Marea Alta

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Asumí que la razón por la que me encontraba tan bien sería por los cuidados de Luca, ya que aparentemente no había usado nada en especial.
-Hey, ¿cómo estás? - me preguntó en cuanto abrí los ojos. Al ver su cara tan cerca mi corazón se aceleró y me sonrojé hasta las orejas.
-Mucho mejor, gracias. - sonreí.
-Qué bien. Espero que no vuelva a pasar nada parecido... - hizo una pausa mientras se ponía una chaqueta. - Tengo que irme. En cuanto pueda vendré a verte. No salgas de la habitación para que no se piensen nada raro. - rió. Me sonrojé y traté de ocultarlo. Sólo de pensarlo quería que la tierra me tragara.
Se despidió y despareció tras la puerta. Mi herida parecía haberse cerrado y debería empezar a cicatrizar. Había tenido mucha suerte de que no se infectara. ¿Quién había podido hacer eso? ¿Sabría que estaba el príncipe conmigo? Mi cabeza se llenaba de preguntas que no sabía responder. No tenía ni una sola pista.
Suspiré profundamente mirando el techo y mis pensamientos se dispersaron cuando la puerta sonó. Palidecí al ver la cara de sorpresa de la reina.
-H-hola, joven Scorfano. ¿Qué haces aquí?
-Y-yo... Pues... Estaba... - no sabía qué decir y un sudor frío recorrió mi frente.
-Bueno, no importa. No es de mi incumbencia. - forzó una sonrisa. - ¿Sabes dónde está Luca?
-Ha salido. Tendrá deberes, supongo.
Hubo un silencio en el que no me pude sentir más incómodo. Sentía mi corazón golpeando mi pecho y casi podía escucharlo.
-¿Qué te ha pasado? - preguntó acercándose a mí al ver el vendaje.
-Oh, pues... Ayer alguien me atacó pescando y... No sé qué hice...
-Pobrecito. Ven, te llevo a la enfermería.
-Si ya estoy muy bien, no se preocupe.
-Insisto. No puedo dejarte así.
Me cogió del brazo y me llevó hasta la enfermería que había en el piso de abajo. La habitación estaba cerrada y no la había visto nunca. La abrió con una llave y cerró en cuanto entré. Sacó una cuerda del bolsillo y se acercó a mí. Estaba muy confuso y no pude reaccionar. Con una fuerza sobrehumana me inmovilizó  y ató la cuerda. A mis manos y luego a mis pies con tanta fuerza que me dolía. No entendía nada de lo que estaba ocurriendo y su expresión se volvió oscura y agresiva.
-Veo que sigues vivo. - empezó a decir llena de ira. - Puesto que la vida te ha dado una segunda oportunidad te voy a dar dos opciones: o muestras que eres un monstruo ante todos y te condenan a muerte o te mato yo ahora mismo. Tú eliges.
No daba crédito a sus palabras. ¿Todo eso iba enserio? Tenía que ser una broma. Mi vida no podía estar dependiendo de un hilo con el mismo trágico destino.
-¿Qué he hecho yo?
-Como comprenderás no me interesa dejarte suelto después de que tú también eres una cosa así.
-Tu hijo también es "una cosa así".
-Y, ¿te crees que no sufro por ello? Le dejo vivir porque soy muy mayor para buscar a un heredero mejor. Fui muy ingenua al criarle y tratarle como un niño normal y digno.
-¿Cómo? Luca es mucho más digno que nadie. Es el mejor monarca que podríamos tener.
Ella empezó a reír, haciendo que mi enfado aumentara.
-¿No me digas que te has enamorado de él? Bueno... Supongo que los monstruos están destinados a estar juntos. Una prueba más de que entre humanos no pintáis nada.
¿Qué había ocurrido con la reina? Era como si me hubieran engañado, sentía que todo era mentira. Seguía sin entender el odio hacia nosotros.
-¿De qué va todo esto? ¡Yo no he hecho daño a nadie!
-Tranquilo, lo harás. Cuando Luca vea que estás muerto sufrirá mucho... Y verá que nunca más debe mostrar su verdadera forma.
-¿Esas son las formas de hacer las cosas? ¿Es lo mejor que puedes hacer? Tanto tiempo gobernando, ¿Eso es lo que has aprendido?
Me golpeó en la cara, partiéndome el labio y dejándome la mejilla ardiendo. Mi rabia aumentaba pero la impotencia era mayor. Sería imposible liberarse de las ataduras.
-Cállate y elige de una vez. Te vas a arrepentir de haber nacido y haberte juntado con mi hijo.
Pasaron unos segundos en los que sacó un cuchillo de un cajón y se acercó a mí esperando una respuesta. El tiempo pasaba y no sabía que hacer. Realmente iba a morir allí. No, no podía dejarlo así, y menos dejar a Luca solo con esa madre falsa. Reuní todas mis fuerzas y levanté la silla conmigo, apoyando todo el peso en los pies. Sin que ella lo esperase rápidamente la di un cabezazo del que retrocedió y se golpeó con la nuca en la pared. Mientras trataba de incorporarse dolorida traté de transformar mis manos en garras artificialmente y dio resultado, por lo que pude cortar las cuerdas de mis manos y más tarde las de los pies. Para entonces ella volvió a atacar. La esquivé por poco y la empujé fuertemente hasta que cayó al suelo. Rápidamente abrí la puerta para huir de allí. Estaba tan tenso que mi corazón iba a salir por la boca.
Corrí por los pasillos ante la confusa mirada de la gente, pero me daba igual. Sólo quería ver a Luca y salvarle de aquella locura. Le busqué por todas partes pero no estaba allí. Estaba exhausto y muy frustado. ¿Dónde podría estar?
-¿Buscas a Luca? - me preguntó mi criada de confianza. Asentí jadeando y ella sonrió pícaramente. - Está en el puerto bendiciendo un barco. Si te apuras le encuentras antes de que se vaya.
Apenas pude darle las gracias. Salí corriendo lo más rápido que me permitieron las piernas. Recorrí los callejones esquivando a la gente hasta que llegué al puerto. Había muchísimos barcos, no le iba a encontrar entre tantos. Pero por suerte sentí un olor inconfundible, un olor dulce que me hacía sentir mariposas en el estómago. Entonces lo supe.
En cuanto le vi en el barco no dudé en apartar a todo el mundo y casi abalanzarme sobre él. Estaba realmente confuso y no entendía por qué  venía jadeando.
-¡Tenemos que irnos! - dije agitado. Él no entendía nada y sonrió.
-¿Por qué? ¿Qué ocurre?
El sonido y retumbar de la tierra que llamó la atención de todos indicaba cómo los guardias me habían seguido hasta allí. Iban a por mí y sería el fin. Me negaba a dejarle solo, por completo.
-¿Confías en mí? - le pregunté cogiéndole del brazo, esperando lo peor y con una locura en mente.
-Claro, ¿por q- - apenas terminó de hablar. Le arrastré rápidamente conmigo hasta el límite del barco y le cogí en brazos para saltar al agua sin pensarlo dos veces. Él gritó pero no dudé ni un instante en que la única salida era desaparecer, y así hice.
-¿Estás loco? - me preguntó bajo el agua.
-Confía en mí. Te lo explicaré luego.
Cogí su brazo de nuevo y me dispuse a nadar hasta muy muy lejos, sabiendo cuál sería el lugar seguro de destino.

✨SU ALTEZA✨ (AU luca) Where stories live. Discover now