-La historia de como llegue a convertirme en cazador es un poco confusa -relata el prota.
Aclaraciones: No soy dueño de Rwby, sus respectivos derechos a sus respectivos creadores.
Este es un fanfic sin animo de lucro.
El grupo de amigos se abrieron paso por la ciudad y se fueron acercando a los muelles, por donde podían presenciar la decoración para el próximo "Festival Vytal".
—Son la casualidad más bonita que llego a mi vida —susurro Blake mientras abrasaba sus nuevos libros.
—¿Por qué le estás hablando a los libros? —le pregunta Ruby.
—Cállate, arruinas la magia del momento.
—Ya me dio curiosidad, Blake, ¿es interesante? —pregunto Weiss con claro interés— ¿De qué trata tu libro?
«Weiss, no te vayas por esos caminos, no te lo recomiendo», pensó Niebieski con la mirada gacha, sabiendo de la futura muerte de un buen soldado.
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En eso, a Niebieski, para cambiar el tema de conversación, decide interrumpirlas diciendo:
—¿Qué opinan del Festival Vytal? —aunque después de esto se arrepentiría de haber escupido cada una de estas palabras ya que recibió un inesperado golpe directo a la cara que no pudo evadir a tiempo.
—Como decía, la violencia es innecesaria, yo derroto a mis enemigos con la elocuencia y el poder de mis palabras —dice una calmada y orgullosa Weiss.
—¿Y el golpe que me diste? —Niebieski reniega para gracia de las chicas.
—Es que no me dejabas hablar —refuto Weiss—, y respondiendo a tu pregunta, ¡Es un festival dedicado a las culturas del mundo! ¡Habrá bailes, cabalgatas, desfiles y un torneo! ¡Oh, la cantidad de planificación y organización que se le dedica a este evento es simplemente impresionante! —sonreía mientras deba una apasionante explicación.
Niebieski suspiro.
«Para que le pregunte», quiso retractarse, pero no pudo.
—Tú te la buscaste —le susurro Yang a Niebieski.
—Creo que nunca te había visto sonreír tanto, Weiss —habla Ruby—. Me da un poco de miedo...
—De verdad sabes cómo coger algo bueno y hacerlo sonar aburrido —le reprocha Yang, cruzada de brazos, obviamente.
—Calladita —con el ceño fruncido se lo dice a Yang.
Todos se detienen en una baranda que impedía que algún idiota callera accidentalmente al mar; estaban en los muelles, el olor salado del mar y el de los peses estaba impregnado en el aire que circulaba.
—¿Vuelve a recordarme porque llegamos a los estúpidos muelles en primer lugar? —Yang les dice a las chicas.
—No lo sé, yo seguía a Nie.
Todas miran a Niebieski, y para su defensa:
—Yo igual la seguía a ustedes —responde con las manos en alto, defendiendo sus derechos.
