⦅Capítulo 22⦆

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Yibo había estado actuando raro. Bien, recapitulando, él desde el principio había tenido una conducta extraña que a Zhan le costaba descifrar. No obstante, durante aquel día, ese nivel de rareza había ido en aumento, alcanzando su peak cuando, tensado de hombros y con las mejillas coloradas, el castaño se retiró dando una vaga excusa y dejando a Zhan muy confundido.

¿Lo estaba evadiendo?

Frunció el ceño, sosteniendo su mentón sobre la palma de su mano. Eso no tenía sentido ¿o sí? Es decir, las cosas entre ambos iban marchando relativamente bien. Claro, aún habían unos cuantos detalles difusos que faltaban por aclarar, pero en su mayoría, no había razones para creer que tenían problemas. Habían hecho las paces, Yibo había confiado lo suficiente en él como para relatarle su pasado... Demonios. ¿Acaso se había perdido de algo?

Suspiró, resignándose a hablar con él más tarde. Quizá estaba quemándose los sesos por nada y a Yibo de verdad le había dolido la cabeza. Se acomodó en su sitio, esbozando una leve sonrisa y decidiendo que disfrutaría de las aguas termales, aunque fuese por un rato. Después de todo, ¿cuándo volvería a tener la oportunidad de ir? Probablemente nunca.

Su sonrisa decayó cuando se dio cuenta. Cierto. Yibo y él no regresarían a ese hotel, ellos romperían la falsa relación cuando se diera el momento indicado. Y después tomarían caminos distintos, separados el uno del otro. No tenían motivos para mantenerse en contacto.

Honestamente era mejor de esa manera. El que Yibo tuviera tanto poder sobre él, pese a los años que habían transcurrido desde la última vez que se habían visto, le atemorizaba. Ya había caído por el pelicastaño antes y no quería que sucediera de nuevo. Tener el corazón roto no se sentía bonito.

Como una mala broma, su mente evocó el recuerdo del último beso. Aquel que le había robado el aliento y le tenía los labios cosquilleando. La voz de Yibo resonó dentro de su cabeza, torturándolo aún cuando se hallaba a metros de distancia. "Si me miras así, ¿cómo quieres que no me den ganas de besarte?".

— ¡Hijo de su mamá!— lloriqueó, enterrando su rostro en las palmas de sus manos—. Lo odio, lo voy a castrar mientras duerme. No. Voy a matarlo. Cometeré homicidio a la mitad de la noche y haré que se vea como un accidente para no acabar en prisión.

—Em— Zhan levantó abruptamente la mirada al oír una voz desconocida, recién percatándose de la presencia de alguien más—. ¿Debería llamar a la policía para advertirle de tu homicidio o... me matarás primero?— preguntó el hombre, luciendo dubitativo entre irse o quedarse. El pelinegro no reaccionó—. Porque si me vas a matar, preferiría que tuvieras un mejor motivo, como venganza o algo así. Aunque no tengo nada en contra del homicidio no premeditado.

Una sonrisa divertida se dibujó en sus labios y Zhan sintió que se le venían todos los colores a la cara. Oh, Dios, lo había escuchado. Hablar solo nunca había sido una buena cualidad suya, de hecho se esforzaba por suprimirla, pero la frustración solía hacerla volver. Sólo que en esta ocasión, no esperaba tener compañía.

Joder, maldijo para sus adentros, intentando tranquilizarse y fingir que no era engullido por la vergüenza. Esto era seriamente mortificante. ¿Podía hundirse en las aguas termales hasta morir por ahogamiento?

—Perdón— dijo el desconocido, dedicándole una sonrisa afable al notar que el pelinegro no emitía palabra—. No quise entrometerme en tus asuntos. Yo también hablo solo a veces ¿sabes? Aunque claro, nunca planeé un asesinato. Es bastante admirable de tu parte. Yo de lo único que hablo es de política o de perritos, así que puedes considerarme tu fan.

El rojo de sus mejillas continuaba ahí, más no tanto la vergüenza, siendo aplastada por la risa que amenazaba con brotar de su garganta. Quizás era causa de los nervios. O quizás se debía a que el tipo era simplemente demasiado agradable y cómodo. ¿Y gracioso? Un poco.

Rent a Boyfriend [Yizhan] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora