Medusa

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Estábamos en las cercanías a Esparta mientras el sol aún brillaba fuera de la cueva.

Recién hace un día y medio habíamos llegado a la cueva aunque el viaje pareció una eternidad.

Por dentro la cueva parecía haber sido modificada tanto que era igual a una casa.

La niña de 15 años estaba sentada mientras leía en voz alta.

- Todos los seres vivos tienen un alma, a excepción de los divinos, está alma puede manifestarse en poderes mágicos insuperables por los otros seres e incluso dioses - Explicaba poco a poco - Pero el uso constante del alma desgasta al ser vivo causando una muerte prematura, pero nosotros los vampiros somos la excepción al ser inmortales - Presumió inflando su nulo pecho - Por ejemplo, tu lo usaste siendo humano, por eso tu pelo cambio de color, son canas envejeciste 5 décadas en un solo ataque, tienes suerte que te haya convertido o hubieras muerto - Se burló.

- Tsk, el blanco es mi color de nacimiento - Me defendí.

Eso era real, madre me había dado a luz con poco pelo pero ya ahí era blanco como el mármol y mis ojos rojos como la sangre.

- Claro, y yo nací ayer - Dijo levemente molesta por mi negación - Como sea, está alma se puede manifestar en diferentes elementos naturales, dependiendo de que tan compatible sea tu alma con dicho elemento este será más fuerte - Continuo explicando.

De pronto el gruñir de mi estómago la callo.

Desvíe la mirada un poco avergozado.

- Ya te lo dije ¿no? - Pregunto suspirando - Puedes comerme siempre que quieras - Dijo a lo que me abalancé contra ella por encima de la mesa.

Ni siquiera podría pensar mientras mordía su cuello y tocaba superficialmente su cuerpo.

Aunque solía fijarme en que no tenía mucho relieve aún así me encantaba tocarla.

Ella me abrazó mientras mis colmillos succionaban su sangre.

Apenas sentí el estar satisfecho de su sangre me aleje un poco.

- ¿Puedo besarte? - Pregunté sonriendo mi corazón frenético.

Ella se río y me beso para luego ladear la cabeza.

- Tu… eres mío, ¿como te negarias un simple beso? - Pregunto con una sonrisa rara.

Sus labios volvieron a tocar los míos.

- Pero a cambio… hazte lo más fuerte que puedas - Pidió…, ¡No! Reclamo.

****

Me desperté en el bosque con el corazón acelerado.

- Oh, solo era ese sueño - Dije con la respiración agitada.

¿¡Sueño!? No, ese fue el inicio verdadero de mi pesadilla.

Me levanté del suelo y estire mis brazos y piernas para notar que aún era de noche y faltaban unas horas para el amanecer.

La luna brillan tan hermosa y siempre lo hará, no importa que haya sido hace 3000 años o ahora.

Me quedé allí parado viendo la luna mientras está bajaba hasta esconderse detrás del horizonte.

Suspire mientras miraba a mis compañeros dormir.

Annabeth. Si resumiera sus cualidades todo lo diría con Hija de Atenea, es un poco linda, es lista y siempre parece calmada.

Grover… realmente no lo conozco mucho y lo único que escuché de el hasta ahora son comentarios cómicos.

Resurrección en Percy Jackson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora