Prometo Amarte [✓] [EN FÍSICO]

Me quedaré

En el transcurso de los días, por más que traté, no podía dejar de pensar en lo que sucedió con Bayron. En la casa las cosas han estado color de hormigas con la estadía de mis tíos y esa actitud tan hostil que asumen con nosotras aquí. 

He querido centrarme en mis estudios, pero considero que mi mamá se pasó de la raya con él. Aparte de eso, aún guardo la carta de mi abuelo y la leo todos los días. Me siento entre la espada y la pared. Lo único que sin duda alguna debo hacer, es disculparme con él, ya que mi mamá no lo hará. 

De corazón me gustaría pedirle disculpas por la actitud que mi madre asumió el otro día, pero no me atrevo a visitarlo. Pensé encontrar su número de teléfono en el despacho de mi abuelo, pero lo único que había era su dirección física anotada en una vieja libreta. 

—No sé si pueda o deba, Adela. Estoy muy nerviosa. ¿Qué pensará si me ve llegar a su casa sin avisar? Independientemente de la situación, no es como que seamos cercanos o haya la suficiente confianza como para tomarme ese atrevimiento. La primera vez que hablamos fue ese día. 

—Tranquila. Solamente irás y le dirás lo que sientes. Has estado dándole vueltas al asunto y eso al final te está cargando más a ti qué probablemente a él. Es más, tal vez ya lo olvidó. 

—¿Cómo se podría olvidar algo así? Estoy segura que debe enfrentarse a diario a esto y me irrita que la gente sea tan mala y cruel.

—¿Piensas cumplir con la última voluntad de tu abuelo? 

—No en su totalidad. Lo único que podría ofrecerle es mi más sincera amistad. Sería muy hipócrita de mi parte casarme con él a petición de alguien más. Un matrimonio es algo muy serio e importante, que solo se debe contraer con la persona que compartas un sólido y genuino sentimiento. 

No quiero ir con las manos vacías. Mi abuelo decía que la sinceridad no solo se muestra con palabras, por lo que tan pronto llegué de la universidad a la casa, decidí hornear algunos cupcakes. Hace tiempo no horneaba por falta de tiempo y la verdad es que disfruto de hacerlo de vez en cuando. 

Mi madre está trabajando y no sale hasta las siete de la noche, así que decidí venir a su casa, aunque planteo que será una visita fugaz. Mis manos estaban sudando y mis piernas temblando. No sé por qué estoy tan nerviosa. 

Toqué la puerta tímidamente, la cual abrió en solo un instante y me lo topé de frente. Lo primero que me dio la bienvenida fue su agradable perfume. La máscara cubría su rostro, ¿es que acaso estando en la casa también la usa? Debe ser incómodo y caluroso.

Estaba vestido en ropa casual, con un pantalón negro más arriba de la rodilla y una camisa blanca la cual dejaba al descubierto sus brazos y parte de sus pectorales. No es delgado, es algo poco robusto. Con la ropa que siempre lo he visto, era imposible imaginar que debajo de ella se ocultaba alguien con un cuerpo así y con tantos tatuajes en los brazos. 

Detrás suyo, el interior de su casa se veía muy oscuro, solitario y deprimente. No es difícil darse cuenta que vive solo. Ahora entiendo un poco sobre lo que decía el abuelo. 

—Hola.

—Hola, Buenas tardes. Debe estarse preguntando el motivo por el que estoy tocando su puerta, bueno, ya no la estoy tocando — sonreí al escucharme a mí misma hablando más de la cuenta y luciendo como una tonta—. El caso es que el propósito de mi visita es para pedirle disculpas por lo que ocurrió el otro día con mi mamá. Ella no es así, se lo juro, no sé por qué se comportó de esa manera tan despectiva. 

—No tiene que disculparse por eso. Todo está bien. 

—Le he traído unos cupcakes glaseados. No sé si le gusten, pero espero que sí. 

—¿Gustas pasar? 

—¿Pasar? No quisiera invadir su espacio. 

—No lo estás invadiendo, créeme. Puedo preparar un café o quizás un té si gustas, y así me acompaña a probarlos. Son muchos, y no creo poder comérmelos todos.

—Bueno, si no le molesta, está bien, me quedaré. 

Aunque el hecho de saber que iba a estar solas con un hombre que apenas conozco me pone muy nerviosa.