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Al entrar vi al enmascarado negro sentado en el sofá a espaldas de mí sin darse cuenta de mi presencia.

Y entonces una idea poco coherente pero desesperada se me vino a la mente.
Traigo un arma...Yo...Yo…¿Qué debería hacer?¿Puedo arriesgarme a morir en sus manos o puedo matarlo con las mías propias antes de que pase?
¿Qué está mal y qué está bien?
Quiero vivir, no quiero dejar a Jun-ho, pero¿vale como para mancharse de sangre? Igualmente solo mi vida está en peligro y no diré nada sobre Jun-ho aunque me torturen hasta morir.

 ¿Soy demasiado cruel y egoísta?¿Tengo el valor de volverme una asesina?¿Lo tengo aún cuando al mismo enmascarado le juré jamás matar? No lo sé, todas las promesas nunca se cumplen y en primer lugar ya rompí la de confianza y la de entregar al oficial. ¿Debería acabar ya con esto?La carga de la culpa será parte del castigo a cambio se vivir y la merezco.
¿Qué hago?

Di un paso hacia él muy silenciosa y apreté la pistola en mi bolsillo.

 Tengo que vivir, no puedo perder ahora, no cuando tengo algo que quiero proteger por primera vez en toda mi mísera vida. 

Apunté el arma hacia su cabeza y mordí mis labios con tanta fuerza que los hice sangrar solo por evitar sollozar. 

¿Lo vas a hacer Ha-na?¿Lo harás?¿No prometiste mejorar como persona al salir de aquí?Esto te hará un monstruo y jamás podrás avanzar, ¿como vas a mirar al oficial Hwang siendo un policía y tu una asesina?¿Lo harás?
Pero debo vivir…
¿Pero lo vale para vivir al final en la misma miseria?
Pero tengo que hacer un sacrificio para vivir, nada es gratis.
¿Y crees que eso te hará menos culpable? El oficial pudo haber dicho que no te culpará pero no puedes escapar del karma que te llegará. Mejor muere estando limpia y no como naciste, como una huérfana maldecida.

Tragué duro y dejé caer dos lágrimas escurridizas de ambos ojos. 
Lo siento Jun-ho, no puedo.

_ ¿Me llamó señor?_ hablé ya habiendo guardado el arma y forzando una expresión relajada.
El enmascarado se levantó y me dio una bonita sonrisa que no le correspondí.

_ Oh, Ha-na. Si, siéntate._ pidió y obedecí sin más.
Él volvió a sentarse esta vez a mi lado y se me quedó viendo unos largos segundos donde me ahogaba en emociones que buscaban rebasar mi ser en llanto.

_ ¿Te sientes bien?Te ves muy pálida._ notó y asentí sin poder decir nada.

_ ¿Para que me ha llamado?_ quise cortar todo de una vez.
Se acomodó volviendo a sonreír  y señaló la mesita frente a nosotros. Allí había una caja negra mediana con un moño grande a juego.

_ ¿Qué es?_ inquirí confusa.

_ Abrelo, es para ti._ indicó animándome con su mentón.
Fruncí el ceño y aferré mis manos al sofá negándome a tomarlo.

_ ¿Qué?¿Por qué? No, yo..._ 

_ Solo abrelo Ha-na._ me ordenó y no tuve más opción.
Tomé la caja poniéndola sobre mi regazo y la abrí con sumo cuidado.
Viendo en el interior me encontré con una prenda negra que al sacarla note que era un precioso vestido negro de mangas por debajo de los hombros con hilos dorados en el pecho y cintura. Era más que precioso, era un vestido de princesa.

Arrugue aún más mi rostro y sentí mi corazón crujir. ¿Por qué?¿Qué es esto?
No tenía palabras para preguntar o hacer algún sonido, estaba congelada en un remolino de emociones.

_ ¿Te gusta?Lo elegí personalmente para ti. La ocasión lo requiere, hoy vienen unos invitados muy importantes y se hace una pequeña celebración a la que quiero que me acompañes._ explicó y lo miré extrañada.

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