Capitulo 17

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Era un oso de otras tierras, no supe como vine a parar aquí, pero lo cierto era que les di mi esfuerzo, tenían una gran deuda de sudor y lagrimas conmigo, la sangre la tenia con mis enemigos, todos estos animales que me atormentaban con ideas, y ninguna de ellas era buena.

Pero todos me decían que de verdad estaría bien, no les dije nada de estos a mis amigos o a los que me cuidaban como a todos los demás huérfanos, era el mayor de todos y debía asumir cuidado de ellos como de mi, pero la verdad estaba del todo menos bien.

Todas la noche mi propio espíritu salía de mi cuerpo a gritar y llorar, por eso siempre daba una sonrisa y estaba bien, pero estaba sufriendo. Todos los dia sufría hasta que llegó él.

Un oso dorado llegó y lo vi, recordaba que siempre nos contaban historias de él, su espíritu su energía de héroe me impulsó a seguir a batallar aunque no lo conociera, y cuando él me vio, vio mis espadas, pero sé que también vio mis heridas.

Se acercó hacia mí de forma sincera, y cada vez me tomaba mas en cuenta con un grupo que no conocía pero también confiaban en mi, y yo me sentía culpable, pero cada tajo, cada batalla, cada grito de esfuerzo por salir vivos logre entender lo que era una familia, lo que necesitaba.

Nadie mas lo vio pero él se preocupó por mí, los niños me preguntaban y les contaba lo épico que era estar con él, les contaba nuevas historias de nuestas aventuras. Sus espadas hechas de flores y nubes, su gran sonrisa y su enorme corazón. Pero aun no dejaba de doler, y él lo sabía.

Me ayudaba a combatirlos, dominarlos, pero la vedad solo me quería salvar de caer tan bajo como él.

Cada espíritu era una lagrima menos, una hora mas de sueño, solo me quedaba él, y cuando Xian murió el trato de matarme, pero no me dejé luché por él, en este espacio negó donde todos ellos ya me rodeaban mostrándome cada vez que tuve que rendirme y como sería la vida de todos, una ilusión de felicidad, pero su recuerdo y sus palabras me lograron mostrar que.

—Cachorrito, nadie ha sido mejor amigo que tu, y todos aquí lo sabemos.

Con esas palabras grite y usando una técnica que siempre quise usar, ahora que estaba dentro de mi cabeza, tenia control de lo que quería aquí dentro. Lance un gran grito absorbiendo su poder, el poder que me pertenecía como dueño de sus espíritus. Salto y el tiempo parece detenerse, me muevo rápido entre sus espíritus y sin mas golpeo sus costados con mis espadas y a todos les recuerdo quien manda. Todos esos animales al volver se arrodillan ante mí, incluso ese sin pelo y que caminaba como nosotros, nuestro origen.

Con todos inclinados ante mi pude descansar, salí de ese sueño para entrar nuevamente en el mismo escenario pero ahora era yo el herido, los conocía tan bien para saber que eran ilusiones, pero eran tan reales los golpes, los zarpazos y la sangre saliendo de mi cuerpo.

—Ríndete

Repetían en susurros todos ellos, sus voces arañaban mis oídos, me hacían sangran aun mas. Pero cada vez que me arrodillaba me levantaba, en esos momentos todos aprovechaban para poder golpearme pero esta vez no me deje.

Todos sus ataques golpearon mis espadas y no mi cuerpo cuando sus cuerpos espirituales dejaron de moverse ahí ataque yo.

Un golpe al suelo para levantarlos y volver a usar ese movimiento y hacerlos arrodillar a todos y cada uno, a diferencia de la primera vez, esta me asegure de marcarlos con el sello de la familia que me adoptó, una garra de oso con una flor de cerezo en medio de ella.

—Ustedes me pertenecen.

—Si nuestro señor.

Repitieron todos al colocarle la marca a cada uno, todos ellos se quedaron ahí quieto y volví a parpadear regresando al bosque con un vista que no esperaba, Yonesaki y Kyle seguían encerrados, Haker luchaba contra Pang logrando igualar su poder, volteo a verme y con un resoplido entendí que no debía interferir, fui a ayudar a Max y Comando; ambos dragones lograron derrotar a la mayoría de los magos y liberarlos de las garras de Pang, pero faltaba uno solo, ese asqueroso toro que los estaba entreteniendo con múltiples ataques, ellos estaban cansados que me tocó ayudarlos esta vez.

El toro sonreía al verme adelantándome, empuñando mis espadas hago un corte al suelo, unas alas espirituales salen de mí y me permiten volar, una vez a su altura comienza la batalla. Sus ataques eran fácilmente mas fuertes que otros magos, pero había algo que no sabía, el águila lo ve todo.

Cada que lanzaba o preparaba uno de sus ataques movía un pie para la dirección, hago una maniobra y lo saco de equilibrio, su vuelo termina y al ver su vida en las hojas de mis espadas lo dejo caer simplemente se salva porque Max creo una gruesa capa de nueve y lo congeló en una cárcel.

—¿Por qué? Debes matarme, no quiero vivir mas.

—Yo tampoco, sin embargo tengo amigos que me han dado un propósito. Además tu sangre de toro dejaría horrible mis espadas —digo en tono de broma pateándole el estomago. —Pero eso te lo ganaste.

El toro escupió sangre y lo dejaron ahí, Max y Comando voltearon a ver a Haker luchando contra Pang aun, ambos tenían heridas que no podían regenerar, eso era bueno para ellos, pero no sería bueno si Pang lograba utilizar ese mismo movimiento. O le hacia una herida profunda a Haker.

—Kofu, se que debes estar exhausto pero necesitamos a uno de tus animales, se que deberías tener al humano. Al que camina en dos patas y no tiene pelaje.

—Está bien. Pero por favor sea rápidos.

Golpeo el suelo y doy un salto que rompe el suelo al tocarlo y una vez siento su poder comencé a sentirme mal, pero Max y Comando lograron sanarme rápido sin embargo deje de sentir ese poder.

—Sabemos que te ha estado atormentando, Yone nos dijo que te ayudáramos y esta es la única alternativa.

Volteo a verlos y en sus manos una llama azul estaba ahí tratando de salir, cuando la veo sonrío y la tomo.

—Gracias, pero yo me encargo ahora.

Con esa llama en mis manos la lanzo hacia Pang, poco a poco comienza a cubrirle todo su cuerpo y quemarlo Haker aprovecha eso para golpearlo en el estomago varias veces haciéndole heridas muy profundas pero sin embargo, eso no era suficiente.

—Golpe sanguinario. Replica.

Pang golpea a Haker y le hace las mismas heridas. Solo que Haker era un oso y pudo resistir algunas, sin embargo otras fueron igual de efectivas, los 3 veíamos esa batalla hasta que siento una mano en espalda darme unas palmadas algo cansado.

Volteo y no hay nadie, pero las sentí, quizá sea un efecto de lo que hice, pero no me arrepiento de hacerlo.

Un sonido pegajoso llama mi atención, como burbujas de caricaturas, volteo y lo busco, era Kyle quien había salido de esa burbuja de sangre, le ayudo a caminar y en ese momento solo me preocupe por alguien. Yonesaki.

Exilio de la flor de CerezoWhere stories live. Discover now