Enfado

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Las cosas parecían ir en paz, al menos por parte de mi madre, pero mi tía apareció de la nada, y no hay que ser demasiado inteligente para darse cuenta de que algo se traía entre manos. Estuve atenta a todo lo que hacía, por si acaso intentaba lucirse frente a Bayron. Luego de la forma en que le hablé en la mañana, debe sentirse bien ardida.

Se detuvo al lado de mi madre y de Bayron en la mesa, y mis ojos se posaron sobre ella, como si se tratara de una plaga por exterminar.

—Tú debes ser el novio de mi sobrina, ¿no es así? No te hacía tan mayor. Ay, sobrina, es de mala educación no presentarme a tu novio. Soy parte de la familia y ni enterada de que tenías un romance con alguien. ¿Por qué tanto misterio?

—Lo que considero una falta de educación y respeto es que nos interrumpas mientras estamos en la mesa. Es nuestro espacio, así que piérdete — comenté, intentando lo más que podía disimular el evidente disgusto.

—¡Provecho!

Se fue al área de la cocina y, cuando creí que se mantendría lejos y no buscaría la manera de cucarme más la lengua, se unió a la mesa a cenar con nosotros. Estoy intentando morderme la lengua, juro que me estoy esforzando demasiado en no arruinar el momento e incomodar a Bayron, pero el solo hecho de verla y oírla masticar como un cerdo, hacer gestos y expresiones de repugnancia cada vez que lo miraba, me tenía el pulso y la presión por las nubes.

—Tú eras ese hombre que llegó con una máscara al sepelio de mi padre, ¿cierto?

Bayron la miró, y solo asintió con la cabeza.

—¿También es mudo? — su pregunta iba dirigida a mí.

Mi mamá carraspeó, tomando del vaso de agua.

—Solo habla con personas — dije, con evidente sarcasmo.

—Jamás imaginé que detrás de esa máscara se estuviera escondiendo un hombre tan… — su pausa me obligó a mirarla fijamente, esperando saber cuál sería la palabra que usaría a continuación—. Particular. 

Bayron me tomó la mano por debajo de la mesa y la llevó hacia su muslo, estoy casi segura que fue con la intención de calmarme, pues cada vez se me hacía más difícil disimular la molestia.

—¿Ya no la usas?

—No. No hay necesidad de que lo haga. Me gusta presumir ante la gente el novio maravilloso y bello que tengo — respondí, antes de que él lo hiciera.

—Lo olvidé; el amor es ciego.

—¡Basta, Laura! Te prohíbo que vuelvas a hacer comentarios despectivos hacia mi yerno. Si no sabes cómo comportarte delante de la gente, será mejor que abandones la mesa y subas a tu habitación. No nos dañes la tarde, por favor— mi mamá intervino, y realmente me sorprendió mucho la manera en que se refirió a Bayron.

—Estoy diciendo la verdad. ¿Por que todos actúan de lo más normal? Este caballero aquí presente debería ser más cuidadoso y tener más sentido común. ¿Quién puede comer tranquilamente teniendo una vista tan desagradable al frente?

Me levanté rudamente de la silla, mi paciencia la había colmado por completo. La alcancé, obligándola a levantar por el tirón que le di a su brazo.

—Cálmate, Abril. Todo está bien — Byron quiso intervenir, pero ahora mismo solo me importaba ponerla en su sitio.

La saqué de la casa dándole un empujón hacia el portón de la entrada.

—¿Deseas lucirte? ¡Yo también sé lucirme, vieja atrevida!

En su expresión pude notar preocupación, sorpresa y temor.

—De hoy en adelante, tienes prohibido poner un pie en esta casa.

—¿Y tú quién te crees que eres? Esta casa también me pertenece.

—¿Según quién? Que yo recuerde, mi abuelo dejó esta propiedad a nombre mío y de mi madre, tu y mi tío no están por ninguna parte. Debería darles vergüenza. No venían a visitarlo en vida, y después de que falleció vinieron como cucarachas para ver qué había dejado para ustedes. Pero ¿adivina qué? No les dejó nada, porque mi abuelo sabía lo interesados, arrastrados e hipócritas que son.

—Ya veremos.

—¡Lárgate de mi casa!

—No me voy sin mis cosas.

—Pues quédate esperando por ellas. Con mucho gusto te las traeré.

Le cerré la puerta, subiendo a toda prisa a su recamara, toda su ropa y pertenencias las arrojé por la ventana, una detrás de la otra.

—Ahí tienes todos tus trapos— me asomé, solo para ver su expresión al darse cuenta de que todas sus cosas estaban regadas—. Ahora lárgate, antes de que llame a la policía y te demande por invasión a una propiedad privada — cerré la ventana, dejando escapar un fuerte suspiro.

—Hija, ¿te encuentras bien?

—Esta fue la última gota que derramó el vaso. Son tus hermanos y sé que los quieres mucho, pero no los quiero en esta casa más, mamá. Si les permites quedarse, seré yo quien se vaya.

—No digas esas cosas, mi niña.

—¿Dónde está Byron?

—Está abajo.

Regresé con Bayron, me sentía muy mal por haber asumido esa actitud delante de él, pero no pude soportarlo más.

—Perdóname por comportarme de esa manera. Sé que debes sentirte muy incómodo y… — mis palabras se vieron interrumpidas por su carcajada—. ¿De qué te ríes?

—Desde hoy te prometo que jamás te haré enojar — volvió a reírse, tapando la mitad de su rostro.

No voy a mentir, me sorprendió su reacción. Aunque, a la misma vez, me pareció muy tierno verlo reír de esa forma.

Prometo Amarte [✓] [EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora