Cita

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El anciano estaba apaciblemente sentado en la banca del jardín.

Poco tiempo después, una mujer muy bella se sentó a su lado y le entregó una flor blanca.

Estaba esperando que vinieras por mí.

—¿Ya es hora de irnos? —dijo él.

—No he venido por ti —respondió la mujer. Aún falta para nuestra cita.

—Entonces qué haces aquí?

—Cortesía... —dijo ella. En estos tiempos ya nadie es amable.

De pronto, sonó el teléfono que el anciano guardaba en su bolsillo. Le avisaban que su sobrina había fallecido.

—Es por ella por quien viniste?

La hermosa mujer se había ido.

Relatos Escalofriantes Where stories live. Discover now