Capítulo VIII.

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Tsukune señalaba al pequeño Goku con la boca medio abierta totalmente asombrado.

-¿Qué pasa? -preguntó Kurumu confusa por la rara actitud del chico castaño.

-Oye, ¿estás bien? -preguntó Goku logrando librarse del abrazo de la succubus para acercarse al muchacho.

-Y...yo, s...sí, estoy bien, gra... gracias -habló el castaño regresando en sí.

-Eso me alegra, ¿y bien? ¿tú también quieres pelear? -preguntó Goku con las manos en las cinturas exaltando a todos los presentes.

-¿Otra vez Goku? -preguntó Kurumu con un pequeño tic en sus ojos bastante irritada por la ausencia de la calidez producida por el joven saiyan entre sus brazos.

Debía prepararse mentalmente para su labor como esposa ya que, al parecer, tendría muchos de estos inconvenientes debido a su "prometido" a futuro.

-¡No! Nada de eso, no busco pelea -aseguró el castaño Aono agitando sus manos causando de inmediato el desinterés de Goku.

-Oh, ya veo, pero también eres un luchador, ¿no? -preguntó el pelipuntas rascando su nuca recordando que anteriormente lo vio en ese lugar llamado club, donde se peleaba según el pequeño.

-Sí, algo así, pero tú... no creo poder darte pelea Goku-san -respondió Tsukune con nervios rascando su mejilla.

Sabía más sobras de las ridículas habilidades del joven debido a su maestro, ya que lamentablemente nunca tuvo la oportunidad de ir a verlo a alguno de los Budokai Tenkaichi.

-Jejeje, para saber eso deberíamos pelear, al menos eso pienso, mi maestro me enseñó a analizar primero las habilidades de mis contrincantes -explicó Goku sonriente al recordar al viejo pervertido que vive en un playa.

-Tu maestro, ¿no será el legendario Kame Sennin, Roshi? -preguntó Tsukune acercándose rápidamente a Goku con una gran sonrisa olvidando por un momento sus nervios.

Y cómo no hacerlo, aquel anciano era un ser legendario, reconocido mundialmente como el Dios de las artes marciales. De los últimos alumnos del gran Mutaito, aquel que encerró al demonio Piccolo Daimaō cuyas hazañas eran catastróficas en épocas antiguas.

-¡Sí, así es! -respondió Goku alegremente al recordar al hombre que veía como un segundo abuelo.

Aunque debido a su inocencia no se formuló la pregunta de cómo el chico conocía a aquel maestro.

-Y...ya veo, increíble -murmuró Tsukune algo perdido en sus pensamientos mientras los demás lo miraban extrañados.

En especial las chicas, quienes pensaban que el joven eta bastante extraño, aunque de alguna forma les cayó bien al ver como trataba al pequeño Goku.

-Qué chico más extraño -murmuró Kurumu al oído de Moka, quien se exaltó levemente asintiendo un par de veces.

"Grrr"

Un pequeño gruñido sonó en la sona llamando la atención de todos.

-¡Esa pelea me dio hambre! -exclamó Goku sonriente mirando a Moka y Kurumu- ¿No tendrán algo que comer chicas? -preguntó el saiyan riendo, aunque abruptamente fue jalado.

-Jujuju, te sorprenderías pequeñín -habló Kurumu con un pequeño sonrojo en sus mejillas tomando nuevamente a Goku entre sus brazos, aunque no fue del todo bueno para el pequeño como muchos pensarían.

"¡Hhmm!"

Goku alertó a Moka.

-¡Kurumu-san lo asfixias! -exclamó Moka con un leve tinte sobre sus mejillas jalando el brazo de Goku para ayudarlo.

Warrior + Vampire.Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin