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Irresistible - Hermione Granger

Advertencia: contiene lenguaje inadecuado, oral (recepción femenina), praising kink, sobreestimulación.

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Todos los alumnos de la escuela se encontraban en la fiesta de la sala común gryffindor. Recorrí todo el lugar con la mirada para toparme con ella. Allí estaba, sentada en el sofá de terciopelo rojo mirando a la nada, casi pensativa. Me enamoré de esa chica hace años, todo en ella era irresistible. 

Camine lentamente hacia donde estaba y tomé mi lugar en el sofá a su lado. Use mi tiempo para observarla antes de empezar a hablar —Hey, Granger—, se volvió hacia mí con una sonrisa en la cara. 

—t/n, te vi mirándome fijamente— dijo Hermione mientras bebía el resto de su extraña bebida antes de levantarse y tomar mi mano. —Ven conmigo— la miré confundida. —¿Qué pasa, no confías en mí?— hablo mientras me llevaba a la pista de baile en la que un grupo de estudiantes bailaban con algunas canciones al azar. Ella comenzó a mover sus caderas contra las mías mientras una nueva canción sonaba. Su olor, sus caderas moviéndose al ritmo de la música, eran todo lo que me volvía loca por ella.

Cuando terminó la canción, ella comenzó a empujarme escaleras arriba hacia su dormitorio. Antes de llegar a lo alto de las mismas, me inmovilizó contra una pared y empezó a besarme el cuello. Besó, mordió y lamio mi piel dejando chupones púrpuras por toda mi piel.

Paro sus besos al llegar a su dormitorio. Puse mis labios de nuevo en los suyos, trayendo mis manos hacia su espalda, moviéndolos más abajo hasta que los atrapó. —Al menos espera a que nos metamos en la cama— dijo riéndose mientras me tiraba a su cama, me había empujado sobre las suaves sabanas de terciopelo, para luego subirse encima de mí. 

Empezó a besar todo mi cuello de nuevo lo que me hizo gemir libremente. Las manos de Hermione bajaron por mis caderas hasta el dobladillo de mi falda.

—¿Qué quieres de mí t/n?— dijo con una sonrisa. 

—Quiero que me folles con tu linda boca— Respondí. Hermione llevó su mano hasta mi intimidad y comenzó a frotar mi clítoris cubierto con la tela de mi ropa interior en pequeños círculos.

—Estás tan mojada por mí, ¿no es así? Mírate, tan nerviosa que ni siquiera te estoy tocando. ¿Qué eres tú?— Ni siquiera podría negarlo, cuánto me gustaría arrancarle toda la ropa y follarla hasta que no pueda hablar más. Me mojo tanto por ella. 

—¡Soy tu puta!— Mis palabras salían con silenciosos gemidos.

—Cierto, porque nadie más puede tocarte excepto yo— Hermione luego movió su mano a mis bragas y rápidamente me las quitó. Pronto estábamos medio desnudas, miró mi cuerpo hasta que vio mi clítoris y no dudó en deslizar sus dedos. 

—Joder mione— No se tomó un momento para disminuir el ritmo al que iba, pero continuó manteniéndome estimulada. 

—¿Ya estás cerca?— Solo lloriqueé en respuesta. —Córrete, hazlo— Con un par de frotaciones más en mi clítoris, llegue a mi cima.

A medida que me corrí, quitó sus dedos de mi clítoris guiándolos a mi coño. Los comenzó a bombear dentro y fuera, golpeando mi punto exacto. La sobreestimulación había sido tan agradable. Empecé a gemir en voz alta, su brazo ahora estaba colocado sobre mi pecho sosteniendo mis senos. Justo cuando estaba a punto de correrme por segunda vez, ella se apartó de mí para besarme desesperadamente, masajeando mis pechos mientras lo hacía.

Me hizo sentir tan bien dejándome correrme. Quiero que ella se sienta de igual manera. Se acostó en la cama con nada más que su lencería roja de encaje, y al segundo se levantó de nuevo, metiéndose entre mis piernas mientras comenzaba a lamer mi humedad. Dejé que mi mano bajara a su cabello y comencé a jugar con los mechones del mismo mientras ella continuaba complaciéndome.

El placer se había vuelto demasiado con la sobreestimulación, su lengua lamía mi clítoris constantemente. Sus manos se envolvieron alrededor de mis muslos, y una de ellas comenzó a vagar hacia mi coño. Su pulgar comenzó a frotar círculos alrededor de mi entrada de nuevo.

Me agaché y comencé a masajear sus pechos, lo que la hizo gemir contra mi coño. Solo grite en voz alta cuando me corrí por segunda vez. Tomé mi lugar junto a ella en la cama, jadeando por la estimulación excesiva —Creo que necesito una ducha ahora— se río y me dio un beso en los labios mientras comenzaba a caminar hacia el baño.

Luego vendría su turno.

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