Capítulo Nueve.

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Dicen que todos los chicos buenos van al cielo
Pero los chicos malos te traen el cielo

Su mirada se encontraba clavada en algún punto de los edificios altos que se apreciaban a lo lejos y en su mano un cigarrillo se consumía con lentitud, desintegrándose poco a poco mientras los restos se los llevaba la brisa fresca y es que llevaba un largo rato en el balcón de la habitación. El chico de cabello blanco tenía mucho poder sobre ese sector de la ciudad, ya no le sorprendían en lo absoluto las cosas que podían ocurrir y era simplemente incierto que mañana estuviera vivo en un mundo criminal como este. Por eso mismo había decidido terminar con su propia vida, lo había intentado numerosas veces, pero siempre su plan se veía frustrado y la última vez que lo quiso intentar, apareció nada más ni nada menos que Takemichi Hanagaki.

Antes de volver a verlo, su vida había cambiado radicalmente. Tenía todo el dinero que se pudiera imaginar gracias a la inigualable habilidad de Kokonui, Bonten era la organización más estable económicamente y la envidia de las demás. En términos de negocios relacionados a la prostitución estaban encargados los hermanos Haitani y también, en cuanto a drogas, castigos y fusilamiento, Sanzu y Kakucho. Tenía buenos asesores como Takeomi y Kanji, que hacían que sus "jugadas" fueran todo un éxito y existía extrema crueldad con los intrusos y espías. Todo sonaba bajo control, ¿no?

No exactamente, ya que no podía controlar sus pensamientos e impulsos y en efecto, lo guiaron hasta la locura. No pensaba con claridad y las decisiones que tomaba de no ser por los demás integrantes jamás hubiera llegado hasta donde está.

Eventualmente se volvería a encontrar con Takemichi, pero jamás pudo prever que sería antes de casarse... Aunque siempre lo supo. Por más que intentara, él jamás correspondería el sentimiento de igual manera ni mucho menos lo comprendería, Mikey amaba casi de manera enfermiza, no suena bien pero así era. Habían siempre informantes cercanos al de cabello negro y es que tan pronto como regresó del pasado ya sabía, también se enteró de donde estaba en ese mismo momento y se sintió asustado cuando a sus oídos llegó el rumor de que lo estaba buscando. Él también lo había hecho pero desistió.

Se quedaría para siempre con Hanagaki y si no podía tenerlo de buena manera, tendría que recurrir a lo que sus pensamientos le indicaban, aunque no los escuchaba cuando de su chico se trataba.

Por esto mismo, dos personas corrieron con las consecuencias. Ya no serían una molestia, un dolor más de cabeza, una jaqueca y agradecía aquello, agradecía tener un perro tan fiel como Sanzu para poder permitirse cumplir con sus caprichos.

Honestamente, su corazón ya no resistiría una pérdida más -si ese fuera el caso de Takemichi-, así que si con sus propias manos no se deshacía de su persona, no dejaría que nadie más lo hiciera porque estuvo esperando años para encontrarlo al fin. Y si era necesario aniquilar a todos los que querían separarlo del chico de ojos azules, pues ahí los esperaba.

Mikey estaba muy mal y quizás, solo tal vez, era demasiado tarde para hacer algo. Todas las personas que apreciaba se iban, ya sea que abandonaban este mundo o porque él así lo había querido. No quería seguir lastimando, dentro de su consciencia había un lugar que le indicaba que eso es lo que hacía y que nadie debía acercarse demasiado porque era un peligro, a lo largo de los años lo había demostrado con claridad. Había matado indiscriminadamente y ojalá las personas que quería siempre hubieran estado con él... Baji hace tiempo lo habría golpeado, Emma lo seguiría abrazando al llegar a casa con una sonrisa y Shinichiro probablemente jamás habría soltado su mano al cruzar la calle.

Sin embargo, ahora Takemichi había decidido permanecer a su lado y era riesgoso porque creía todavía que se encontraba frente a la misma persona que había dejado hace 12 años.

B A D • Mikey x Takemichi.Where stories live. Discover now