El Amo

158 18 3
                                    

No quería separarme de él. No quería ver su cara, no quería saber su reacción, no quería arrepentirme... Quería desaparecer allí mismo, sin más. Quería desaparecer...
Me separé de él lentamente, con el corazón en un puño y la cara roja como un tomate. Él tenía una expresión de confusion y las mejillas rosadas. El corazón me dio un vuelco.
-L-lo s-siento... -dije avergonzado. - M-me gustas...
Hubo un silencio que me pareció eterno. Quería morir allí mismo. Cada segundo que pasaba sentía cómo mi corazón se aceleraba más y más... Sentía que iba a morir allí mismo. Sabía que no había vuelta atrás y me estaba desesperando.
-Tú... - empezó a decir, haciendo que mi tensión aumentara. - Tú... También me gustas... - hizo una pausa en la que miró al agua, mientras no me podía creer sus palabras. - Creo que desde el momento que te vi... Desde que te conocí sentí algo... Pero no me atrevía a decir nada...
No podía ser más feliz en ese momento, aunque él parecía triste por alguna razón.
-No puedo estar con nadie... Mis padres me quieren concertar un matrimonio y... Me tienen prohibido prácticamente enamorarme de nadie... Pero, hasta ahora no había sentido nada y no me había preocupado de eso...
Me miró a los ojos forzando una sonrisa. Mi corazón se hizo añicos en cuanto vi cómo lágrimas caían por sus mejillas. Instintivamente le abracé lo más fuerte que pude. No sabía qué decirle ni cómo consolarle, pero tampoco quería dejarlo así.
-Quiero estar contigo... De verdad... Me hace muy feliz ser correspondido... Pero, no puedo...
Sus ojos llenos de tristeza me hicieron sentir impotente. Acaricié su cara, tratando de mantener mi postura y aguantar las lágrimas en mis ojos. ¿Por qué tenía que ser así?
Se acercó a mí dubitativamente y acabó poniendo sus labios sobre los míos. Sin pensarlo dos veces correspondí el beso, que duró unos segundos. No podía imaginarme nada de esto, era como un sueño y una pesadilla a la vez.
-Si no me quieres volver a ver lo entiendo. - logré decir con un nudo en mi garganta.
-No voy a renunciar a ti... Lo único es... Que creo que deberíamos vernos en secreto para no levantar más sospechas.
Asentí convencido. Yo tampoco iba a renunciar a verle. Si esa era la única solución estaba dispuesto. Si tenía que seguir viéndole en secreto para ocultar algo más lo haría. Nada me hacía más feliz que él y haría lo que fuera por mantenerlo.

Así fue cómo empezó todo. Por el día cada uno actuaba con normalidad y se centraba en sus tareas, pero por la noche nos encontrábamos en el lago, donde éramos nosotros mismos sin preocupaciones. Era mi momento favorito del día y no podía esperar a verle bajo la luz de la luna. Por días reímos, nadamos, jugamos con el agua y nos besamos en el sitio tan especial. En el fondo recordar que eso se acabaría en un par de horas era doloroso, y más aún tener que actuar con normalidad.

No todo era perfecto, pero para mí lo era. Es por ello que sentía tanta paz y tranquilidad que sentía inquebrantable. Pero una noche sentí un olor extraño, diferente. No sabía de dónde venía y en seguida me puse alerta. Alguien había encontrado nuestro escondite.
Miré a mi alrededor en busca del intruso pero sólo logré a ver un arpón que se dirigía hacia mí a toda velocidad. Apenas pude ver de donde vino cuando ya me había atravesado el hombro. Caí al agua y traté de protegerle como pude, mientras me retorcía de dolor y mi sangre teñía el agua. Otro arpón cayó, esta vez fallido y apenas me rozaba. Empujé a Luca para que se metiera bajo el agua y huir juntos, mientras seguían lanzando arpones. El lago se acababa y el ataque no cesaba. Por suerte una roca enorme nos dio la tregua suficiente como para no ser vistos en la huida.

Corrí para ponernos a salvo entre las plantas, pero cada vez iba más lento. El dolor me paralizaba y me hizo detenerme, jadeando y aguantando las ganas de gritar. Luca sin pensarlo pasó mi brazo por su hombro de forma que podía caminar apoyado en él. Fue por eso por lo que pude continuar hasta que llegamos al castillo, pero él me llevó por una entrada oculta por la que no podrían vernos los guardias.
Me llevó lo más rápido que pudo a su habitación. Allí me sentó en una silla y abrió un botiquín de primeros auxilios.
-Lo siento si te hago daño. - dijo antes de quitarme el arma que aún me atravesaba. Apenas podía aguantar las ganas de gritar, pero mi fuerza de voluntad hizo que me contuviera. Si alguien se enteraba de lo ocurrido podrían atar cabos y no sabíamos quién nos había atacado.
Me apretó la herida con una venda para que dejara de sangrar tras aplicar alcohol y limpiar la herida.
-Muchas gracias... - susurré aún conteniendo mi dolor. Él acarició mi cara y sonrió de medio lado. Su mirada era triste y preocupada y no pude evitar devolverme la sonrisa para tranquilizarle.
-Se me pasará, no te preocupes. Me recuperaré. - dije levantándome como pude.
-¿Qué haces? ¿No pensarás irte? - dijo deteniéndome. - Me quedo más tranquilo si pasas la noche aquí. Necesitas descansar.
Me pareció tan tierno que la sonrisa salió sola. Le abracé como pude, sin poder agradecerle todo lo que había hecho desde que llegó a mi vida.
Cuando nos separamos él cerró el botiquín mientras me metía en la cama. Estaba algo nervioso ya que iba a pasar la noche tan cerca, y no quería molestarle en un momento tan especial.
Apagó la luz y se metió a mi lado, abrazándome por detrás.
-Espero que mañana te encuentres mejor y puedas mover el brazo.
Sonreí de pura ternura. ¿Se podía ser más mono? De verdad que no.
-Quien sea quien nos atacó está suelto. No podemos volver allí por su culpa. Qué rabia...
-Sólo espero que no nos haya seguido y que no nos lo volvamos a encontrar.
Me abrazó aún más fuerte. Su cuerpo era cálido y olía tan bien que sólo quería morir en aquella cama bendecida por su presencia. Me había invitado a su lugar privado, donde dormía todos los días, y me hizo sentir privilegiado.
-Cualquier lugar es especial si estoy contigo, no importa que no podamos volver allí. - dijo escondiendo su cara en mi espalda.
Nunca imaginé que se pudiera ser tan feliz.

✨SU ALTEZA✨ (AU luca) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora