Dos caminos, un mismo destino.

Capítulo Cuarentaiocho. - La Suma Inquisidora de Hogwarts.

Alice había pensado que Umbridge comenzaría supervisando alguna clase en la que ella estuviera. Pero no fue así, al entrar al aula de pociones no la encontró por ningún lado. En cuanto todos estaban en sus respectivos lugares, el profesor Snape comenzó a devolver sus redacciones. Alice observo su redacción sobre el ópalo y noto que en la esquina superior se encontraba estampada una enorme, puntiaguda y negra E.

— Les he puesto la nota que les habrían puesto si hubieran presentado este trabajo en su TIMO. — explicó Snape con una sonrisita de suficiencia mientras se paseaba entre sus alumnos devolviéndoles los deberes corregidos. — Así se harán una idea de los resultados que pueden esperar de sus exámenes. — Snape llegó a la parte delantera de la clase y se dio la vuelta para mirar a los alumnos. — En general, el nivel de la redacción ha sido pésimo. La mayoría de ustedes habrían suspendido si hubiera sido un examen. Espero que se esfuercen mucho más en la redacción de esta semana sobre las diferentes variedades de antídotos para veneno; si no, tendré que empezar a castigar a los burros que obtengan una D.

— ¿A alguien le han puesto una D? ¡Ja! — dijo Malfoy en voz baja, y entonces Snape esbozó una sonrisa de complicidad.

Alice se dio cuenta de que Hermione miraba de reojo a Harry, intentando ver qué nota había obtenido. Decidida a terminar lo más pronto posible para así lograr preguntarle sobre la calificación de la redacción extra, se puso manos a la obra. Su solución fortificante tenía un tono turquesa obscuro, que solo podía significar una cosa; que era mucho más potente que una solución fortificante normal. Al terminar la guardo en un frasco y la dejó sobre la mesa del profesor.

— Espere a que se termine la clase, debo de hablar con usted. — dijo con seriedad mientras observaba como uno a uno le iban entregando las pociones.

Alice asintió y se quedó en su lugar hasta que la última persona había abandonado el aula.

— Primero me gustaría felicitarte. — dijo Snape. Abrió un cajón y saco un pergamino. — Estoy impresionado por la forma en la que planeó corregir la poción fallida.

— ¿De verdad? — Alice sonrió. — Para llegar a esa solución tuve que investigar las propiedades de cada ingrediente y ver si había algún otro ingrediente capaz de eliminar los efectos negativos de la poción.

— Se notó. Inmediatamente puse la idea en práctica y, efectivamente, la poción se restauró. Felicidades, se ganó un Extraordinario.

La sonrisa de Alice se hizo mucho más grande.

— Muchas gracias. Quería dar mi mayor esfuerzo para demostrarte que si me estoy tomando enserio mis deberes extra.

— Y se nota. Fuiste la única del año en conseguir un Extraordinario. Por lo que, diez puntos para Slytherin. — hizo una pausa y le entregó el pergamino. — Por cierto, los demás profesores también están impresionados. Me comentaron que todos sus trabajos fueron hechos a la perfección. Que incluso ganó puntos extra por agregar puntos de vista de diferentes autores. Si continúas de esta manera, lograrás conseguir puros Extraordinarios.

— Esa es mi meta. — guardó el pergamino. — A la hora de Defensa Contra las Artes Oscuras, ¿vendré aquí o nos veremos en su despacho?

— La primer hora la usaremos para practicar hechizos. La segunda será pura teoría.

— Perfecto. En ese caso nos vemos más tarde. Adiós y muchas gracias. — se despidió y caminó rápidamente al Gran Comedor.

Se sentía realmente feliz, le gustaba saber que todos sus esfuerzos eran bien recompensados. La hacía sentir completa. Al ingresar al Gran Comedor, notó que Draco estaba hablando de algo con Crabbe y Goyle. Mientras que Pansy y su sequito lo veían como idiotizadas. Alice hizo una mueca y decidió sentarse con Fred y George, al menos ellos la harían reír un poco. Camino hacia la mesa de Gryffindor y comenzó a buscarlos con la mirada. Estaba a punto de rendirse cuando sintió que una persona la cargaba al estilo princesa.