Dos caminos, un mismo destino.

Capítulo Sesentaicinco. - Un San Valentín agridulce.

Primero que nada me gustaría disculparme por desaparecerme. Sin embargo, me encontraba completamente en blanco y cuando finalmente logre volver a escribir me llene de trabajos pendientes. Aún así quiero aclarar que esta historia NO se va a abandonar ya que planeo terminarla. Espero disfruten de este capítulo que ya se acerca lo bueno.  

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Ya era San Valentín, y Alice no podía estar más nerviosa. El día anterior Draco se había encargado de dejarle una invitación para poder ir a almorzar en la zona "exclusiva" de la tienda de té de Madame Tudipié. Alice no pudo evitar reír y negar con la cabeza al ver como Draco le explicaba lo que consistía el área exclusiva. El servicio era el mismo, sin embargo, la calidad de los postres y del té eran superiores a los del piso inferior, sin contar que el costó era mayor.

— ¿Estás lista? — preguntó Draco mientras tomaba la mano de Alice y besaba su dorso.

Alice solo pudo sonreír. Miró con detalle el atuendo de su cita, notando que llevaba un atuendo de colores fríos y neutros, el cual consistía en una camisa ajustada color verde esmeralda y unos pantalones negros.

— Más que lista. Especialmente ahora que notó que te esmeraste en la vestimenta.

Ambos rieron. Se miraron a los ojos y Draco no pudo evitar acercarse a su novia y besar su mejilla.

— Mira quien habla, tú luces simplemente hermosa. Algo que realmente creía que era imposible.

— Oh, calla. Los halagos no te ayudarán. — agregó sonrojada. Acomodando su atuendo en un intento de calmar sus latidos.

Su atuendo consistía en un vestido manga larga de terciopelo color plateado, con unas medias gruesas y botines negros.

— Como ordenes, princesa. — respondió Draco antes de ofrecer su brazo.

Alice solo pudo sonreír mientras entrelazaba sus brazos y ambos comenzaban a caminar hacia donde tendría lugar su cita.

No tardaron mucho en llegar, y mucho menos en conseguir mesa una vez que Draco dijo su nombre. Él en verdad no mentía cuando le había comentado a Alice que se había hecho cargo de todos los detalles. La mesa se encontraba en un lugar apartado, todo para poder evitar cualquier tipo de miradas indiscretas o molestas interrupciones.

La primera hora estando allí no hicieron mucho, simplemente disfrutaban del ambiente romántico y de la compañía del otro. A Alice le gustaba sentir que podía hablar con Draco sin necesidad de palabras; solo miradas y leves roces de manos. Una vez que ya ambos habían ordenado y recibido su respectivo té y postre comenzó el intercambio de regalos.

— Ten, espero que te guste. — dijo Draco luciendo confiado. Aunque Alice lograba notar que se encontraba nervioso.

— Gracias. Apuesto a que sería maravilloso.

Retiro el lentamente el listón rojo del paquete blanco. Al abrirlo completamente sonrió con nostalgia al ver la fotografía que Draco le había obsequiado.

— No sabía que había una fotografía. — dijo en voz baja mientras acariciaba con cariño el marco.

La fotografía era sobre el momento exacto en el que ambos se habían besado aquella vez que Draco le confeso sus sentimientos siendo su "admirador secreto".

— Contrate a un chico de Gryffindor. Es bastante molesto y le pague una gran cantidad para que me entregara el original y para que no abriera su boca y le contara a nadie.