesta que no sepa admirar el talento que tenía como artista.

—Vamos, Hannah, ¡no te enojes! —ruega la chica.

—¡Habla con mi nuca!

Ella le da la espalda en tanto se pone a organizar unos cuantos vinilos que descansan sobre el mesón, aunque alcanza a oír la risita chillona que suelta Jane. Pero el desagradable sonido no dura mucho, se ve opacado por una linda melodía que proviene del mostrario de guitarras.

Hannah frunce el entrecejo sintiéndose abrumada de una forma extraña, la tonada le parece raramente familiar.

Avanza casi por inercia hacia la persona que toca la guitarra y ahoga una sonrisa al toparse con esos verdes ojos que siempre remueven algo en su interior.

—Lo siento—se disculpa él bajando el instrumento—. Sé que no está permitido tocar, pero...

—The Bliss de Volbeat, ¿no? —se asegura ella, a lo que el chico asiente—. ¿Cuándo te la aprendiste?

—Hace una semana. ¿Me creerías que soñé que estaba en un escenario y la tocaba al público? Me obsesioné—responde Alex encogiéndose de hombros.

Hannah le sonríe; su amigo siempre tiene sueños raros.

—¿Eras famoso?

—No tanto—replica él haciendo una mueca—. Estaba como en un club o algo así, pero la canción me gustaba muchísimo. Creo que se la cantaba a alguien...

—A mí también me gusta.

El chico detiene la mirada en los ojos marrones de ella antes de escrutar todo ese rostro que le parece tan bonito, esa piel canela que le ha gustado siempre.

—¿Y viniste solo para contarme eso? —pregunta Hannah curvando sus labios hacia un lado.

—¿Puedes tomarte un break?

—¡Eh, Hannah! —grita Jane desde el mesón—. ¡Me gustó una, se llama Little Star!

La morena ríe sosamente y levanta los pulgares, esa es su canción favorita. Luego vuelve a mirar a su mejor amigo cuando éste le toma un mechón de pelo y se lo pone tras la oreja.

—Habla de Pro Destiny, ¿cierto? —cuestiona él, a lo que ella asiente.

—¿Puedes creer que Jane jamás los había escuchado?

Alex ahoga una sonrisa, le entretiene que Hannah a veces se ponga dramática. Es una de las cosas que le gusta de ella, que no tenga remordimientos en demostrar pasión por lo que le interesa.

—Y a ti te parece horrible porque estás enamorada del vocalista—bromea él.

—Me gustaba más su hermano—admite la chica encogiéndose de hombros.

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