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Needy - Draco Malfoy

Advertencia: contiene lenguaje inapropiado, oral (recepción femenina), daddy kink, burlas, torcedura de degradación, sobreestimulación, asfixia leve, sexo sin protección, insultos.

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Ver la práctica de Quidditch fue frustrante. Especialmente por Draco, que se encontraba todo sudoroso en su uniforme. o tenía ni idea del efecto que estaba teniendo en mí, o al menos, no estaba dejando ver que sabía lo desesperada que estaba. Tampoco dejaba saber lo excitante que era.

A pesar de su propia desesperación por mí, de vez en cuando disfruta de un pequeño juego de poder. Ignorando mis caricias y solo dando besos en mi cara, y envolviéndome en un cálido abrazo. Lo cual fue agradable, seguro, pero frustrante al mismo tiempo.

Y ahí estoy de nuevo, saliendo del baño con nada más que una toalla envuelta alrededor de mi torso. Me acerqué, arrastrándome sobre la cama y también sobre Draco, sentándome a horcajadas sobre sus caderas. Apoyó una mano gentil en mi muslo, acariciando ls suave piel, manteniendo sus ojos tensos en el libro que tenía en la mano.

Dejando escapar un pequeño gemido exasperado, le arrebaté el libro, hablando mientras me acercaba a su cara.—¿Daddy?— Reprimiendo una sonrisa, él tiro de su cabeza para mirarme, levantando ambas cejas en un gesto para que continuara. Dejo el libro en la mesita de noche, y con las manos extendidas sobre su pecho, le hice un puchero. —He estado tan caliente todo el puto día.

Sonrió ante mí para luego llegar a agarrar mi garganta, dándonos la vuelta y clavándome en la cama. Jadeé silenciosamente mientras se inclinaba sobre mí, presionando un beso a mi lóbulo mordiéndolo ligeramente, susurrando, —Debería haberlo dicho antes, cariño.— Gimiendo, incliné mi cabeza para mirarlo, apoyando una mano sobre la suya, aún sosteniendo mi cuello. —No es que no te haya escuchado, obvio. Solo quería oírte pedirlo— murmuró con una sonrisa engreída, soltándome mientras me arrancaba la toalla y la tiraba a algún sitio, lamiéndose los labios.

Vi como Draco se quitaba los pantalones del pijama antes de separar mis piernas, moviendo su pulgar sobre mi clítoris. Cerré los ojos ante el contacto, estremeciéndome levemente bajo su toque cuando comenzó a presionar besos calientes por mi cuello y hombro, mientras rodeaba mi clítoris. Relajándome en él, pasé mis dedos por su cabello, gimiendo silenciosamente por el alivio. —Gracias, Draco.

—¿Qué dijiste?— Draco dejó escapar un suspiro tembloroso, doblando uno de sus dedos dentro de mí. Gemí en voz baja, el coño apretado alrededor de su dedo mientras sentía su polla endurecerse contra mi muslo. 

—Gracias, Daddy.—, agregó un segundo dedo como una especie de recompensa enfermiza, Draco comenzó a bombearlos lentamente dentro y fuera de mí, con el pulgar presionado contra mi clítoris. Mordiendo suavemente el hombro de Draco, me sonrió.

—¿Cómo quieres que te folle?

—Tan jodidamente duro— confesé, incapaz de ocultar mi absoluta necesidad. —Hazme lo que quieras.

—¿Y que dices?— Draco arqueó una de sus cejas hacia mí, ralentizando sus movimientos, esperando.

Le fruncí el ceño, apretando sus dedos, aferrándome al placer,—Por favor, papi. 

—Buena chica— murmuró, recuperando el paso. Dejé que mis ojos se cerraran mientras él besaba mi pecho. Estiré una de mis manos hacia abajo, acariciando mi pulgar sobre la cabeza de su polla, mis pezones se endurecieron mientras él movía su lengua sobre ellos.

