❌IMPURE DESIRE❌

(Not) Rude (2)

¦Complemento serie Rude~¦
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La dulce canción de cuna hacía eco por toda la inmensa habitación.

Algo ahora común dentro del palacio, pues era la hora en la que Jiang Cheng pedía ir al salón de té para poder pasar un rato tranquilo con su preciado encargo. Habían pasado al menos un par de meses desde que su rutina se vio modificada por esa criatura que dormía dentro del cascarón.

El huevo, a pesar de no estar ni cerca de eclosionar, requería atenciones y cuidados similares a las de un niño.
Pues en las mañanas había que "despertarlo" frotando delicadamente la parte superior del cascarón, después de eso había que "alimentarlo" dándole largos baños de sol, una vez lleno alguien se encargaba de "jugar" con él hasta que llegara la "hora del baño" donde los sirvientes limpiaban el cascarón con paños tibios; y finalmente llegaba la hora de dormir, cosa que Jiang Cheng llevaba a cabo religiosamente, para alivio de todos. Pues curiosamente el pequeño ahora reconocía su calor y era una tarea imposible el dormirlo sin la presencia del joven.

Técnicamente no tenía más tareas que esas, dormirlo y dormir con él, atendiendo las "necesidades" del padre en sus horas libres; sin embargo, el niño se volvía caprichoso a medida que crecía, pateando su cascarón con más frecuencia en una protesta por la compañía de lo que él asimilaba como su "madre".

— ¿Qué haré contigo, hum? Padre e hijo son iguales, a este paso tendré que partirme en dos para poder encargarme de ustedes—.

Lo único que recibió como respuesta fue una patadita cerca de sus manos.

— ¿Te molesta que hable de él? Bueno, Lan Xichen tampoco se ve especialmente emocionado por ti, tal vez... ¿Un embarazo no deseado? —.

Sacudió de su mente esos pensamientos innecesarios, realmente a él no debía importarle los conflictos familiares del dragón, pero, al pasar tanto tiempo con el pequeño, sin quererlo comenzaba a encariñarse, y la idea de que el niño naciera bajo esa mirada fría y desinteresada del mayor le angustiaba.

El día era uno de los más lluviosos que le habían tocado presenciar desde que llegó, algo completamente inusual.

— Has crecido tanto, me pregunto a quién te parecerás más, no conozco a tu madre pero... Seguro debe ser una mujer hermosa, no habría manera de que no lo fuera—.

En un estruendo ensordecedor, el cielo se iluminó de radiante dorado y la tierra retumbó con furia y poder.
Aquel trueno dejó al mundo sumergido en una complicada calma difícil de describir.

Parecía que el tiempo se había detenido, no había ningún otro sonido más que el de las gotas de lluvia golpeándose contra el suelo.

Jiang Cheng abría lentamente los ojos recuperándose de tal sacudida.

— ¿Qué fue eso? —. Murmuró.

Inmediatamente, su vista desesperada se dirigió a su regazo, sintiendo como la sangre se iba de su cuerpo al no ver al gran huevo.
Se levantó más rápido que el rayo mismo, buscó por todos lados con el sudor frío transpirando por sus poros, volteó todo lo que se puso en su camino sin ninguna señal de nada.

— ¡Mierda! —. Estaba a punto de salir cuando una presencia tras de sí llamó su atención.

— ¿Ésto ésto lo que buscas? —.

Al darse la vuelta, una mirada tan ardiente como las llamas del infierno lo recibió de frente, al observar mejor, la figura femenina perfectamente torneada y de abundante cabellera del color de los rayos del sol se hizo presente.