Draco gimió en voz baja, dejando la boca abierta, besos húmedos sobre mi pechos, pellizcando ligeramente mi piel. Envolví mi mano alrededor de su polla, tocándola lentamente hacia arriba y abajo, sintiéndolo endurecerse más y contraerse en mi palma. Di acceso a que él moviera lentamente sus caderas en mi mano. Dejó leves chupones sobre mis pechos, y seguido de eso, sus dedos fueron con más fuerza en mi resbaladiza humedad.

Enganchó sus dedos en mi punto dulce, presionando hacia abajo, mirándome, sintiendo el pulso de mi coño apretando en sus dedos. Percibí una ola de placer y alivio invadir mi cuerpo. Trabajó en la mitad de mi orgasmo, moviendo lentamente sus dedos hacia adentro antes de sacarlos abruptamente por completo. Sin tiempo a que pudiera expresar mi consternación, empujó su polla dentro de mí. Jadeé silenciosamente mientras él tocaba fondo, dejando que mi mandíbula se aflojara ante la repentina sensación de plenitud, mi coño todavía palpitaba desde mi primer orgasmo.

—Mierda, Draco— lloriqueé, arqueándome hacia atrás mientras su mano volaba hacia mi garganta, acercándome más a él, los dedos presionando en los lados de mi cuello, restringiendo momentáneamente mi flujo de aire.

—¿Qué fue eso, maldita puta?— Escupió, empujando más profundo dentro de mí. 

—Joder, daddy, lo siento—, jadeé, con las piernas enganchadas alrededor de sus caderas mientras mis ojos giraban hacia atrás. 

—Abre tu maldita boca.— Lo hice. Abriendo mi boca, saqué mi lengua, mirándolo, silenciosos gemidos escapando con cada impulso lento.

Draco soltó mi cuello para sostener mi cara, las mejillas se aplastaron ligeramente debajo de sus callosas yemas de los dedos mientras escupía en mi lengua. Cerrando mi boca con fuerza, presionó sus labios contra los míos, gimiendo en mi boca a través de un beso profundo.

Saliendo lentamente antes de volver a meter sus caderas en las mías, se tragó todos mis gemidos necesitados. Pasando mi lengua por sus labios, jadeé en silencio, las uñas clavándose en sus hombros para dejar pequeños cortes en forma de medialuna. Dejando que sus labios se separaran un poco, Draco capturó mi labio inferior con sus dientes, tirando y chupándolo ligeramente mientras aceleraba el paso, escuchando mis gemidos una y otra vez con cada embestida, golpeando mi punto G.

Deslicé mis manos de sus hombros para ahuecar su mandíbula, presionando mi frente contra la suya mientras mi respiración se abanicaba sobre sus labios en fuertes gritos. Draco dejó escapar una pequeña sonrisa, escuchando las combinaciones de bofetadas en la piel y los jodidos gemidos del otro mientras veía mi cara contorsionarse, lo que indicaba que mi segundo orgasmo se acercaba rápidamente. Mis ojos se cerraron rápidamente cuando la familiar tensión regresó a mi estómago, respirando profundamente en un intento de defenderse de mi orgasmo, prosperando en la intensa sensación.

—Oh, vamos cariño, ven para mí.—Draco sonrió y empujó un poco más profundo, la base de su polla chocando contra mi clítoris y enviándome a toda velocidad sobre el borde. Convulsionando alrededor de su longitud, solté gritos y gemidos, maldiciéndolo y chillando una y otra vez, corriéndome sobre su polla.

Draco lo siguió poco después. Disparando chorros calientes de semen en mi coño, dejó que su cabeza se agachara y su rostro se acomodara en mi cuello, gimiendo contra mi piel. Los dos nos quedamos en un estrecho abrazo por un momento, bajando gradualmente de nuestras alturas.

Acostado encima de mí, Draco comenzó a presionarme besos calientes en el cuello, con los brazos envueltos firmemente alrededor de mi cintura. Sonreí un poco, cepillándole el pelo de su pegajosa frente mientras le susurraba.

—Creo que necesitamos otra ducha ahora.— Draco tarareo silenciosamente en apariencia de una respuesta, presionando un suave beso a mis labios. Sonriéndole otra vez, fui a buscar mi toalla antes de entrar al baño para tomar la segunda ducha del día.

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